Que Israel es un artista en alza es algo evidente. Triplicó el número de personas que acudieron a verlo respecto a su gira anterior y la expectación se palpaba a las puertas del Rocksound. Acompañado por una formación de calidad suprema, vaya musicazos que le respaldaban, rica en cuerdas, pedal steel incluida, y acompañamientos vocales, los coros fueron de primera, y con un sonido excelente surgiendo del PA de la sala se metió a fondo, durante la primera parte del recital, a presentar las canciones de su más reciente álbum, el alabado Rain Plans. Quizás sea en esos momentos iniciales cuando le podemos poner alguna pega. El material es de primera pero todo era demasiado tenue, con la banda un poco al ralentí, buscando crear atmósferas y meter al público dentro de las canciones más que en salir volando. Muy en la línea de los temas de ese último álbum, donde las texturas guitarreras y los efluvios psicodélicos tienen tintes espaciales y colores oníricos. Pero, poco a poco, la temperatura fue subiendo hasta finalizar con los músicos a pleno rendimiento, haciendo crujir las guitarras con los temas, más crudos, de Barn Doors & Concrete Floors. Recuperando su pulso más tenso y rocanrolero. Que la sombra de Neil Young vuela ominosamente sobre las composiciones del fornido muchachote no es ninguna novedad. Sombra que en vivo se acentúa todavía más que en disco si cabe, pero oigan, ojalá todas las sombras sean como esta. Quien a buen árbol se arrima…
Manel Celeiro
Foto: Luis Lecumberry