Noche de domingo. Hoy no llueve en Sevilla. Gala de estrellas del mejor rock sevillano en La Caja Negra. Felizmente, no se divisa gafapLasta alguno y si ínclita rockería autóctona. Se encienden las velas que jalonan el retrato de Silvio y, ¡zas!, aparece su hijo Sammy aullando cual fiel emulo del Jagger vicioso cruzado con la primera Iguana. El nota se cepilla sin profiláctico una ristra de clásicos estonianos secundado por, entre otros, Pájaro y Juanjo Pizarro, casi na’ brother. Bordan el “Street Fighting Man” con el único vástago del santo sevillano manchando su camiseta de Frank Sinatra al revolcarse gatuno por el suelo. Atacan el “Jumpin’ Jack Flash” subiéndolo y subiéndolo -cual speedball sin cortar- hasta hacer explosionar la negra caja. Se alza después al estrado “Er Loren” -histórico bajista ex – canijo –, momento que aprovecha una zikilla para reclamar, voz en alto, por la edición discográfica de las grabaciones del extinto combo punk rocker. Y llega la guinda del pastel: de nuevo Dogo y Pizarro juntos encima de un escenario. Fusilan el “Sweet Jane” de la Velvet y nos noquean con ese himno del rock de la alameda que es “Rock and Roll Caliente”. Dogo de luto andalusí y ennoviado con la eterna juventud hace gala de un savoir faire supremo. Se echa en falta la presencia del sin par Oriol Llopis. Concluyo: la asignatura pendiente del rock ibérico son las reuniones de Dogo y los Mercenarios y O91 a los efectos de que la chavalería los experimente en un Azkena Rock Festival, por ejemplo.
Aitor Bakaikoa
doy fe fue una noche magica,soy Loren el que fue bajista de los canijos y guitarrista siempre hasta la medula