Es complicado meterse en según que tinglados. El de la música progresiva es uno de ellos, es tan sencillo deslumbrar al oyente como matarlo de aburrimiento en un breve intervalo de tiempo. Y eso que los críticos, la industria o los propios músicos han dado en etiquetar como post rock no es más que una puesta al día de los patrones clásicos del rock progresivo (o sinfónico, ¿se acuerdan?) que disfrutó de sus mayores años de gloria en el periodo de tiempo comprendido entre la segunda mitad de los sesenta y la primera mitad de los setenta. Ustedes me dirán que no es lo mismo. Pues claro que es diferente, han pasado muchas cosas, entre ellas el punk o la música electrónica, y eso deja huella.
En esa tesitura se encuentran Captains of Sea and War, trío barcelonés que lleva desde el 2007 perfeccionando objetivos y sonido hasta debutar con esta grabación, de título homónimo, editada este año que agoniza. Lo primero que se palpa al pulsar el botón del play, al mismo tiempo que se observa la carátula, es que tienen muy claro el concepto global, el diseño del envoltorio refleja muy bien lo que hay en la galleta, y que han trabajado mucho durante estos años para llegar al punto donde se encuentran.
Ocho temas con vigor y músculo, ricos en texturas y en la creación de ambientes. Tienen ideas y manejan con soltura el ABC del crescendo y la explosión. Largos pasajes instrumentales, con breves intervenciones cantadas, que cruzan los caminos ya citados del progresivo, el post, la psicodelia y que en ocasiones limitan con las atmosferas densas que manejan bandas próximas al Doom, (¿Qué es el Doom si no post metal o metal progresivo?), en paisajes helados, húmedos y con olor a salitre como el frío mar brumoso, o eso ha interpretado un servidor, que ilustra la portada.
Combinan tiempos tranquilos con pasajes más intensos sin romper las líneas más ortodoxas del género pero tienen algo suyo y personal que transmite una emoción particular a las composiciones, alejándolas del cliché o de la mera recreación de influencias. Esperemos que no tarden tanto tiempo en hacernos llegar una segunda entrega como han tardado en madurar este primer paso discográfico, la cosa promete.
Manel Celeiro