Dejémonos de medias tintas y seamos francos. Por ello voy a empezar esta reseña con una contundente afirmación. El de Kentucky es el mejor cantante de country contemporáneo. Se puede decir más alto pero no más claro. Desde su debut con Guitars, Cadillacs, Etc., Etc. (1986) hasta esta última entrega ha desarrollado una carrera sin desperdicio. Fue una de las cabezas visibles del movimiento de los nuevos tradicionalistas. Artistas que emulando lo que décadas atrás había intentado la generación outlaw aspiraron a devolver credibilidad a la empalagosa escena de Nashville. Para dar fe de que no lo consiguieron no hace falta más que mirar las listas de éxitos vaqueros pero eso aquí nos da igual.
Tras una gélida portada más adecuada para un grupo de las características de, por ejemplo, Sigur Rós, y un título tan enigmático como 3 Pears se esconde otro derroche de facultades vocales, de clase compositiva y de elegancia interpretativa. Trallazos rockeros del calibre de «Dim Lights, Thick Smoke», pura dinamita, se alternan con baladas profundas, «It’s Never Allright», medios tiempos de perfecto acabado melódico al estilo de Roy Orbison, «Long Way To Go», «Trying», impecables canciones sostenidas tan solo por la seductora línea vocal de Yoakam y unos redobles de batería, «Waterfall», o country académico, «Missing Heart». Calidad y cantidad en abundancia. A la altura de los nombres que ocupan el Olimpo del género. Sin discusión posible, señores, sin discusión posible.
MANEL CELEIRO