Encuentros

Robert Forster (ex Go Betweens): Soñé que entrevistaba a Bowie y McCartney

gobetweens

Recuperamos  la entrevista completa a Robert Forster que aparece en el número de junio de Ruta 66, y que por motivos de espacio no pudimos reproducir en su totalidad.

 

El pasado diciembre, Robert Forster (ex -Go Betweens) estuvo unos días en Barcelona, en casa de su amigo, el también músico australiano Peter Loveday. Para 2014 está preparando una gira con banda, pero le gusta tanto Barcelona que aprovechó un viaje a Islandia para visitarnos de nuevo y hacer un par de conciertos en solitario en el bar Heliogàbal. Antes de su primera actuación, se prestó a responder a algunas preguntas.

P. Estos dos conciertos son más unas vacaciones que cualquier otra cosa…

R: Cierto, esta vez he venido con toda mi familia. Estuve aquí en mayo de 2013, y me lo pasé tan bien que quería volver y mostrarle la ciudad a mi familia. Así que estaremos aquí diez días para hacer turismo.

P. Acabas de estar en Islandia.

R. Sí, he actuado en un festival llamado Iceland Airwaves, ha sido mi última actuación hasta la de esta noche.

P. Y en el 2014 estás planeando una nueva gira por España.

R. Eso espero, estaría muy bien. En mayo toqué en el CCCB, y lo hice acompañado de unos músicos locales, los miembros de Fred & Sons, que para la ocasión se rebautizaron como los Macacos. Fue una experiencia fantástica. Sólo ensayamos tres días, en el barrio de Gracia, muy cerca de aquí de hecho, y el concierto fue muy bien, así que me gustaría girar por España con los Macaco.

P. ¿Cómo era Brisbane en tus años de infancia y adolescencia?

R. Es una ciudad subtropical de un tamaño considerable. Ya en aquella época tenía casi un millón de habitantes. El clima que hay ahí recuerda al del sur de España. Era muy conservadora políticamente. Brisbane es grande, pero no tan interesante culturalmente como Sydney o Melbourne, que son dos ciudades mucho más vibrantes y cosmopolitas. Brisbane era como el pariente pobre del norte. Hace calor en verano… yo crecí en un barrio alejado del centro.

P. ¿Te sentías muy aislado? ¿Era aburrido?

R: No no, en realidad no creo que fuera consciente de nada, cuando tienes ocho o diez años, no tienes consciencia del lugar donde vives. Sabía que no vivía en Roma, ni en París, pero tampoco vivía en una aldea rural. Sólo fue a partir de los diecisiete o los dieciocho años que empecé a ser consciente de mi entorno. En realidad no importaba. Vivía con mi familia en el extrarradio, iba a la escuela, hacía deporte, iba a visitar a mis tíos, era una vida muy normal.

P. Hablando de tu familia, ninguno de tus padres se dedicaba a la música, lo cuentas muy bien en tu canción “Born to a family”: “Nacido en una familia, de trabajadores honestos, pero ¿qué podía hacer, más que seguir mi vocación?”. ¿De dónde crees que surgió esa llamada?

R: No tengo ni idea, realmente. Uno de mis abuelos tocaba el piano, y también lo hacía una de mis abuelas. Pero más allá no te podría decir, es un gran misterio. Nadie hace nada similar en mi familia. La música me salvó cuando era adolescente. Estuve más o menos bien hasta que terminé el bachillerato, porque estaba todo el tiempo ocupado. Pero cuando terminé la secundaria, tuve que decidir qué hacer con mi vida. Y ahí empezaron los problemas, sabía que no quería hacer lo mismo que mi padre, nadie a mi alrededor hacía nada que me gustara. Así que me llevó algún tiempo encontrar mi camino. Y la respuesta fue conocer a Grant McLennan en la universidad y formar los Go Betweens.

P. De hecho ya tuviste un par de bandas antes de conocer a Grant. ¿Qué es lo que hizo que la relación con Grant fuera tan sólida, fructífera y duradera?

