Sala Rocksound, Barcelona
Difícil trabajo el de reivindicar unos años y una estética de rock and roll donde predomina el pantalón de campana, el pelo hasta media espalda y las guitarras afiliadas como cuchillos con riffs que hacen temblar hasta las paredes. Por suerte la sala Rocksound sigue en pie para acoger a estas bandas y cobijarnos. Así Horisont, hermanos pequeños de Graveyard, han tenido su lugar y su noche en Barcelona, la ciudad del morderneo y la excesiva intelectualidad de café. Traen el rock de los 70 como estandarte, a muy buena altura y sujeto con manos firmes. Una noche para rendir culto a Black Sabbath y los Purple en visión sueca, lo cual es siempre signo de garantía. Presentando un disco que debería estar en tu estantería.
Y lo mismo en su directo, patrones ya vistos y sobre todo, muy disfrutados, aunque no igualados, Robert Plant solamente hay uno por mucho se empeñen en emularlo, ya que el font-man de Horisont no solamente cantó, sino que durante algunos momentos del concierto corrió persiguiendo el tono de las canciones, tal vez la cerveza, quien sabe, la frescura no fue la tónica en su noche. Pero sí para el resto de la banda buena nota, músicos buenos y hasta muy buenos, por qué no… Cincuenta minutos que supieron a poco, y sin bises, repartidos en sus dos largos, un primero de mismo nombre que la banda y su segundo «Second Assault». Sonaron «Time Warrior» y «On The Run» con fuerza y mucha seguridad rítmica. El público encantado, entonando sus canciones mientras hacían escapadas al tenderete a comprar su merchandising, así terminaron tallas y muchos salieron por la puerta con discos bajo el brazo. Hasta hubo momento balada con «Crusaders of Death». Muy buena banda pero poca repercusión mediática y cero promoción por parte de los medios. No somos un país con cultura de conciertos ni lo seremos nunca, ojalá me equivoque profundamente y bandas como Horisont tengan siempre una noche en Barcelona.
Mario X