Western Sizzlers & The Del Lords, una noche para el recuerdo

Un Rocksound hasta la bandera dio la bienvenida al doble cartel. Insólito si recordamos las apenas treinta personas, contadas, que acudimos a ver la anterior visita de los Del Lords a la ciudad condal. Puede que la presencia de los Western Sizzlers de Rick Richards (Georgia Satellites, Izzy Stradlin) tenga bastante que ver en el sold out ya que el guitarrista es especialmente querido por estos lares. Rick y sus colegas ejercieron de maravilla el papel que les tocaba, romper el hielo y calentar el ambiente. Durante sesenta minutos soltaron rocanrol juerguista y borrachuzo, con mucha influencia británica (Faces & Stones) pese a su procedencia norteamericana, recuperaron un par de temas de los Satellites, interpretaron casi en su totalidad su álbum debut y dejaron al personal en el punto justo de temperatura. Ebullición que continuó cuando los Del Lords pusieron los pies sobre el escenario, los dos jefazos Ambel y Kempner son historia viva del rock americano igual que el aporreador Frank Funaro (Dictators y Cracker entre otros), ofreciendo hora y media de elegancia y clase hechas canción. Calidad a raudales, un sonido de guitarras impresionante, homenajearon a su ilustre conciudadano fallecido, un coreado «I’m Waiting For The Man», y soltaron una serie de temas propios, los de su reciente Elvis Club encajaban como la seda en el repertorio, capaz de convencer a cualquier incrédulo de que en aquellos momentos eran la mejor banda  del mundo. Composiciones como «Judas Kiss», «Cheyenne», «Get Tought» o «True Love» sonaron milimétricas, engrasadas, arrolladoras. Gozaron del calor y la energía que les llegaba del respetable  al que terminaron de dinamitar con un matador bis, la lectura de «Stay With Me» de los Dictators que plastificaron en Lovers Who Wander, el atronador momento de lucimiento de Funaro («I Play The Drums») y «Southern Pacific» del tío Neil. Dejándonos no solo uno de los conciertos de la temporada si no uno de los más brillantes recitales vividos en la capital catalana en los últimos años. Jodidamente buenos.

Manel Celeiro

Foto: Carles Bellvert Oliva