El tercer disco de Robby Hecht hace honor a la decisión de titularlo con su propio nombre en unas canciones más íntimas en las que se combinan el miedo, el aislamiento social, la esperanza y la alegría a través de melodías esencialmente acústicas. Su sonoridad, siempre cercana a la de un atmosférico James Taylor, se refleja en todo su esplendor en el primer single extraído del trabajo, «New York City» cuyo clip en blanco y negro muestra a la perfección la inexistente paleta de colores de un trabajo sobrio pero natural. Hecht busca con sus letras las entrañas, el corazón del oyente y juega a que sus melodías no nos desvíen del objetivo final: compartir historias de las que cada uno de nosotros podría ser el protagonista. Ni más ni menos.
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Eduardo Izquierdo