Este inquieto músico francés pone en marcha un nuevo proyecto que embelesa de principio a fin por sus mimbres introspectivos y referencias culturales. Todo un regalo. Conocido sobre todo por su trayectoria como cantante y compositor en el grupo Herman Dune, David Ivar debuta con Black Yaya, disco con el mismo nombre que su proyecto en solitario. El parisino ofrece un álbum intimista en el que, inspirado por la literatura y el cine, explora desde sus visiones oníricas hasta historias de crímenes y venganzas.
Eres francés, de madre sueca y abuela española. ¿Cómo te ha influido esa mezcla?
Tengo la nacionalidad sueca y viajo allí a menudo. Me encanta Suecia, es un país precioso e increíble por varias razones, y una de ellas es lo avanzados que son socialmente, especialmente en cómo las mujeres son iguales a los hombres; es algo muy inspirador. Y sobre mi abuela, ella era de Tánger y a la vez española, y mi bisabuelo fue el rabino jefe de Tánger. Me encanta mirar las fotos de entonces. Me gusta esa parte de mi historia y de mi familia.
Te fuiste a California, alquilaste un estudio y grabaste el álbum allí tú solo. Incluso tocas todos los instrumentos.
Eso es. Fue divertido, porque cuando estaba en el instituto y poco después solía hacerlo yo todo solo también, cuando teníamos grabadores de cuatro pistas, con una calidad de sonido muy mala. Cuando eras un chaval de mi época no solías tener acceso a un buen equipo. Y ahora, unos años después, he querido hacer lo mismo, pero ahora ha sido más fácil por tener un buen micrófono y un buen equipo que lo hicieran sonar todo un poco lo-fi. He grabado yo solo y he tocado todos los instrumentos, pero a la vez he tenido un equipo mejor que cuando era un chaval, y no suena como hecho en casa, pero lo está.
Tu nuevo álbum suena muy optimista y personal. ¿Encuentras más fácil escribir canciones alegres o tristes?
Lo bueno de las canciones es que, ya sea una triste o alegre, cantarla lo hace todo mejor. Así que si estás feliz mientras cantas una canción alegre serás más feliz, pero si tienes un sentimiento triste que quieres expresar, escribir una canción sobre ello hará que sea mejor. Y a veces tus canciones más tristes pueden ser las mejores que hayas escrito o los mejores momentos de un concierto. Lo que importa es la intensidad de tu emoción. Una emoción muy fuerte, sea buena o mala, puede transformarse en una canción que te hará sentir muy bien. La vida está hecha de momentos tristes y alegres y debes usarlos todos.
¿Cuál ha sido tu inspiración para hacer este álbum y de qué hablas en él?
Es difícil decirlo. Espero que mis canciones sean más de lo que parecen, que se vea que hay algo más en cada una, más que simplemente que cuenten una historia. Hay algo de influencia de historias oscuras, como crímenes o asesinatos, de las que he sido fan durante mucho tiempo.
¿Qué has hecho en este álbum diferente a lo que hacías con Herman Dune?
Todo ha sido diferente para mí, parecía como si estuviera grabando mi primer disco. Tenía un sentimiento de empezar desde cero, lo que es muy agradable pero también da miedo, porque ni siquiera sabía si alguien iba a querer publicarlo. Cuando estás grabando y ya conoces incluso la fecha de lanzamiento, sabes que estás trabajando en algo concreto, pero aquí he grabado este álbum sin saber qué iba a pasar, trabajando yo solo.
¿Está tu período con Herman Dune totalmente cerrado o esto es solo una pausa?
No lo sé, no quiero pensarlo demasiado, sé que confío en lo que hago desde hace mucho tiempo, pero eso no quiere decir que ya no quiera hacer nada con Herman Dune. Suelo comprometerme mucho con todo lo que hago en cada momento y no pienso en nada más.
Tus conciertos en solitario son especiales, siempre conectas muy bien con el público. ¿Esto es algo importante para ti?
¿Comunicarme con el público? Me encanta cuando sucede, pero creo que tiene que salir de forma natural. No es algo que planee hacer: yo salgo a cantar las canciones, pero me encanta cuando surge algo de comunicación. No creo que suceda siempre, pero cuando no sucede también puede ser un buen concierto.
¿Prefieres dar conciertos solo o te gusta tener una banda contigo?
Depende, pero pienso que los acústicos son como los Rolls Royce de los conciertos: siempre van a ser buenos. Estás tú con tus canciones y es algo muy íntimo con el público, lleno de emociones, y van a recordarlo como algo especial. Pero no siempre es bueno: a veces el sonido es malo, estás tú solo y puede que te encuentres mal o algo… Con una banda lo bueno es que te lo vas a pasar genial con tus amigos, aunque el concierto se tuerza.
¿Qué artistas de ahora te gustan? ¿O prefieres solo los clásicos?
Me encantan los clásicos, y lo bueno es que algunos de ellos aún siguen siendo contemporáneos, como Bruce Springsteen, que todavía está en activo y su trabajo es muy relevante. Hay pocos así, como Jonathan Richman o Bob Dylan. En las generaciones más jóvenes me encantan The Mountain Goats, Jeffrey Lewis, The Silver Jews, Jolie Holland…
Hablando de Dylan: hace tiempo versionaste todo su álbum Shot of Love. ¿Por qué lo hiciste? ¿Es de tus favoritos de Dylan?
Es uno de mis favoritos, me encanta. Es especial porque su mensaje es muy particular; es una transición en la vida de un artista que me parece muy interesante, y cuando me pidieron para el 70 cumpleaños de Dylan que versionara uno de su álbumes al completo elegí este porque pensé que, si eres un fan de Dylan como yo, este disco te cuenta mucho sobre él, sobre su vida, sobre su alma.
Texto: Virginia Sarabia