Gonzalo Fuster sigue en su empecinamiento de fabricar discos que se convierten en joyas de principio a fin. Ya lo hizo en su anterior Pyla Pan y ahora repite en su último trabajo, el excelente Egresión. Con manos de artesano, El Ser Humano nos ha regalado uno de esos discos nacionales que debería sonar en todos sitios y llegar a donde haga falta para ser reconocido como lo que es, un disco redondo.
Te has marchado de la discográfica en la que estabas Malatesta Records. Y das el salto a la autoedición con este disco. ¿Por qué?
No sé si «dar el salto» es la expresión más acertada. Fue cuestión de intenciones y diferencias de caminos vitales. Malatesta es un buen lugar, me apoyó desde el primer momento pero llegado un punto, tras dos discos, pensaba que ninguna de las dos partes estaba ganando en este contrato y me pareció lo más honesto tratar de hacer las cosas como a mí más me gustaría. He llevado la promoción prácticamente solo tras una decepción con la gente de Subterfuge. Es cierto que he contado con la grandísima ayuda de Carlos Rubio, de Ladies & Gentlemen, para el concepto del adelanto. Era una brillante idea que podía sentar muy mal o desencadenar risas; un maletín lleno de billetes tipo monopoly y el disco. Ir solo es más complicado, las discográficas hacen “marketing” en los medios, luego tienen más minutos de exposición. Está claro que individualmente también puedes hacerlo y en mi caso me muevo mucho en cuanto a búsqueda de contactos, etc… pero es muy complicado llegar a su nivel.
¿Qué ventajas y desventajas ves en la autoedición y en no tener una discográfica detrás respaldándote?
La autoedición tiene muchísimas ventajas e inconvenientes, pero sabes que están en tu mano y son mérito o culpa tuya. Me gusta controlar lo que hago e imprimirle un carácter a todo. El tema de los plazos también es importante, lo saco cuando quiero y sin estar en colas de espera. Las desventajas parece que van diluyéndose con el tiempo, cada vez más se hace la guerra por separado. Por otra parte, las discográficas con poder casualmente tienen grupos que no me interesan en absoluto, quizás por eso están todo el día desde los medios dando la murga con los mismos 15 grupos. Échale un ojo al 90% de los festivales. Me interesan más mis canciones que gustar a costa de ellas.
Confieso que he tenido que buscar Egresión en el diccionario porque no sabía lo que significaba. Salida de alguna parte es la entrada de la rae. Pero, ¿qué significa para ti la palabra egresión?
El «salir» de su definición se refiere a «abandonar», y a mí se me antoja más como «aparecer». Lo primero que me gusta de la palabra es su fuerza fonética. Barajé muchos nombres y Egresión se me clavó, volvía cada vez que lo pensaba y se quedaba a un palmo de mi nariz. Lo que tenía claro es que no iba a ser nada evidente o que sería todo lo contrario, tan evidente que llevase a confusión inmediata. Me divierte pensar así.
¿De qué hablan las letras de Egresión?
Esto es muy difícil de responder. Estoy en constante cambio y las palabras son sólo un 40% de lo que hay en el disco. Están supeditadas a las construcciones, melodías, tempos, cambios de ritmo de las canciones, son un todo,…Trato de avanzar hacia una figuración onírica, pero figuración al fin y al cabo. “Ella cae” es un ejemplo, la historia de un hombre que detecta que cada vez que una mujer se hace daño adquiere nuevos conocimientos, al final la mata, se arrepiente no de matarla sino de lo que ha aprendido en ese último incidente. De ahí en adelante. Las nuevas ya van más por esta línea.
En tu anterior disco colaboran Fito Haro a los bajos y Dani Cardona a las baterías y arreglos. En este también incorporas a Rubén Marqués que había tocado en tus directos. ¿Cómo nace esta colaboración con Rubén?
Cuando íbamos a presentar Pyla Pan, mi anterior disco, pensé que sonaría mejor hacerlo como cuarteto. Principalmente porque Fito es guitarrista y, además, verdaderamente excepcional. Así que la banda creció no sólo por la incorporación de Rubén sino porque multiplicamos con Fito a la guitarra eléctrica y teclados. Rubén se adaptó en un mes y desde entonces trabajamos juntos. Rubén le ha dado un vuelco a las bases de El Ser Humano. Tiene un tono clásico-experimental que ilumina muchas esquinas y nos diferencia de anteriores discos. Por su parte Fito centrado en la guitarra y teclados es un filón. Yo le llamo el Maestro. Necesito que la gente de la que me rodeo sepa más de música que yo y que aporten y no sean meras fichas en el tablero.