R: En primer lugar fuimos muy amigos durante dos o tres años, antes de empezar a tocar juntos. Ni siquiera pensábamos en formar un grupo. El otro factor fundamental es que tenía un talento musical natural, instantáneo. Tan pronto como le enseñé algunos acordes de bajo fue capaz de tocarlo. También podía cantar. Es muy habitual que como músico intentes enseñarle a tocar a un amigo, y que no funcione. Lo increíble es que Grant no tocaba un solo instrumento antes de formar los Go Betweens, yo le enseñé a tocar el bajo. Y aprendió de forma instantánea, aunque procedía, como yo, de una familia donde no había ni un solo músico. Así que era mi amigo, y resultó que tenía dotes musicales. Fue algo milagroso. Antes, en 1976, 1977, había tocado con otro grupo, éramos tres y siempre quisimos encontrar a un cuarto miembro, a un guitarra solista, yo estaba muy frustrado y empecé a componer canciones. Y de pronto tuve como una iluminación, pensé que tenía que enseñar a Grant a tocar el bajo. Pensé que estaba harto de tocar con músicos, que tenía que tocar con alguien que no lo fuera. Y enseñarle desde cero. Ése fue el momento fundamental, porque hasta entonces me había pasado la vida buscando a otros músicos. Nunca pensé que dos personas pudieran formar una banda.

P. Se suele decir que los dos estabais influidos básicamente por música americana.

R: Yo diría que se trataba de una mezcla de influencias. Nos gustaba la música americana, pero también la británica y la australiana.

P: De hecho te quería preguntar en qué medida te consideras un músico australiano. ¿Cómo explicarías en qué consiste ser australiano?

R: Yo sí me considero australiano. Creo que es algo que empieza en el parvulario y que continúa en la escuela. Yo lo identifico con las vacaciones escolares, que siempre pasamos en la playa, con la actividad física, con el cricket… es algo que está en tus genes, es parte de ti hasta que tienes veinte años, no te consideras un artista, sino un joven en etapa de crecimiento, que vive inmerso en el estilo de vida australiano. Y cuando Grant y yo formamos la banda, queríamos que nuestra música reflejara nuestro lugar de procedencia. Queríamos imitar a los artistas que nos gustaban: James Joyce escribió sobre Dublín, porque había nacido allí. Grant era un ferviente admirador del director de cine François Truffaut, que rodó sus películas en París. Los Velvet Underground compusieron canciones sobre Nueva York. Teníamos muy claro que nosotros no intentaríamos hacer canciones sobre Nueva York, París o Dublín. Sabíamos que teníamos que cantar sobre nuestras vidas, sobre nuestra ciudad. No de manera demasiado explícita, lo teníamos que hacer bien. No queríamos copiar a nadie, queríamos hacerle justicia a Brisbane.

P: Cuando yo viví en Australia pensé que la escena musical era muy espontánea e informal, los músicos tocaban descalzos en los escenarios…

R: Es cierto, Brisbane en especial, tiene una atmósfera muy relajada, muy a lo Creedence Clearwater Revival, el clima es tropical, húmedo, se te pega a la piel, el calor tropical tiene su efecto. Salvando las distancias, es lo que ocurre con la música jamaicana, con el reggae de los 70. Y Brisbane tiene esa cualidad, inspira música de verano, la gente toca descalza.

P: Sin embargo, a nadie se le ocurriría asociar a los Go Betweens con música tropical.

R: En los 80 la gente solía pensar que toda la música australiana era igual. Pero entre Brisbane y Melbourne hay 2.000 kilómetros. Para mí Melbourne es Birthday Party. Perth era los Triffids. Así que hablar sobre música australiana me parece muy difícil. Cada ciudad produce bandas distintas. Y nosotros éramos de Brisbane, teníamos poco que ver con Birthday Party, o con las bandas de Sydney o Perth.

P: ¿Cómo recuerdas el tránsito desde los Go-Betweens a tu carrera en solitario, a principios de los 90?

R: Tengo muy buenos recuerdos de aquella época, Grant y yo estábamos realmente hartos de los Go-Betweens. Era genial poder deshacernos de aquel grupo, eliminarlo de nuestro sistema, aunque suene fuerte. Se había convertido en algo enorme, que acaparaba toda nuestra vida. Yo se lo había dado todo, todo mi tiempo, desde los 20 hasta los 32 años. Así que me apetecía mucho un cambio. Y a Grant también. Fue una decisión conjunta, tanto crearla como disolverla. Y seguimos siendo amigos. Para nuestros seguidores, que querían seguir comprando discos de los GB, fue un contratiempo, pero nosotros habíamos tenido bastante.

