La cosa va de hasta ocho músicos que se reúnen en Brooklyn para grabar versiones de gente tan dispar como George Brassens, Django Reinhardt o Charles Trenet entre otros. Cuatro guitarristas, un saxo tenor, un contrabajo y dos vocalistas no son, desde luego, una formación convencional, y menos si nos empeñamos en buscar sus orígenes en la gran manzana. Porque lo suyo bien podría haber salido de cualquier rincón de Bourbon Street, ya saben, en Nueva Orleans. Jazz gitano, música de calle, folk zíngaro, swing francés…cualquiera de esas definiciones encajan a la perfección con lo que propone el grupo, en el que la voz de Mary Alouette y Jerome Rain se alejan del habitual liderazgo de los vocalistas para convertirse en un instrumento más que se une a la fiesta. Me lo he puesto fácil. La fiesta de la música.
Eduardo Izquierdo