Dos cantantes, dos guitarras Gretsch aullando, un contrabajo y un saxo caliente. Con esas palabras se presenta esta banda cuyos músicos provienen de diversos lugares a ambos lados del Atlántico para definir un sonido que bebe del rockabilly clásico. Once canciones que harán las delicias de los amantes de los sonidos Teddy Boy pero dejarán con ganas de algo más a aquellos que esperan una evolución del género. «Trouble & Strife», «The Ghost Train», «You Can’t Stop Me» o «Don’t Put Me Down» no bajan el ritmo pero la ausencia de giros estilísticos lastra ligeramente al disco sin llegar a caer del todo en la monotonía. Son jóvenes y les queda carrera por delante pero exigirles algo más de personalidad no está de más.
Eduardo Izquierdo