P: Sin embargo, al cabo de unos años, relanzasteis el grupo, así que tal vez sólo necesitabais un paréntesis.

R: Cierto, pero no volvimos a tocar juntos hasta que pasaron diez años. Y ocurrieron muchas cosas en aquel lapso de tiempo. Nació mi hijo mayor, yo viví cinco años en Alemania, me casé… yo creo que los grupos sólo pueden ser buenos durante diez, máximo quince años. Después necesitas una pausa. Es por eso que REM se disolvió, y podría haberlo hecho en 1999. Y es por eso que los U2 están estancados, completamente atrapados. Hace tiempo que dejaron de producir sus mejores discos. Lo que estuvo bien es que los Go-Betweens nos disolvimos durante diez años, y luego, diez años después, retomamos el grupo. Era el año 2000, un nuevo siglo. Volvíamos a tener mucha energía, después de una separación tan larga.

P: Y ahora estás en una segunda etapa en solitario, pero ahora Grant ya no vive, así que la situación es distinta, ahora volver a tocar juntos ya no es una opción. ¿Cómo compararías ambas situaciones?

R: Cuando nos separamos por primera vez, yo hice mi primer disco en solitario, “Danger in the past”, que grabé en Berlín con Mick Harvey de los Bad Seeds. Y no estaba pensando en la posibilidad hipotética de volver con los Go-Betweens. En 1977, fui yo quien convenció a Grant para formar un grupo, y en 1999, fue él quien me pidió que volviéramos a juntar al grupo. Yo se lo pedí una vez, y él me lo pidió a mí en otra ocasión. Y volvimos a tocar juntos. Ahora hace seis años que no grabo nada en un estudio (mi último disco en solitario, “The Evangelist”, salió en 2008), y creo que vuelve a ser algo positivo, necesitaba parar durante algún tiempo. Cuando grabe de nuevo será como dar inicio al cuarto capítulo de mi carrera: Go-Betweens, solo, Go-Betweens y ahora, de nuevo, solo. Tengo nuevas canciones que me gustan, creo que puedo hacer buenos discos en el futuro, pero necesitaba descansar, hay otras cosas que también me gusta hacer, aparte de la música.

P: Siempre se te ha dado bien trabajar con músicos de otros grupos, tanto como parte de los Go-Betweens como en solitario. Has tocado con miembros de Birthday Party, Quasi, Sleater-Kinney, y más recientemente con Fred & Sons de Barcelona.

R: A mí me gusta porque los músicos de otros grupos siempre aportan nuevas ideas. Es estimulante. Te aporta nuevos puntos de vista, las canciones suenan diferentes. Como decíamos antes, evita que te atasques, que te quedes atrapado dentro de unas dinámicas. Siempre me parece interesante ver cómo suenan mis canciones interpretadas por músicos distintos. Creo que otros músicos lo hacen incluso en mayor medida que yo. Pero a mí cada vez me gusta más, a medida que voy cumpliendo años.

P: En 1994, en tu tercer álbum en solitario (“I had a New York girlfriend”) sólo hiciste versiones, todas de grupos americanos. Debió ser difícil elegir entre tanta música. Seguro que podrías haber grabado otras trescientas canciones.

R: Ese disco no es especialmente bueno, cuando lo hice sentía que mi carrera estaba llegando a su fin, no había escrito una canción nueva en muchos años, me sentía acabado, realmente pensaba que me tendría que dedicar a algo distinto. Grabé ese disco, y aunque no me sentía muy satisfecho, lo hice con muchos músicos, lo grabé en Melbourne, y cuando volví a Brisbane pensé que si seguía haciendo música, sólo lo haría en compañía de un bajista y un batería. Decidí que prescindiría de tanto músico de acompañamiento, y que me dedicaría a escribir canciones sencillas. Así que una vez en Brisbane, encontré a Glenn Thompson (batería) y a Adele Pickvance (bajista), y empezamos a tocar canciones a base de un solo acorde, dos como mucho. Fue como una reacción a “I had a NY Girlfriend”. De modo que ese disco no fue tan negativo a fin de cuentas, me hizo entender que debía hacer un cambio radical, volver a los orígenes de Go-Betweens. Además volvía a vivir en Brisbane, así que fue como una vuelta a mis orígenes, al bajo, guitarra y batería.

