Encuentros

Conrad Shiner, con pinta de trovador

ConradShinerEl norteamericano Conrad Shiner acaba de publicar The Lost Decade, su primer disco en el que la calidad de sus canciones lo desmarca de la cantidad de rock americano que recibimos cada día. Hablar con él era una apuesta segura para obtener una conversación interesante.

 

 

¿Quién es Conrad Shiner? ¿Te puedes presentar para el público español?

 

Hace unos meses estaba haciendo un pequeño show acústico en Nueva York. El promotor del evento, que me conocía hacía bastante poco, me describió al público como un “amable y simpático Bruce Springsteen”. Me hizo mucha gracia esa descripción y pensándolo bien, no va muy desencaminada.

 

Eso sí, quiero dejar claro que no me voy a comparar con uno de los más grandes artistas de la historia. La “broma” nace de que Bruce empezó tocando en los bares y labrándose una reputación como guitarrista antes de convertirse en la superestrella que es. Antes de todo fue a la universidad, formó una familia, compró una pequeña casa, vamos como una persona normal y corriente. Yo soy un poco como era él al principio. Me siento un trovador y creo que es la pinta que tengo cuando camino por la calle. No tengo tatuajes, ni he estado en la carretera viviendo, ni soy adicto al whisky, pero me gusta contar lo que veo. Lo que me falta en cuanto a experiencias vitales lo soluciono con espíritu. Amo la música y después de muchos proyectos fallidos he conseguido sacar un disco del que estoy muy contento. Era algo que perseguía hace tiempo.

 

Si quieres detalles biográficos, soy un tipo del norte de Pittsburg que a veces se deja una frondosa barba roja (risas)

 

El álbum tiene un título contundente, La Década Perdida ¿qué significa para ti?

 

Cuando empecé a montar canciones para un posible disco grabé todos los temas en acústico y escribí en el CD The Lost Decade Mixtape. Fue lo que se me ocurrió. Luego, durante todo el proceso de grabación intentaba encontrar otros nombres pero ninguno me gustaba más que The Lost Decade. También mentiría si no reconociera que el título es un guiño al Decade de Neil Young, un disco que escuché hasta la saciedad siendo niño.

 

Y evidentemente no es una expresión que haya inventado yo. Nació para describir los momentos de crisis económicas, tanto en el Japón de los 90 como en América Latina en los 80. Dada la situación que vivimos globalmente, creo que se adapta muy bien.

 

Aunque el verdadero impulso para decidirme por ese título es un poco más egoísta. En mi adolescencia y al cumplir los 20 años creía que la vida era infinita, como mucha gente. Estás lleno de sueños. Pero cuando pasan cinco o diez años te das cuenta de que no eres tan invencible y empiezas a plantearte lo fugaz de la existencia y lo importante que es vivir al máximo la vida que tienes. Disfrutándola sin esperar que los sueños se hagan realidad. He pasado muchos años haciendo música pero sin grabarla, así que supongo que el título es una oda a toda esa música que se perdió en mi cabeza. Además, esas palabras captan muy bien el sentido de la nostalgia que me encanta. Lo irónico es que es evidente que también me han pasado muchas cosas buenas en la última década. Se perdieron los sueños de juventud pero aparecieron otros más realistas. Cuando le expliqué todo esto a mi mujer entendió el por qué quería llamar así al disco.

 

En la primera canción utilizas una línea de una novela de Carson McCullers ¿hasta qué punto te influye la literatura?

 

Me siento influenciado por cualquier cosa que te hace pensar y los buenos libros son una de ellas. Los mejores autores son aquellos que pueden describirte algo que tu considerabas indescriptible. El libro del que hablas y que se “infiltró” en mis letras es El corazón es un cazador solitario. La novela se centra en cuatro personajes diferentes cuyo único confidente es un hombre sordomudo. Todos los personajes se sienten solos y aislados, y McCullers describió esas situaciones a la perfección. La frase que dices es de Jake Blount, un personaje alcohólico convencido de conocer los grandes secretos de la vida hasta que fue visto como un loco. Eso me llevó a escribir «Present day». Quería describir la sensación de estar emocionado y a la vez con náuseas y miedo.

 

Y en lo musical ¿qué te ha influido al hacer las canciones?

