Encuentros

June et Jim, cinematográfica melancolía pop

Hay ocasiones, muchas, en que la casualidad acaba dando forma a un proyecto musical. Personas diferentes que una vez se han unido parecían destinadas a ello. Ecuaciones de difícil resolución que se convierten en simples sumas matemáticas cuando conoces el resultado. Ese es el caso de Marion Cousin y Borja Flames o, lo que es lo mismo, June Et Jim. Ella francesa, el ex miembro de Belmonde, nacido en Valencia pero ciudadno del mundo. Su unión musical acabó dando forma a un quinteto que bajo ese nombre de novela edita Les Forts (Green Ufos) y de eso hablamos en esta entrevista.

 

 

 

Explicadme como acaban una francesa y un catalán formando un grupo de pop.

En realidad nací en Valencia pero ambos vivíamos en Barcelona cuando nos conocimos, yo por mis estudios de música y Marion por sus estudios de teatro. Tenía varias canciones escritas en francés y, justo cuando me disponía a grabarlas, nos conocimos, decidimos probar a dos voces y nos gustó mucho, así que decidimos empezar a trabajar juntos. Poco después nos mudamos a París, allá por 2006, y desde entonces hemos hecho más de doscientos conciertos y escrito muchas canciones a cuatro manos.

 

De dónde surge la idea del nombre para la banda?

Quisimos utilizar una referencia de la cultura francesa (en este caso cinematográfica) y modificarla con otras sonoridades de manera que sugiriera que no nos proponíamos hacer una canción francesa basada en la tradición de la chanson, sino más bien influenciada, por entonces, por la música popular americana, de ahí que Jules pasará a ser June.

 

Grabasteis un par de EPs antes de lanzaros con el LP ¿cómo fue el proceso?

Los dos Eps los grabamos en formato dúo y en casa, ya que buscábamos un sonido lo-fi e intimista. En 2008, conocimos a Igor (clarinete, trompeta, sierra) y Renaud se mudó a París (batería y hermano de Marion). Empezamos a hacer conciertos en cuarteto y tras varias giras (Alemania, Holanda, España y Francia) decidimos que lo mejor y más interesante sería plasmar la música que hacíamos como cuarteto, más amplia, dinámica y rica en timbres sonoros, lo que nos llevó finalmente a la grabación en 2010 del largo.

 

A partir de vosotros dos fuisteis formando la banda con músicos a vuestro alrededor. Habladme del proceso.

Después de varios años haciendo grabaciones y conciertos los dos solos, nos apetecía ampliar la selección de instrumentos. Poco a poco fuimos encontrando las personas idóneas para integrar el grupo: Igor Estrabol, músico multi-instrumentista cuyo sonido es perfecto para nuestras canciones, Renaud Cousin, cuya forma de tocar la batería y cuyos ritmos son muy originales y, desde hace un año, Philippe Crab, guitarrista eléctrico muy inventivo y elegante. Desde entonces, cuando podemos, tocamos en quinteto… pero seguimos siendo un grupo con una formación variable. Tanto hacemos conciertos en dúo como en trío, cuarteto o quinteto. En todo caso, el núcleo somos nosotros dos y en el futuro todas las formaciones son posibles.

 

Rafa Martínez dice en La Vanguardia que lo vuestro es “melancólico y de una belleza suprema” ¿qué os transmite esa definición?

Es una definición subjetiva, por supuesto, pero nos alegra saber que estas canciones que escribimos con toda la testarudez e ilusión de que disponemos transmiten tal superlativo a un oyente. Por otra parte, está claro que no somos un grupo de música de discoteca, pero no nos consideramos melancólicos, intentamos huir de lo lastimero, de lo quejumbroso, de lo llorón. También es verdad que esta sociedad en que vivimos no es maravillosa en todos sus aspectos, por lo que es natural que las canciones que escribimos, tanto las letras como la música, acaben a menudo reflejando el desengaño y la ira que ciertas situaciones nos provocan.

 

Evidentemente os influye el pop francés ¿qué hay de cierto en el hecho de que de ahí sólo salen temas tristes?

En realidad, no escuchamos mucho pop, y más concretamente el francés… hace tiempo que nos dejó interesar. Hubo un tiempo en que sí escuchábamos música francesa pero esto fue antes de que naciera el grupo. Cuando lo formamos escuchábamos sobre todo música americana hecha entre principios del siglo pasado y final de los 70. Está claro que hay cantidad de canciones increíbles en la música francesa pero en la actualidad todo lo cantado en francés (salvo raras excepciones) suena a variété (es decir, comercial y rancio al mismo tiempo), y está muy lejos de ser nuestras influencias. En cuanto a la tristeza en la música francesa, esto es un tópico que tiene su razón de ser en ciertos intérpretes sobre todo de décadas pasadas y, quizás, en la dulzura del idioma, pero hoy en día, no es en absoluto la característica común.

 

Elegís básicamente el francés como medio de expresión ¿cuál es la razón?

Yo había sacado discos instrumentales como Belmonde y tenía ganas de volver a escribir canciones, y lo hice en francés porque la literatura, el cine y la música que más había consumido venían de allá, y también porque lo estudié durante muchos años y lo sentía dentro de verdad. Luego conocí a Marion, lo cual confirmó la elección. Pero con el tiempo toda pauta ha sido anulada y la elección del idioma (francés o castellano) se da cada vez por la sonoridad del texto en la canción, o porque, al improvisar, cantamos en uno u otro idioma. El próximo disco, que vamos a grabar en diciembre de este año en Hamburgo, tendrá casi el mismo número de canciones en francés que en español.

 

Creo que Marion se encarga de las letras y tú Borja de la música ¿es fácil para vosotros trabajar así?

En realidad cada canción nace de un intercambio, de un ir y venir de los ingredientes que la componen entre nosotros dos. No tenemos un sistema fijo de composición. A veces Marion me da un texto y yo hago la música, a veces yo le doy una idea de texto que ella desarrolla, a veces uno de los dos viene con una canción acabada y la transformamos juntos. Pero en todos los casos nos gusta, y encontramos necesario, el hecho de que cada uno aportemos nuestras modificaciones que enriquezcan cada canción. Todos estos procesos nos salen muy natural y espontáneamente, nacen de tocar e improvisar juntos. Siempre ha sido fácil, salvo algunas excepciones.

 

¿A quién se parece la música de June et Jim?

Cuando grabamos el disco la música que más escuchábamos eran The Beach Boys, Jefferson Airplane, Doors, Lee Hazlewood & Nancy Sinatra, Smog… En estos momentos podemos decir que nuestras mayores influencias son las canciones de Violeta Parra y las de Victor Jara, la música africana (por ejemplo, la que fue grabada por los etnomusicólogos de Radio France en los 60 y 70 para el sello Ocora), el folclore de todo el mundo (siempre que no haya sufrido la influencia de la producción musical moderna), las grabaciones de Jordi Savall y Montserrat Figueres, y sobre todo nuestro compañeros del colectivo Le Saule (Léonore Boulanger, Antoine Loyer, Jean-Daniel Botta…).

 

Eduardo Izquierdo

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