No soy fan del vocalista de The Strokes y, desde luego, Tyranny no va a hacer que lo sea. Y eso que uno, habituado a escuchar música de raíces en todas sus variedades, se acercaba al rock guitarrero del hijo del multimillonario John Casablancas con ganas de desintoxicarse un poco y la mejor de las intenciones. Pero ni así. Quizá el problema es que me he encontrado con un trabajo demasiado pretencioso tanto en sus letras como en sus canciones o en su producción. Lo que viene a ser un experimento fallido. Que me explique alguien si no qué es ese single de casi once minutos llamado «Human Sadness». O «Crunch punch», un intento de low-fi rock que se disuelve en su muralla de sonido. O la supuestamente hipnótica «Where No Eagles Fly». Canciones que dice Casablanca que no iban a servir para un disco de los Strokes. Pues creo que para uno suyo tampoco. Y a todo esto NME le otorga un 8 sobre 10 al disco. Intuyo que no me he enterado de nada.
Eduardo Izquierdo
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