Encuentros

Alias, Canciones que enseñan cosas…

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Tras mucho tiempo al frente, como cantante y guitarrista, de los extremeños Maggot Brain, José Carlos Macías edita a principios de este verano su primer trabajo en solitario, Some Kind of Lullaby, bajo el seudónimo Alias. Eso no significa la ruptura de la banda, al contrario, como podréis leer al final de la entrevista ya están preparando las canciones de su próximo disco, si no la plasmación de una idea surgida en unas circunstancias personales de alegría, el nacimiento de sus hijos, y que, poco a poco, ha ido tomando forma y ha acabado siendo toda una realidad. Es un tipo que siempre transmite energía, optimismo y mucha ilusión por lo que hace. Vive el rock con un entusiasmo que se contagia y eso se nota en su manera de cantar y en las canciones que escribe. Para esta ocasión ha elegido poner voz a composiciones de otros artistas, temas que forman parte de su vida y, seguramente, también de la de algunos de los que se detengan a leer sus respuestas…

¿Por qué esta aventura en solitario? ¿Qué te ha llevado a ella? ¿Ya llevabas tiempo dándole vueltas o ha sido un arrebato?

Bueno, se trata de una locura surgida en una noche de vigilia. Cuando nacieron mis hijos Eric y Dylan, una de esas noches en vela en el hospital (¡qué incómodos son esos jodidos sillones!) me entretuve haciendo una lista de canciones que me gustaría cantarles por las noches. Paré cuando llevaba ya sesenta, y pensé en grabarlas con Abraham al piano, así en plan casero, para ellos. El proyecto fue creciendo, muchos amigos se fueron incorporando y lo que iba a ser una grabación casera se ha convertido en un disco. Casi todas las cosas que hago empiezan así, en un pequeño proyecto que luego crece y se convierte en algo más grande. El disco de versiones de Maggot Brain iba a ser un single con dos canciones de Motörhead, y mira en lo que se convirtió (Risas).

Imagino que habrás sido muy complicada la elección de los temas a grabar. ¿Tenías muchos en mente? ¿Por qué han sido estos los elegidos?

Como te contaba antes empecé a apuntar canciones y cuando llevaba ya 60 dije «tronco, para, que vas a terminar escribiendo la historia del rock de la Editorial Salvat». Luego empecé a seleccionar. Cogí canciones que consideraba que podrían enseñarme cosas, que me iba a costar cantar y de las que podía aprender. Como iba a ser un disco de nanas o algo así, descarté algunas porque no cuadraban con el concepto, otras se quedaron fuera porque sería complicado adaptarlas al formato «piano-voz» y otras, simplemente, porque no cabían. Había canciones de los Byrds, de Derek & The Dominos, de los Beatles, de Janis Joplin, de Little Richard. No sé, aún conservo esa lista y seguramente la utilizaré en un futuro para más proyectos.

¿Algún descarte que te haya sabido especialmente mal? Venga, justifícamelos…No encajaban con tu voz, nos les pillabais el punto…

(Risas) Parece que te voy contestando las preguntas por adelantado. Me quedé con ganas de hacer muchas, el «Mr. Banker» de Lynyrd Skynyrd, «Kozmic Blues» de la Joplin, esos diez minutos finales maravillosos del Abbey Road con «The End/Golden Slumbers/Carry that Weight» de los Beatles, el «Don’t Play That Song» de Aretha Franklin… muchas. Pero se quedaron en el tintero antes de intentarlas, probé con las doce que había seleccionado y con esas me quedé. Las otras, para otro momento.

¿Cuál era el objetivo? ¿Hacer una lectura fiel de los temas o darles un barniz diferente? ¿Reflejar admiración por artistas o poner de tú parte para aportar cosas nuevas?

El objetivo era cantarlas y ver qué podía aprender de ellas, como intérprete y como productor. Enfrentarme a canciones que me gustan e intentar hacerlas mías, aunque se trate de canciones tremendamente personales y conocidas por todo el mundo. Quería ver si era capaz de cantar un tema de Springsteen y que la gente no eche de menos a Springsteen cuando la escuche. Como cantante era un reto, y también como productor, una apuesta arriesgada, pero, independientemente del resultado, que es el público quién tiene que juzgarlo, considero cumplido el objetivo, porque he aprendido y disfrutado muchísimo en el proceso.

Primero los trabajasteis solo con piano y voz para, posteriormente, añadir arreglos, algunos coros… De todas maneras tengo entendido que la idea inicial era solo garganta y teclas, ¿No? ¿Cómo va apareciendo la necesidad de darles más cuerpo instrumental?

