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Fish. Barcelona (Sala 2)

fishFish cumplió con lo prometido y, una vez recuperado de los problemas de salud que ocasionaron la cancelación de sus fechas previstas en Barcelona y Madrid a finales del año pasado, volvió a la Ciudad Condal para presentar su ultimo disco, ‘A Feast of Consequences’.

A las ocho y media, con puntualidad escocesa, salió -entre una larga ovación- al escenario del Apolo pequeño y se mostró cercano, divertido y a la vez solemne desde el primer momento, conservando intacto su carisma pese a su imagen de abuelo prematuro y echando mano de su talento para la teatralidad y la puesta en escena;  su voz puede que no sea la de antes, pero ha ganado en profundidad, y aunque se le notaba resollar entre canción y canción, no escatimó esfuerzos para llegar allí dónde los temas requerían, y con nota.

Desde el inicio con ‘Perfume River’, el tema que abre su ultimo lanzamiento, hasta un tramo final basado en su primer disco en solitario y viejos temas de Marillion (‘Incubus’, Heart of Lothian’, ‘Slàinte Mhath’…), y bien respaldado por una banda sobria pero efectiva, Fish regaló al público de Barcelona (pureta, entendido y muy predispuesto, como mandan los cánones en estos casos) un show más que correcto, muy profesional por un lado y con toques de espontaneidad en forma de breves introducciones a los temas, chascarrillos y coñas varias por otro.

Amén de una larga y emotiva presentación en la (magnífica, por otra parte) parte central del show, con cinco temas seguidos del último disco que conforman una unidad temática sobre la Primera Guerra Mundial (‘High Wood’, ‘Crucifix Corner’, ‘The Gathering’, ‘Thistle Alley’ y ‘The Leaving’). ¿Qué más puede pedir un sinfónico de pro?

Pues tal vez que bajara del escenario a cantar ‘Vigil’ entre el público, encajando las manos del respetable, tal y como hizo, o que finalizara el show, tras dos horas de reloj, diciéndole a un fan que ni de coña iban a tocar ‘Grendel’, presentando una ‘drinking song’ (sic) como ‘The Company’ para la despedida y cierre.  Genio y figura.

Puede que cumpla su amenaza de retirarse en breve, o tal vez no. En cualquier caso la otra noche el viejo escocés demostró que puede estar viejo y cansado, pero sigue dando guerra.

Eloy Pérez

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