Hay una colaboración musical en el disco con Fernando Junquera en “Se llaman igual”. ¿por qué él y qué aporta a la canción?
Lo vi en directo hace unos 15 años con Balano y ya me encantó. Ahora como Negro se ha sumergido en un estilo propio muy ambiental pero eléctrico que pensé que se adaptaría perfectamente con esta canción tan desnuda. Necesitaba una enredadera sónica que se entretejiera en una guitarra acústica y una voz grabadas a pelo y sin ningún tipo de efecto. Lo conseguimos.
Presentaste dos temas del disco de adelanto, “Vestido” y “Número 1” en el EP Dos Canciones. ¿Porqué este ep de adelanto y por qué estas dos canciones y no otras?
El adelanto era para enseñar el nuevo rumbo y sonido que habíamos trabajado y la elección de estas dos fue por la inmediatez y brillo de “Número 1” y por la profundidad y calma de “Vestido”. Dos extremos que comprenden el resto del disco. Creí que funcionarían bien como muestra de lo que el público se iba a encontrar. Hoy hubiera puesto otras y dentro de dos meses otras dos. En un principio una de las cosas que habíamos hablado los cuatro era adelantar la canción más bailonga y accesible, “El Rumor”, pero nos dimos cuenta que condicionaría mucho al oyente. Tiene mucha percusión y además una letra de las más realistas y no me pareció un buen primer contacto con el disco.
El disco se publica en formato vinilo. ¿No habrá cd?
Sí, hicimos una tirada corta de cds en formato Digipack que se agotó en un par de semanas. Lo hemos reeditado con un diseño aún más atractivo. Y de vinilo aún quedan, hicimos 500. Hoy en día apenas se venden discos, solemos decir, sin embargo del disco anterior vendí cerca de 400. Todo un éxito. Además está en descarga gratuita en bandcamp y soundcloud.
Háblanos un poco de la portada del disco. ¿Quién es la prometedora artista?
¡Mi pequeña! Pasó una fase de unas dos semanas que hacía unas composiciones impresionantes, antes de abordar la figuración de monigotes y caretos. Usaba los colores de forma vibrante y muy potente. Salvaje y visceral y con un carácter estético puro. De entre los 4 o 5 dibujos con ceras Manley que más me gustaron cogí este porque desprende un nerviosismo positivo y una energía que no pensé que pudiera encontrar en otra parte. Esa línea verde central me transmite más que algunos textos de la edad de oro.
Dani Cardona también es el productor, ¿qué aporta que también sea un miembro de la propia banda?
Mucho, en primer lugar porque sin él no habría grabado nada. El Ser Humano empezó con unas canciones que le propuse grabar cuando aún estaba en Trinidad. A partir de ahí, todo lo demás. Apostó por mí y yo aposté por él. Hemos llegado a un punto que nos conocemos y esto aporta muchas ventajas. En el primer disco, de hecho, puse “Las canciones del Ser Humano con la dirección de Dani Cardona”. Eso sigue siendo así, puesto que el sonido es suyo, yo doy directrices básicas pero es él quien sabe cómo funciona el estudio y junto a Fito trabajan los arreglos de cada canción. Me gusta especialmente que no siga la moda, estoy seguro que mis discos sonarán coherentes dentro de 5 y 10 años. No me gusta nada el anclaje a un sonido por encima de las canciones y es algo bastante común actualmente. En los 60s y 70s lo puedo entender, la industria musical iba de la mano del arte…desde los 80 eso se acabó. Son meros productos de mercado. Y actualmente ya me parece algo exagerado, hace 6 años como Fairport Convention, ahora como Fugazi o como Wilco, etc… aburridísimo.
¿De dónde nacen las canciones de Egresión? ¿Dejas espacio entre disco y disco para componer o es un proceso que no se para?
