Desde Melbourne al corazón de los USA. Los australianos tienen poco que ver con la alta energía, el garaje, el punk y el blues pantanoso que han formado las bases de una escena admirada en todo el mundo por los buscadores de emociones fuertes. Ellos tienen como máxima influencia la música norteamericana. Country, folk, rockabilly y heartland rock son las directrices sobre las que escriben sus canciones.
En este segundo disco suenan convincentes y recios y aunque se exceden en los medios tiempos y las baladas, en su predecesor Come Back As Romance, All Is Forgiven pisaban más a menudo el pedal del gas, saben construirlos sobre sólidos cimientos y cuentan con un cantante que sabe mantener la intensidad necesaria para que el asunto no decaiga en demasía. Las notas del piano y la épica (muy a lo E Street Band) sostienen «Blackhearted», estribillos redentores otorgan fuerza a los crescendos que guían «New York City» o «The Big One», la bonita melodía de «All The Good Girls» remite nostalgia de tiempos mejores y los aires irlandeses de «Broken English Baby» saben a taberna portuaria con redentor coro gospel final.
Lástima que no suelten freno y pongan la quinta marcha más a menudo pues en esa terna salen vencedores con trallazos donde suenan como si AC / DC hubieran nacido en Alabama, «Hard Road», o acelerando el country a la manera de Jason & The Scorchers o The Beat Farmers, «Fuck You – I Miss You». Parece que pronto vendrán de gira por estos lares, excelente manera de comprobar tan buenas credenciales.
Manel Celeiro