P: Desde 2005 has escrito artículos para la revista australiana de música The Monthly. ¿Crees que el hecho de ser músico te da alguna ventaja adicional, que te aporta puntos de vista que están fuera del alcance de los periodistas?

R: Creo que tengo una serie de conocimientos que los periodistas no tienen, pero no creo que sea necesariamente una ventaja. Creo que puedes ser un periodista brillante, y no tocar un solo instrumento. No es fácil pero se puede conseguir. El hecho de ser músico y haber grabado discos sólo me da un punto de vista distinto. He estado de gira y en estudios de grabación, he trabajado con productores y con músicos de muy diversa procedencia, así que al oír un CD, lo oigo de manera distinta. Pero no creo que sea mejor o peor.

P: ¿Cómo reaccionas a las críticas musicales que recibes?

R: En general bien, porque los Go-Betweens solían tener buenas críticas. Con el tiempo, tiendo a leer menos sobre mí mismo.

P: ¿Quizá tienes la suficiente seguridad en ti mismo?

R: Digamos que sé lo que hago. Los músicos siempre sabemos cuándo lo estamos haciendo bien o mal. A menudo los músicos se ofenden ante un comentario negativo, aunque saben que lo que están haciendo lo merece. De hecho, eso nos enfurece todavía más, porque sabemos que no hemos estado a la altura, y nos damos cuenta de que alguien lo ha notado. Sin embargo, conozco bien a los músicos de Rock, tengo amigos en la industria desde los primeros años 80, y no creo que sean tan distintos a los periodistas. Para mí la relación entre ambos colectivos es mucho más estrecha de lo que algunos creen, muchos músicos tienen amigos periodistas, porque a ambos colectivos les une el amor por la música. A los periodistas musicales les gusta la música, el cine y la literatura, así que ahí se genera un diálogo. Me parece un retraso pretender que hay una barrera entre ambas profesiones, algo más propio de los 60 o los 70. Los músicos de aquella generación son más proclives a tener prejuicios en contra de los periodistas musicales. Creo que todo eso cambió con el punk, el post-punk y los 80.

P: Sin embargo, no haces entrevistas, sólo críticas de discos, conciertos o libros. ¿Por qué?

R: Muy buena pregunta. Hasta ahora he pensado que no tenía las habilidades necesarias, como escritor, para transcribir lo que la gente dice en forma de entrevista. Por otro lado, pensaba que entrevistar a otros músicos me convertiría definitivamente en un periodista musical. Que perdería mi independencia de criterio. Pensaba que si me limitaba a hacer críticas, todavía podría considerarme un músico o un cantautor. Además pensaba que no se me daría bien. Sabía que podría escribir 1.500 palabras sobre un disco. Pero hablar con un músico o un grupo, y después resumirlo todo en 1.500 palabras… Además puedes escribir críticas sin moverte de casa, es lo mismo que ocurre con la composición de canciones. Me sentía más capaz de colaborar con la revista desde casa.

P: ¿Tienes alguna intención de hacer entrevistas en el futuro?

R: En el futuro sí.

P: ¿Y a quién te gustaría entrevistar?

R: Empezaría por Paul McCartney. Pero sólo sobre su música, es una idea que estoy empezando a desarrollar. Seguiría por Paul Simon. O por Carole King. Luego hay músicos que no se prestan a hablar para la prensa, a los que me encantaría entrevistar, como David Bowie. Empezaría por los más grandes. E iría bajando desde ahí.

P: ¿No les harías preguntas personales?

R: No, sólo hablaríamos sobre su música, todo lo demás vendría de la mano de la música, si les hiciera hablar sobre sus canciones. Es algo en lo que pienso mucho últimamente, que me gustaría hacer algún día. Tal vez me gustaría filmar las entrevistas.

P: Tú has escrito sobre Paul Kelly, ¿crees que él es mucho más comercial y popular que tú en Australia? ¿Incluso mainstream?

