Encuentros

Walter Salas-Humara, renaciendo de las cenizas de The Silos

WalterSalasHumara

 

Estamos en deuda con Walter Salas-Humara, descendiente de españoles emigrados a Cuba y luego huidos a Florida, ausente durante años de nuestros escenarios. Cierto es que The Silos, tras dejarnos obras cruciales como Cuba (1987), rebajaron su listón discográfico a finales de los noventa. Una excepción fue When the Telephone Rings (2004), último álbum con el fallecido bajista Drew Glackin. Aquel duro golpe hizo madurar al compositor Salas-Humara; se intuía al sonar los temas de Florizona, álbum de ¿despedida? de la banda que surgió del Sur al tiempo que los pujantes R.E.M. ‘’Florizona trata de conectar el pasado con la sabiduría de haberlo vivido’’, afirmaba Walter cuando en 2011 se editó esta grabación reconfortante y soleada, nacida de tragedias e incertidumbres.

Instalado en Arizona tras largos años en Nueva York, hace unos meses Salas-Humara publicaba un nuevo trabajo en solitario; según escribí, ‘’una colección de atmosféricas hechuras, canciones que parten de la intimidad a media luz hacia un soleado exterior’’. La voz áspera pero emocionante de Walter entona canciones que, como «The Craziest Feeling», «What Can We Bring», «Uncomplicated» o «Two Inches Two Hours», conectan lo vivido con una perspectiva crítica no exenta de entusiasmo por el presente. Las escucharemos en su próxima gira española, el regreso de un pionero del ‘’americana’’ a reivindicar. Estas son las citas: 23 de febrero, Ourense, Café & Pop Torgal (SON Estrella Galicia); 24 Madrid, Teatro del Arte (SON Estrella Galicia); 25 Pamplona, Zentral Kafé; 26 Zaragoza, La Lata de Bombillas; 27 Barcelona, Almo2Bar; 28 Hostalets de Balenyà, Teatre Ateneu; y 1 de marzo, Bilbao, La Ribera.

Con los años te has convertido en la alternativa a lo alternativo: organizas tus propias giras, actuando en clubs pero también en domicilios, produces tus discos y los promocionas, vendes directamente desde tu web. ¿Es la vida del músico más fácil hoy que cuando empezaste a mediados de los ochenta?

La vida musical es hoy simplemente distinta. Las grabaciones son más baratas y directas, y la distribución ya no pasa necesariamente por los gastos de fabricación. Está todo más al alcance de cualquiera, ya no hay misterio acerca de cómo se hace un disco, y por ello hay muchísima más gente haciendo música a nivel profesional o semi profesional. En consecuencia, el mercado está superpoblado y es un poco más difícil encontrar tu público. Me siento afortunado de haber empezado cuando lo hice, pues he visto la progresión desde aquellos pocos artistas que vendían en las tiendas elepés hechos en estudios y grabados analógicamente, a los muchísimos artistas que hoy publican sus discos hechos en laptops a través de iTunes. Ha sido un viaje asombroso y divertido, y me gusta el lugar en el que me encuentro ahora, así que no siento nostalgia por el pasado. Me encanta grabar por casi nada y hacer conciertos en solitario o con músicos amigos que me acompañan cuando voy a su ciudad. Hacer buena música quizá no sea más fácil que antes, pero mi vida definitivamente lo es. Soy muy feliz de poder seguir viajando y cantando mis canciones.

Tus últimos álbumes, Corizona a nombre de The Silos y en solitario Curve and Shake, te retratan en plenitud creativa como cantautor. ¿Crees que has alcanzado un nivel donde la experiencia contribuye a mejorar tus canciones? ¿Es más fácil componer ahora, después de todo lo vivido, o más difícil?

Me gustaría pensar que he aprendido de mi experiencia a saber construir mejores canciones, y ciertamente soy mejor cantante que cuando era joven. Eso sí, ahora soy definitivamente más paciente. Sigo trabajando en una canción hasta que siento que está bien. No tengo horarios que cumplir. Las nuevas canciones podrán sonar un poco más adultas, pero yo me siento el mismo, mis deseos y objetivos no han cambiado en nada. Quiero seguir escribiendo y grabando canciones que aspiren a la grandeza y, con un poco de suerte, lleguen al mayor número posible de personas.

Cuando el bajista Drew Glackin falleció inesperadamente, The Silos frenaron. Luego volvieron. ¿Es el grupo todavía una realidad o solo una marca que usas cuando aparecen canciones que se acomoden a esta?

Para mí la muerte de Drew Glackin señaló el fin de toda una época. Drew, Konrad Meissner y yo, no solamente éramos la más duradera formación de The Silos, también la más divertida. Había una gran amistad entre los tres y esto la hizo muy especial. La banda que actuó en los conciertos en memoria de Drew se convirtió en la nueva etapa de The Silos. Grabamos Florizona para honrar a Drew. Pero esa formación solo se reúne en ocasiones especiales y para reactivar viejas amistades. El próximo abril nos juntaremos para grabar un tema con destino a un álbum homenaje a The Jayhawks. Supongo que hay la posibilidad de que algún día The Silos graben otro disco, pero por el momento tengo unos cuantos elepés en solitario en los que ya estoy trabajando.

Iba a incluir una pregunta sobre Cuba, vuestro álbum más conocido, cuando recibí la noticia de su reedición en vinilo. ¿No merecería algo más, un CD con temas extra y notas detalladas? Fue un disco importante en su día…

¡Totalmente de acuerdo! ¿Quizás algún sello español esté interesado en hacerlo…? Es gratificante que Dualtone haya prensado un nuevo vinilo de Cuba. En Estados Unidos el resurgimiento del vinilo va en aumento. Recientemente estuve en una ‘’vinyl party’’ y me sorprendió cómo se divertían los que pinchaban y el modo en que se peleaban por el giradiscos. Espero que este entusiasmo se extienda y el vinilo sea cada vez más popular entre oyentes de todas las edades.

Además de discos y camisetas, en la web ofertas tus cuadros de perros. ¿Pintas otros temas? ¿Cuánto tiempo llevas pintando?

Empecé a tocar la batería a los 7 años, y a los 14 ya pintaba en serio, pero hasta los 17 no toqué la guitarra y empecé a componer canciones. Estudié pintura en la universidad y al mismo tiempo estuve tocando en varias bandas. De hecho, me mudé a Nueva York para empezar una carrera como artista plástico, pero mi carrera musical se entrometió en aquellos planes. Siempre he tratado de compaginar ambas cosas, aunque lo cierto es que no tenía mucho tiempo para pintar cuando estaba girando continuamente con The Silos. Hace diez años empecé a hacer retratos primitivistas de perros para regalárselos a mis sobrinas. Cuando la gente los veía, me pedían que les hiciera uno, así que empecé a venderlos. Al final, me pedían un retrato de su perro y la cosa se convirtió en un pequeño negocio. Ha sido muy divertido a la par que provechoso. Estos cuadros significan mucho para mis clientes y eso me hace feliz. Puedes verlos en http://waltersdogs.com.

 

Texto: Ignacio Julià

 

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