Si algo tenía claro es que las canciones tenían que funcionar perfectamente solo con teclado y voz, sin añadir nada más, pero una vez hecho eso, pensando en el disco como una unidad, doce canciones seguidas con esa filosofía se me convertían en un bloque demasiado pesado. Había que conseguir que, manteniendo ese tono nocturno, sencillo y cálido, «pasasen cosas en el disco» así que se me ocurrió jugar con arreglos sencillos, añadir un timbre distinto a cada tema, que lo diferenciase un poco de los demás: una armónica aquí, una flauta allá. Hice muchas pruebas sobre el papel, dejé que se me fuese un poco la olla y fantaseé mucho con los arreglos, hasta que tuve claro qué instrumentos quería y a qué amigos se lo podía proponer. Toda la gente a la que llamé estuvo dispuesta y se ilusionó con el proyecto, así que ahora, además de un disco variado y dinámico, tengo un buen muestrario de sonidos para enseñar a mis hijos. Los tipos de instrumentos que hay, cómo suenan y qué cosas puedes conseguir si los incorporas a una canción.

¿Qué papel ha jugado Abraham Benítez en todo esto?

Fundamental. Abraham es el músico más completo que conozco, una de las mejores personas que he tenido el privilegio de conocer y un tío divertidísimo y versátil con el que da gusto trabajar. Sin él este disco no habría sido posible, así de claro. Que este sueño se haya hecho realidad se lo debo, fundamentalmente a él, y también a Alfonso Espadero, que aceptó trabajar como ingeniero de sonido y al resto de los amigos que quisieron aportar su granito de arena musical.

Tal y como has explicado la idea nace como un divertimento, un aprendizaje, un regalo para tus hijos, sin ninguna pretensión más…Pero, poco a poco, y al ir tomando forma empiezas  a pensar en editarlo. Tiras de micromecenazgo y aquí lo tenemos. Nada menos que en CD y vinilo. No hace mucho hubo debate en la redacción rutera sobre el tema. El asunto tiene detractores y partidarios. ¿Piensas que es una buena manera de que los artistas financien sus obras en estos tiempos de zozobra?

Mira, casi prefiero que te conteste uno de los fundadores de la revista. Cito textualmente: «Me decido y compro una preciosa guitarra, una Fender Telecaster color azul eléctrico. Gasto en ella una buena porción del adelanto recibido para escribir este libro. Al César lo que es del César, y al rock lo que es del rock. Es lo justo ¿no?» (Ignacio Juliá. «Bruce Springsteen. Promesas rotas» (1995. Ed. La máscara).

Mi reflexión es: si el señor Juliá puede irse a New York y comprarse una guitarra con el dinero que le adelanta su editorial por escribir un libro ¿por qué no puedo yo gastarme el adelanto que me dan mis oyentes en hacer el disco por el que me pagan dicho adelanto? Al César lo que es del César y al rock lo que es del rock. Es lo justo ¿no? No creo que haya mucho más que explicar ni que la polémica tenga mucho más recorrido.

Hiciste una presentación en directo casi en entorno familiar. ¿Habrá alguna más cuando el disco esté en la calle?

Por supuesto. Tenemos intención de ir a cualquier sitio en el que nos quieran escuchar. Con Maggot Brain ya hemos recorrido España varias veces, y lo mismo haremos con este proyecto. En principio seremos Abraham y yo solos, pero no descarto que si la cosa va bien podamos incorporar más sonidos al directo, tal y como hemos hecho en el disco.

Vamos con las elegidas una a una… Dime, muy brevemente, lo primero que te venga  a la cabeza sobre ellas….

«A Change Is Gonna Come» (Sam Cooke)

Espero que venga ese cambio de una puñetera vez. La canción habla de algo muy concreto, pero como todos los clásicos, puedes extrapolar su mensaje hasta un plano universal, y en ese plano, ese cambio es cada vez más necesario. Musicalmente es una obra de arte, una maravilla.

