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Red Sun fest, el stoner toma Barcelona

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Barcelona, sala Bóveda, viernes santo o viernes stoner, según se mire. El Red Sun Fest, organizado por la promotora Red Sun Barcelona, celebra su segunda edición en plenas vacaciones de semana santa. El Stoner es el estilo que hermana a músicos, promotores y público en una noche que se antoja prometedora. El cartel está formado por una santísima trinidad mucho más pagana y gustosa de los placeres mundanos que la original. Desde el Rock Progresivo de los alemanes My Sleeping Karma, pasando por el Stoner de los ucranianos Stoned Jesus, hasta llegar al Hard-Rock de los británicos Admiral Sir Cloudesley Shovell. Una banda y dos power tríos que hicieron cortas las casi cuatro horas de festival que alojó la noche de la capital catalana.

Los primeros en salir al escenario fueron Admiral Sir Cloudesley Shovell. La puntualidad británica no es sólo fama, en esta ocasión también un hecho. Desde un primer momento algo quedó claro: estos ingleses son pura energía. Cuando la organización del evento publicó el orden de las actuaciones, no entendí por qué ponían a los Admiral en primer lugar; sin embargo, después de verlos no habían dudas. Eran los indicados para caldear el ambiente, para despertar a los melómanos que iban llegando a Bóveda.

El público barcelonés suele tardar en acomodarse y dejarse llevar, pero eso no hizo flaquear al trío en ningún momento. Muy buena sintonía entre los músicos, bromas con los asistentes y un sonido muy cuidado, pese a algún acople con los amplificadores. Por no hablar de la molesta máquina de humo. Que quede claro: puede que diera cierta atmósfera tétrica aunque no casara con el concierto, pero otra es que ocultase a los músicos. Y esto no es algo a título personal, sino que se lo digan a Louis Comfort-Wiggett, el bajista de Admiral, y a sus intentos de esquivar la dichosa bruma. Suerte que supo sacar el lado positivo y acabó haciendo bromas al respecto.

“Do it Now” fue el primer tema que nos ofreció la banda, perteneciente a su último disco Check ‘Em Before You Wreck ‘Em. Canciones de su primer LP, Don’t Hear It…Fear It!, y de este último se compaginaron a lo largo del show formando un repertorio muy cañero de hora y cuarto. Su sonido desgarrado y potente recuerda a bandas de los años 70 como Deep Purple, Black Sabbath Blue Cheer y Budgie. Todas ellas son, eso sí, un mero punto de referencia para clasificar el estilo de Admiral, el cual es difícil de concretar en una sola etiqueta. Sus bases Hard-Rock se combinan con elementos del Stoner como riffs pesados, guitarras y voces con distorsión y un bajo que es una delicia. Pero también poseen toques del Heavy Metal y del Rock Psicodélico más macarra. Sean cuales sean, no hay ningún sonido que rechine en los temas de Admiral Sir Cloudesley Shovell.

 

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Foto: Admiral Sir Cloudesley Shovell

 

Stoned Jesus fueron los siguientes. El power trío ucraniano lleva unas semanas de gira por toda Europa presentando su nuevo disco The Harvest, publicado hace poco más de un mes. La de anoche fue su primera actuación en territorio español. Se han hecho de rogar un poco, así que una vez aquí no se andaron con chiquitas y el público tampoco. Las filas se fueron llenando rápidamente cuando los músicos ya tomaron el escenario. Los nervios y la emoción se palpaban en un ambiente caldeado, cómodo. Al parecer les costó ponerse de acuerdo con los técnicos, algo que no deja de ser normal cuando los grupos saben cómo quieren sonar y no aceptan sucedáneos. Tras unos minutos de pruebas y algún que otro momento de desesperación bien llevaba por los músicos, estos empezaron el show.