R: (Se lo piensa) Sin duda ha vendido muchos más discos que yo. ¿Mainstream? (Se lo vuelve a pensar). Lo es, pero Paul hace básicamente lo que le apetece. Es como Springsteen, como Neil Young. ¿Son ellos mainstream? Los tres venden muchos discos, pero lo hacen a su manera. Es lo que ocurre con Paul. Además, él es capaz de ser feliz tocando delante de doscientas personas, con una guitarra acústica, sin otro acompañamiento. Es capaz de tocar para pequeñas audiencias, cinco noches a la semana, cuarenta semanas al año, le encanta estar de gira. Tiene más aguante y más resistencia física que yo. Él es más músico que yo, yo soy más un rock star (risas)

P: Cuando tocabas con los Go-Betweens, siempre pensé que tenías una vis teatral, eras el más payaso del grupo. Yo te he visto arrodillarte, un amigo australiano te vio vestido de mujer, teloneando a REM.

R: Es que a mí me gusta representar, interpretar las canciones que toco, hasta las últimas consecuencias . Es lo que ocurre con Elvis Presley, una cosa era Elvis en disco, otra muy distinta Elvis sobre un escenario. Él se transformaba en el momento en que la banda empezaba a tocar. Un año llevaba una ropa, otro año un atuendo radicalmente distinto. Era el efecto físico, mental que la música tenía sobre él o sobre su voz. La música le hacía sentir algo distinto en cada ocasión, tenía un impacto sobre su imagen, sobre su comportamiento. A mí la música me transporta, me transforma. Y quiero que sea así, en el escenario, que cada momento sea distinto. Y es cierto que eso ocurría en mi caso más que en el de Grant.

P: ¿Tienes algún hábito cuando estás de gira? ¿Algo que no te guste hacer?

R: Me gusta dormir mucho. No me gusta estar cansado cuando salgo al escenario. No me gusta viajar de noche en autocares. Seguro que has entrevistado a grupos que cogen el autobús y viajan a otra ciudad tan pronto como acaban sus conciertos. A muchos grupos, si se lo pueden permitir, les encanta desplazarse en su propio autocar. Yo prefiero desplazarme durante el día. Me gusta dormir en un hotel, en la misma ciudad en la que he de tocar. Me gusta dormir y despertarme en la ciudad del concierto.

P: ¿Aprovechas para hacer un poco de turismo?

R: Ya lo creo, me gusta encontrar buenas librerías.

P: ¿Echas de menos estar de gira cuando hace tiempo que no lo haces?

R: Echo de menos tocar en directo, pero no estar de gira. Me gusta tocar cada… dos semanas, cada dos meses. Pero no me vuelvo loco, como otros músicos, si hace mucho tiempo que no salgo de gira. Yo puedo parar de vez en cuando.

P: ¿Qué es lo que más echas de menos de Grant McLennan?

R: Le echo de menos como amigo. Los Go-Betweens ya no podrán reunirse de nuevo ni sacar un nuevo disco, es una lástima, ojalá pudiéramos, pero lo que más echo de menos es su amistad.

P: ¿Estuviste en 2010 en la presentación del puente que la ciudad de Brisbane bautizó con el nombre de Go-Betweens?

R: Estuve allí, incluso corté la cinta.

P: ¿Qué dos partes de Brisbane une ese puente? ¿Está en el centro de la ciudad?

R: Esa es otra buena pregunta. Une el norte y el sur de la ciudad. El río Brisbane es un río importante, muy sinuoso, y pasa por el centro de la ciudad. Hay varios puentes que lo cruzan. Brisbane es una ciudad grande, como te decía. El nuestro es el primer puente que se construye en los últimos cuarenta años. Creo que es el último que existe en dirección oeste, más allá ya no hay otros. Sin embargo no queda lejos del centro.

P: ¿Sobrevivió a las inundaciones de 2011?

R: Resistió muy bien. El alcalde la ciudad me invitó en un par de ocasiones a visitar las obras mientras lo estaban construyendo, me paseé por ahí y conocí a los ingenieros, uno era de Sudáfrica, otro de Europa, eran muy profesionales, viajan por todo el mundo construyendo puentes, están cuatro años en cada lugar, así que parecían saber lo que hacían, el puente no iba a colapsarse a la primera inundación…

 

Texto: Alex F. de Castro

 

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