El Salmón ofreció ayer en la Sala BARTS de Barcelona uno de esos conciertos que permanecen durante mucho tiempo en tus retinas y en tus oídos. Aseguraban los muchos que repetían que si su anterior visita en el mes de mayo a la ciudad condal en la sala RAzzmatazz había sido espléndida esta superaba aquel show con creces. La banda, quizá la mejor que nunca ha trabajado con Andrés, se mostró como una auténtica locomotora rock que no dejó tiempo de respirar a la abarrotada sala y Andrés (qué bueno verte así) cantó y disfrutó como nunca.
Arrancó la noche con la preciosa «Los Aviones», dando paso a «Bohemio», canción titular de su último disco y que quizá fue el único momento de la noche en que la banda se mostró dubitativa. Un espejismo. Dos temas de Los Rodríguez pusieron las cosas en su sitio: «A los ojos» y «Todavía una canción de amor». A esas alturas todos sabíamos ya que la noche iba a ser muy grande. «Crímenes perfectos» fue el siguiente paso y la confirmación de que Andrés tiene uno de los repertorios más potentes (si no el que más) del rock patrio. «Cuando no estás», «Rehenes» y «Nacimos para correr» demostraron que las canciones de Bohemio no desentonan en medio de un set-list tan enorme, pero «Donde manda marinero», «Tuyo siempre», «Loco» y «Maradona» lo pusieron todo patas arriba. La gente enloquecía y toda la sala se ponía en paz en una especie de baile lisérgico. Bajaron las pulsaciones con una jam sesión, quizá prescindible, pero que ayudaba a evitar los infartos y a encarar un final de fiesta a la altura solo de unos cuantos elegidos. Una casi heavy metal «Output-Input», «La libertad», «Mi enfermedad» coreada como si fuera el último concierto de la vida de todos los presentes y la cima con «Estadio Azteca» y Andrés con la acústica colgada, sonriendo, bailando, histriónico y feliz. Para el final la traca: «El Salmón», «Sin documentos», «Flaca» con la intro de «Volver» y «Paloma». Servidor se frota los ojos antes de los bises, convencido de que he visto al mejor Calamaro desde la gira de Honestidad Brutal ¡y hablamos del siglo pasado! Los bises con una explosiva «Alta suciedad» y «Los chicos», con recuerdo a muchos de los que ya no están, pusieron la guinda a una velada inolvidable. Difícil será que este no sea mi bolo nacional del año. Aviso.
Texto: Eduardo Izquierdo
Foto: Xavier Mercadé