“Wound” fue el tema con el que arrancaron el concierto, perteneciente a su nuevo álbum The Harvest. Un inicio contundente, sin duda, y que marcó la línea por la que se moverían. Un sonido stoner en toda regla que recuerda a bandas míticas como Kyuss o Sleep, muy cuidado y de calidad. Lo más curioso de todo el concierto fue el momento en el que dos cuerdas de la guitarra del cantante, Igor Sidorenko, decidieron bajarse del barco. Que se te desprenda una ya debe ser molesto, pero dos… Eso, señores, es una putada en toda regla.

Diremos que ocurrió por la pasión incontrolable del guitarra, pero sea como fuere, las cuerdas no fastidiaron el concierto. Los músicos cumplieron con la regla “the show must go on”, las lanzaron al aire como si fueran púas y ahora son propiedad de dos asistentes del Red Sun Fest. “Black Woods” fue la canción que amenizó el percance, perteneciente a su primer LP First Comunion. El tema completo fue orgásmico y en la jam que incluyó debido al percance, el batería dejó ver su base jazzística. Eso o que una confunde jazz con simple talento y dominio del instrumento, quién sabe. Lo que sí puedo asegurar es que el concierto en conjunto fue orgásmico, ellos sonaron como un todo pesado, potente, muy stoner.

Los terceros y últimos fueron My Sleeping Karma. Los alemanes son la banda más consolidada y con más trayectoria de las que formaron el cartel del festival. Su estilo baila entre el Rock Progresivo y el Rock Psicodélico, sólo instrumental y cercano a grupos como The Myrrors, Earthless y los también alemanes Samsara Blues Experiments.

Después de dos power trío puros, la aparición del cuarto miembro y teclista de esta banda renovó la mecánica. Sus intervenciones aportaron el toque sonoro adecuado para justificar la imagen espiritual de la banda. Música ambiental y mística a primera vista, pero con una guitarra cañera y una batería muy contundente. Un viaje tranquilo y animado a partes iguales. Quizá a más de uno se le hiciera pesada la falta de una voz, más aún siendo la última banda del festival, pero su buen sonido fue y es innegable.

El público se mostró entregado desde un primer momento. Ya venían caldeados con los Admiral y los Stoned Jesus, pero se notaba que querían escuchar a los alemanes. Si los mirabas desde fuera, sus cabezas se movían en un vaivén sincronizado y contínuo, igual que un grupo de bailarines en plena coreografía. Comparaciones a parte, la banda se sintió arropada en todo momento por su público, aunque no les correspondieron en todo momento. No hablo por el concierto en general, claro está, pero sí por un detalle. El bajista se puso de espaldas al público durante todo un tema, algo que no sé si compensa sus muestras de afecto con toques en el pecho gritando “¡Esto va por vosotros!” y “¡Volveremos, Barcelona!”. De todas formas, esto no quita mérito musical a la banda que cerró el festival.

Los riffs llegaron a su fin y las luces despertaron a la Sala Bóveda. Los músicos se despidieron y guardaron los instrumentos. El público asistente empezó a desfilar por la puerta dispuesto a quién sabe salir de fiesta o volver a casa. Satisfecha después de haber gozado como una cría con las bandas, supe que los de Red Sun Barcelona saben lo que se cuece dentro de la escena Stoner. Como muestra, el festival fue un gran botón. Incluso la sala no puso demasiados inconvenientes técnicos, algo que se agradece viendo lo que hay por ahí. Pero me quedé más tranquila cuando me enteré de que Lynch nos había acompañado durante toda la velada. Al repasar el backline, me fijé que encima de un amplificador Palmer alguien había dejado su huella. ¡Qué me aspen, señores! ¡Laura Palmer había vuelto! En Twin Peaks seguro que no hubiera pasado tan desapercibida.

El Red Sun Fest ha sido, en definitiva, una buena parada y no lo digo sólo yo, Laura también.

 

Texto: Maria Gateu

Foto: Edko Fuzz

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