«A Song for You» (Leon Russell)

Leon Rusell es uno de mis ídolos. Adoro su música, y esta canción es mágica. Un ejercicio de humildad e introspección en el que realmente te das cuenta de las cosas que importan en la vida, más allá del éxito o la fama. Todo el mundo ha cantado esta canción, desde Ray Charles hasta Amy Winehouse… y ahora yo también (Risas)

«After Midnight» (JJ Cale)

Me pasa con JJ Cale lo mismo que con Leon Russell. No sé qué tiene Tulsa, que sus artistas son tremendamente personales pero han conseguido que cualquiera pueda sentir como propio su sonido. En esta canción intentamos mantener el tono cálido (más que cálido, de calor impertinente, casi como de Fuego en el Cuerpo de Kasdan) pero añadir una guitarra ácida y muy rockera, una mezcla del «Sympathy for the Devil» de los Stones y Eddie Hazel…

«Heard It Through the Grapevine» (Marvin Gaye)

Aquí no podía competir con Marvin. Lo sabía desde el principio, así que decididnos llevarnos el tema a los pantanos. Las guitarras, las percusiones y los coros que metimos le dan un punto sexy y cerdote. Es como si Dr. John se me hubiese aparecido en sueños y me hubiese dicho cómo hacer la versión.

«How Does It Feel» (Slade)

Slade son una de mis bandas favoritas y esta canción en particular una de las más bonitas que conozco. Es la canción favorita de mi hija Jara, con eso está todo dicho.

«Jumpin’ at Shadows» (Fleetwood Mac)

Adoro esa canción desde la primera vez que escuché el directo de Boston. Siempre pensé que era de Peter Green, pero no, es de Duster Bennett, lo averigüé preparando este disco, precisamente. Me encanta ese punto entre blues y gospel que tiene la armonía. Por eso decidí meterle ese Hammond casi eclesiástico como contrapunto al sonido Fender Rhodes que marca el ritmo.

«OL’55» (Tom Waits)

Esa canción, así como todo el Closing Time de Waits me han acompañado desde que tenía 18 años. Es el disco que he puesto siempre que he estado bajo de ánimos, como terapia de choque, como para bajar del todo y poder tomar impulso desde el fondo. Le debía al bueno de Tom esta versión, y espero haber estado a la altura.

«Skyway» (The Replacements)

El único tema de disco posterior a 1980. Me encanta, me encantan los Replacements y me encanta el Pleased to Meet Me. «Skyway» es una pequeña joya de la historia de la música. Me apetecía mucho ver qué pasaba si le quitábamos las guitarras acústicas y la montábamos para piano. Creo que nos ha quedado francamente bien, y me haría mucha ilusión saber qué opina Paul Westerberg si la escucha.

«Trasher» (Neil Young)

Amo a Neil Young, es el espejo en el que me miro, es el músico al que más admiro en el mundo, y esta es una de sus mejores canciones. Podría decir tantas cosas que casi prefiero no decir nada.

«Thunder Road» (Bruce Springsteen)

Cuanto más escucho a Springsteen más me gusta, más cosas descubro, más cosas aprendo, más cuenta me doy de todo lo que significa su figura en la historia de la música. Que un tipo de 25 años sea capaz de componer algo como esta canción me parece algo prodigioso. Esta canción es mágica, como una película de 6 minutos. Es el germen de todo este disco. Abraham y yo la montamos para tocarla en el último tramo de la gira del disco Land de los Maggot Brain, y ahí fue cuando empezó a apetecerme cantar en este plan.

«Who’s Knockin» (Jeremy Spencer)

Escuché este tema en un disco recopilatorio de blues blanco hace más de 20 años, y desde entonces siempre he querido cantarla. Haberlo hecho es como cumplir con un compromiso vital, adquirido con el bueno de Jeremy en mi adolescencia.

«Wild Horses» (Rolling Stones)

La hemos hecho al estilo Leon Russell, aunque cambiando la instrumentación con respecto a su versión, en la banda sonora de la peli Stop All That Jazz. Me encanta esa versión, y quería hacer algo parecido. Me gusta mucho cómo nos ha quedado, la verdad.

Para finalizar, ¿En qué estado se encuentran Maggot Brain? ¿Tendremos noticias pronto?

Maggot estamos componiendo ya para el próximo disco, al tiempo que terminamos de construir los locales de ensayo que soñábamos cuando empezamos. Seguimos vivos, con más ilusión que nunca, e intentando aportar nuestro granito de arena a la escena nacional y local. Hay Maggot Brain para rato, te lo puedo asegurar. El próximo disco, además, va a ser la hostia.

 

* Podréis haceros con el disco en la web de Maggot Brain (en proceso de reconstrucción), escribiendo al mail peridistorsion@hotmail.com o bien a través del catálogo de Ghost Highway Recordings.

Manel Celeiro

 

 

 

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