En 2013 sorprendían con un disco de debut que los ponía a la cabeza de lo más original que se estaba haciendo en la música underground del país. Su mezcla de blues, música caribeña y los sonidos que nacían de instrumentos creados por ellos mismos convirtieron al elepé, de título homónimo, en una de las sorpresas del año. Ahora, tras recorrer un buen número de festivales y patearse un montón de escenarios, regresan con Fania Helvete.
Detecto este disco como más oscuro, más cercano al metal ¿estáis de acuerdo?
Más cercano a formas de expresión musicales viscerales, sin etiquetas. No se trata de acercarse a ningún género musical en concreto sino más bien a un modo de entender las posibilidades de hacer música. La gente asocia automáticamente cualquier forma de expresión musical extrema actual al metal y, ciertamente, esto es bastante simplista.
¿Qué os ha llevado a oscurecer tanto vuestra propuesta?
Nada en particular, mera experimentación, curiosidad y sinceridad. Cierto es que siempre hemos estado muy cerca de ciertas cuestiones esotéricas y ocultistas. A Raúl, para este disco, le dio por estudiar el idioma enoquiano, por ejemplo. Hay una canción cantada en esta lengua. Aunque paradójicamente, gente cercana al grupo y nosotros mismos no vemos este disco como algo precisamente oscuro, sino más bien como algo extrañamente infantil, como el mal visto por los ojos de un niño pequeño, como un diablo pintado con ceras de colores en un aulario de primaria.
En el primer disco había más referencias (al menos más evidentes) a músicas latinas ¿qué ha sido de ella?
Pues incluso hay más, si hay alguien que conozca un poquito la música tradicional de Puerto Rico se dará cuenta de ello. Digamos que un cincuenta por ciento de lo que se escucha en este disco bebe de esa tradición, de viejas grabaciones de campo, de una forma muy popular de sentir y hacer la música.. Pero volvemos una vez más a lo que tú dices, lo evidente, el pensar que lo latino, y más aún “lo latino” asociado al rock se mueve en unas lindes y parámetros muy determinados y acotados. Hay mucho más por descubrir e investigar en este terreno que lo que, por ejemplo, ahora está tan de moda entre “el rockerio” : la cumbia. Resulta que ahora a todo el mundo le gusta la cumbia, mezcla bien con todo, es muy moderna, digamos.
Os he leído decir que detestáis los grupos que hacen el mismo disco una y otra vez ¿no os hace eso difíciles de ubicar para el público?
¿Es necesario ponérselo fácil al público para que te ubiquen? Podríamos dejarnos las barbas muy largas, disfrazarnos de americanos, creernos nosotros mismos que hemos nacido en el Bayou, siendo de la huerta de Murcia, en definitiva, ponérselo fácil al público, pero no sería sincero, no se llevaría la música más allá, sería un aburrimiento y nos engañaríamos a nosotros mismos y a quien en realidad le interesa la música y no las tendencias.
También os he leído decir que estáis entre el Captain Beefheart y Pantera. Complicado ¿no? ¿Qué tenéis de cada uno?
O entre Ornette Coleman y la cuadrilla de ánimas de Patiño o la campana de Auroros de Santa Cruz en Murcia. La curiosidad, la experimentación, la tradición y la visceralidad, eso es lo que nos gustaría tener de todos ellos y en ello es que trabajamos.
Explicadme el origen de ese título misterioso: Fania Helvete.
No hay mucho secreto en ello, un buen melómano, que se mueva sin prejuicios en varios campos, sabrá que son dos sellos musicales históricos aparentemente contrapuestos. Fania es el sello que exportó y popularizó la salsa en todo el mudo y Helvete fue el sello que desde una tiendecita de discos en Oslo exportó el Black metal al resto del planeta. Como digo, dos géneros aparentemente contrapuestos, pero que para nosotros tiene todo el sentido del mundo hermanar. Eso es este disco.
¿Me explicáis que hicisteis después de editar vuestro primer disco? ¿Cómo fueron las presentaciones?
Tocar, tocar y más tocar, conocer a gente cojonuda por todo el país, experimentar, seguir tocando, seguir conociendo buena gente y experimentando más aún.
¿Seguís contando como en el primer disco con instrumentos creados por Raúl?
Por supuesto. Para nosotros este proyecto sin nuevas sonoridades no tendría sentido, Raúl siempre anda fabricando nuevos cacharros, donde tú escuchas metal en este disco por ejemplo, has de saber que es “metal” tocado con instrumentos de fabricación casera, la mayor parte del tiempo estás escuchando palos con alambres, latas y hojas de sierra que vibran.
Seguís como dúo ¿os habéis planteado cambiar/ampliar la formación?
Ciertamente, no. A veces hay colaboraciones puntuales, pero de momento no nos planteamos sumar otro elemento a esta “ensalada de tornillos”.
Os sentís más consolidados como banda que cuando publicasteis vuestro primer disco?
Sí, es lógico, son muchos kilómetros, muchos bolos, muchas ciudades, muchos decibelios, mucho sudor y alguna lágrima que otra. Principalmente, lo que nos sentimos es más agradecidos y contentos con la gente que sigue este camino de experimentación musical sin prejuicios que es Crudo Pimento, muchas gracias.
Texto: Eduardo Izquierdo
Foto: Diego Montana