Enésimo intento de festival de rock en la capital. Esta vez, en formato de un solo día y bajo el techo del Palacio de los Deportes (desde hace poco llamado Barclays Center). La gente de Sony ha apostado por una fórmula similar a la de la pasada edición en Barcelona, bandas españolas emergentes y cabezas de cartel extranjeros. Con este formato de evento los primeros turnos de la tarde duraron entre 30 y 40 minutos, quizás demasiado cortos. Pero además, siendo viernes laborable, la afluencia de público durante la primera mitad fue lenta. Los vascos Belako y Grises tuvieron actuaciones muy aceptables, pero un poco descafeinadas con un recinto tan grande a medio gas. Entre medias, los californianos The Orwells nos mostraron un indie–rock con mucho futuro. Habiendo calentado motores, llegó el turno de Mando Diao, con su peculiar derroche de energía (quizás excesiva). Los suecos, que invitaron a la española Zahara al escenario, fueron incrementando su efervescencia hasta terminar con sus hits más sonados (Dance With Somebody, Gloria y Black Saturday) sin camiseta y haciendo rugir al público. La banda de rock electrónico Cycle logró refrescar los oídos a los más veteranos y sorprender con su sonido y puesta en escena a los más jóvenes. Luke Pritchard y sus compañeros de The Kooks, comenzaron desplegando la artillería de su primer álbum, consiguiendo mantener enchufada a la gente desde el principio. Sin embargo, a medida que la banda ha ganado experiencia en el escenario, ha ido perdiendo potencia en sus nuevas propuestas y eso se acaba notando. Y llegó el momento de The National, increíblemente, estos señores llevan año y medio de gira. Quizás se echara de menos alguna sorpresa en su repertorio, aunque es indudable la capacidad de los de Ohio para conectar con el público. Matt Berninger no defraudó y se bajó del escenario para cantar Mr November y Terrible Love, entre zarandeos y tragos de cerveza de los asistentes. Matt terminó cantando Vanderlyle Crybaby Geeks, a capella (debió romper tres micrófonos) y sin gafas. Me encantaría saber cuántas ha perdido en toda la gira. En definitiva, una gran tarde-noche de otoño, que esperamos se repita pronto. La gran asistencia al evento demostró que Madrid está ansioso por albergar festivales, en este y otros formatos, de manera recurrente. En este caso se cumplieron las expectativas pero, ¿qué tal si añadimos aire libre y un par de días más?
Texto y foto: Pablo del Valle