No paro nunca, puede que haya meses donde no componga ninguna, pero no coincide con parones de grabación ni con épocas determinadas. Las canciones llegan casi de manera espontánea y me cuesta mucho esfuerzo darles los giros, sacarlas de contexto y llevármelas a donde yo quiero que estén. En un principio aparecen y me tienen ellas a mí. Luego las domo y ya me obedecen. Algunas canciones que metimos en Egresión las compuse hace dos años y otras entraron en el disco de milagro, empujando a las que tenían delante. Ten en cuenta que desde que se acaba de grabar el disco hasta que se publica pueden pasar meses. Antes de presentar Egresión ya estaba enamorado de dos nuevas canciones que muy probablemente entren en el siguiente. El factor común es que no me suenen a nada predefinido. Hay una primera fase de flechazo y que si me recuerda a otra canción me lleva a desecharla. Una vez pasa este primer filtro ya me preocupo en trabajar la estructura, sacarla de contexto y darle algún giro que le preste personalidad y carácter. Por lo general es un proceso largo, desde que tomo los primeros apuntes con la grabadora del móvil hasta que la toco en directo puede pasar un año. Cierto es que, por ejemplo “Italia” tomó solo dos meses de este proceso.
¿Ha cambiado el proceso de grabación respecto de tu anterior disco Pyla Pan?
Sí, bastante. En los discos anteriores había más de autor que presenta a productor canción para arreglar y orquestar. Ahora hemos conseguido que de las 10 canciones del álbum la mitad hayan sido tocadas primero como banda. De esta forma al abordarlas en la grabación tenemos unos recursos predefinidos gracias al carácter que cada músico, Rubén, Dani y Fito, han impreso en ella. En otras palabras… ¡cómo se ha grabado desde los años 40! Ambos métodos tienen ventajas. El llevar la canción desnuda y trabajarla en estudio te deja un lienzo donde puedes hacer y deshacer sin condicionarte nada, ningún elemento está porque te has acostumbrado a escucharlo en los ensayos. Además, a diferencia de Pyla Pan, que Rubén haya metido los bajos le da otro carácter. Antes éramos Fito y yo quienes los grabábamos y, aunque fueran buenos, el pulso de bajista es otro. No sé cómo será el siguiente, pero muy probablemente haya otro cambio. El estatismo no es lo mío.
“Cierto Optimismo” es una canción de la banda valenciana Petit Mal, ¿por qué escogiste este tema?
Finlandia, el disco donde se encuentra esta canción me parece una joya desconocida. Dani produjo esta banda hará unos 10 años y me la dio a conocer. Fue amor instantáneo, es muy brillante. Para este disco Dani propuso hacer una versión de alguna de Petit Mal y pese a no ser muy partícipe de versionear, me pareció justo reivindicarlo. Le di vueltas para llevármela a mi terreno y quedamos encantados con el resultado, es la típica canción que da especial satisfacción tocar.
¿Cómo está siendo la acogida del disco? ¿Estás contento?
Sinceramente esperaba algo más. Cierto es que sólo hace un mes de su lanzamiento y ahora está todo el mundo ocupado con las listas de lo mejor del año. Lo que me llama la atención es que tanto el primer disco como Pyla Pan estuvieran en muchas listas y Egresión que, objetivamente, es muy superior (y complejo, quizás por esto) no ha aparecido en ninguna. La fecha de publicación de Pyla Pan fue similar, no se puede achacar a los plazos de lanzamiento que uno esté y el otro no. A nivel webs y blogs bien, no obstante, Notodo.com presentó el disco y atrajo muchos oyentes, Muzikalia lanzó el video de “Ella cae” y reportó más de 5.000 visitas en un día. En la radio ha sonado bastante, no tanto en la radio pública, entre otras cosas porque no sé en qué programa encaja El Ser Humano.
Has participado en varios living room concerts, ¿qué diferencias ves entre este tipo de conciertos más íntimos y los de una sala normal? ¿Te enfrentas a ellos de manera diferente?
No tienen nada que ver. Me gustan ambos por igual, aunque reconozco que tocar con banda siempre da un plus de emoción. La sala es el hábitat común de las bandas, formaciones completas detrás de muchos watios, etc… salvo que tus canciones estén grabadas ya en los cerebros de la gente en los conciertos en sala se responde a la potencia, a las baterías, a las vibraciones de los amplificadores por encima de las composiciones. Los conciertos íntimos son mucho más difíciles y exigentes, pones las canciones tal cual son, sin artificios. Permite apreciar la composición de forma absolutamente sintética y directa. Tienen otros puntos a favor como la cercanía, tocas a un metro del público y la voz llega sin ningún tipo de electricidad mediante. Es tu voz y tu guitarra. Es puro corazón. Mucha gente asocia los acústicos a los cantautores, en mi opinión es una conclusión excesivamente simplista. Cuando toco solo canto más fuerte, toco más fuerte, me emociono más y trato de transmitir la fuerza de la banda solo con dos instrumentos.
¿Cuáles son tus planes para el 2015?
Vivir
Texto: Anabel Vélez
Foto: Juan Terol
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