 

El número uno de siempre y que seguirá siéndolo es Paul Simon. Para mí no hay otro compositor con su profundidad y amplitud en su carrera. Me recuerdo de niño escuchando continuamente There Goes Rhythm, Hearts & Bones y Graceland todos los días. La colección de discos de mis padres era extraña. Por ejemplo tenían el álbum blanco de los Beatles pero no tenían nada más de ellos. De rock había poca cosa: nada de Led Zeppelin, los Stones o The Doors. Pero sí mucho cantautor: Simon & Garfunkel, James Taylor, Neil Young, Elton John, Cat Stevens y Billy Joel. Así que ellos formaron la banda sonora de mi vida…Seguro que te sorprende que no cite a Bob Dylan…

 

Algo, sí…

 

Pues no hay ninguna razón en particular. Simplemente es que mis padres no tenían ningún disco suyo y cuando llegué a la adolescencia me decanté por escuchar bandas de rock clásico. Hasta los 20 años no me senté a escuchar realmente a Dylan y a día de hoy me queda mucha de su música por descubrir.

 

Y recientemente…

 

En los últimos años mis músicos favoritos son Ryan Adams, Radiohead, Wilco, Josh Rouse, Jeff Buckley y Springsteen, aunque últimamente he estado escuchando de manera obsesiva a gente como Neko Case, Kathleen Edward, Lucinda Williams y Brandi Carlile.

 

Sueles combinar la melancolía y la tristeza con la ironía ¿por qué?

 

«You Really Turned My Weekend Around», por ejemplo, tenía que ser una canción simple y optimista que transmitiera la sensación de felicidad doméstica. Cuando la acabé me encontré con que se había convertido en un canto a la depresión y la soledad. Eso hizo que tuviera las dos vertientes. «I was to Young», en cambio, es la canción más alegre del disco pero tienen algo sobre los corazones rotos. O «Ice Beer Gas» que habla de la música en la que te pierdes por la carretera para acabar tratando el tema de la liberación de uno mismo. Realmente no había pensado en ello hasta que me has hecho esta pregunta pero tienes mucha razón. Nos e puede sentir algo al 100%, siempre hay otro sentimiento que se cuela. En los sentimientos no hay blanco o negro, sólo diversas tonalidades de grises.

 

Ahora veo las canciones diferentes. Me he dado cuenta que todas tienen inherente la idea de deseo o sueño y eso me sorprendió un poco.

 

“He escrito algunas canciones mientras gente fantástica las tocaba con sus instrumentos. Eso ha dado lugar a un disco llamada The Lost Decade. Me gustaría que lo escucharas”. Son palabras tuyas. Parece simple ¿no?

 

Es simple porque es verdad y los imple suele ser cierto. Mientras trabajaba en este proyecto no actué como si tuviera un contrato discográfico que cumplir. Sólo era un tipo con sus canciones buscando gente que quisiera tocarlas. Eso es todo. Lo hice simplemente porque tenía música que transmitir. Quiero aprovechar lo que está en mi cabeza sobre el mundo real y compartirlo con otras personas.

 

Vamos a eso que tan poco os gusta a los artistas ¿cómo defino tu música?

 

Pues utilizaré una frase de Jeff Tweedy y diré que es rock and roll. Le oí decir que a pesar de todos los desarrollos y experimentaciones de su banda, con sus miles de reencarnaciones, su música no es más que simple rock and roll. Es que me da mucha risa cuando nos quedamos atrapados en definiciones de estilos musicales que dan resultados hilarantes ¿Cuántas veces te encuentras en la biografía de una banda con que hacen funk-celta-afro-blues-clásico-new wave? Luego lo oyes y piensas “si es música pop”. A veces que llaman Americana. Pues vale. Al final es música sencilla y ya está.

 

Tú y yo nos conocimos por Internet ¿es un elemento básico para la nueva generación de músicos?

 

Para esta y para las que vendrán. Sin Internet mi música no sería posible. Yo trabajo, tengo familia y no puedo dedicarme a salir a promocionar mi música por ahí. Así que tengo que buscar otras rutas sin apoyo financiero ¿cuáles son mis opciones? Internet, claro. Si no hubiera sabido que podía disponer de ese sistema de promoción igual no hubiera hecho nunca el disco. A la vez es surrealista pensar que mi música puede escucharse en todo el mundo. También hay desventajas, claro. Hay tanto contenido musical que es difícil destacar si no tienes suerte y además el oyente se ha acostumbrado a recibirlo todo gratis, aunque ene general mi posición respecto a Internet es que es una herramienta y un medio necesario.

 

Y ahora que ya tienes el disco ¿qué?

 

Estoy contento con el disco y creo que he aprendido mucho para poder hacer otro. Tengo dos docenas de canciones que podrían ser grabadas aunque están en diferentes puntos del proceso de composición. Intentaré trabajarlas más y mientras dar algunos conciertos por aquí. Eso sí, si seguís tratándome tan bien en España tendré que venir a veros pronto.
Eduardo Izquierdo

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