Encuentros

Tórtel, entusiasmo mediterráneo

Tórtel es un proyecto de Jorge Pérez (Ciudadano, Maderita) en el que Joaquín Pascual (Surfin’Bichos, Mercromina) juega un papel fundamental, hasta el punto de que en muchos lugares se define como un proyecto a medias. A pesar de eso, nosotros le otorgamos un 60% de la aventura al primero, si Pascual nos permite, y por eso nos pusimos en contacto con él para que nos contestara unas preguntas sobre Entusiasmo, su nuevo disco, que publica el 3 de mayo y que está dando mucho que hablar en las redes.

 

 

 

Tu primer disco recibió grandes críticas y algunas de sus canciones fueron elegidas entre las mejores del año ¿qué esperas de este nuevo disco?

Las expectativas que podía tener con este disco y que dependían de mí (intentar hacer mejores canciones, conseguir mejor sonido, tener más confianza para atreverme con más cosas…) tengo la sensación personal de que las he cumplido. Lo demás ya no está en mi mano, pero obviamente me encantaría que el disco gustase. Ojalá.

En ese primer disco decías “de alguna manera todo lo aprendido, servirá de algo en algún momento” ¿qué te ha servido?

Supongo que esto es algo que eres capaz de ver cuando ya empiezas a tener una cierta edad, y puedes mirar hacia atrás con algo de perspectiva. Todas las canciones, horas en locales de ensayo, y conciertos con Ciudadano, Maderita, y ahora Tórtel… Todo eso, incluidos los mayores disparates, parece que van tomando sentido. Es como si el puzzle encajara de repente. En este disco hay una frase que creo que viene muy al caso «me equivoqué una y otra vez, pero cada vez mejor«.

¿Cómo definirías tu música? ¿folk? ¿pop?

Es algo que nunca me había parado a pensar. Imagino que es fundamentalmente pop en el sentido más amplío del término. Claro, como hay mucha guitarra acústica y poca instrumentación eso la acerca a lo que solemos entender por folk. Creo que de ambas tiene que son canciones con esa vocación de canción popular, como de toda la vida. Una letra, una melodía, un tío cantando y contando algo…

Joaquín Pascual ha producido el disco y también se ha encargado de los arreglos ¿qué tal el trabajo con él?

Joaquín y yo somos amigos desde hace mucho tiempo. Es uno de mis mejores amigos, compartimos una visión de la música y de otras muchas cosas muy, muy parecida, y tengo la enorme suerte de que me eche un cable con los arreglos y la producción. Yo soy un instrumentista muy limitado, y él suele proponer soluciones y enseñarme caminos que a mí nunca se me hubieran ocurrido. Aprendo mucho. Además me conoce bien, tanto mis paranoias, mis limitaciones, como las cosas buenas que pueda tener, y trabajar con alguien que puede sacar eso de ti es una ventaja.

Has tenido un montón de colaboraciones. Háblame de ellas….

Cuando Joaquín y yo grabamos las canciones de Lugar Nuevo, ni siquiera pensábamos que estuviéramos grabando un disco. Yo tenía unas canciones y él me animó a grabarlas en su casa, con un equipo muy limitado pero suficiente para lo que queríamos hacer. Quisimos grabar todas las canciones nosotros solos, con muy poca instrumentación para destacar sobre todo la voz, la guitarra, y poca cosa más. Al final tuvimos la oportunidad de editarlo y decidimos masterizar la grabación pero no añadir nada más, porque tenía un aire intimista y frágil que nos gustaba mucho. Luego vino la posibilidad de tocar en directo y yo pensé que sería bueno darle un aire nuevo a las canciones porque no iban a funcionar igual al oírlas en casa que yendo a ver el concierto. Entonces tuve la suerte de sentir el apoyo de buenos amigos y estupendos músicos, que fueron arropando las canciones y haciéndolas un poco suyas. Me gustó mucho cómo las canciones tomaban otra vida. Cuando comencé a componer canciones nuevas para un segundo disco, decidí retomar el proyecto en ese punto; volver a tocar las canciones con mucha gente a la que admiro, y ver qué camino cogían. Nos juntamos en una casa a las afueras de Valencia aprovechando tres días de vacaciones, Rafa Estrela, Pau Roca, Manolo Tarancón y Abel Hernández, y empezamos a dar vueltas a las ideas que yo tenía. Algunas canciones estaban muy definidas, otras eran simples esbozos. Fue muy chulo, pasamos como 15 horas cada día tocando esas canciones. Fue una experiencia muy buena. Todos los arreglos que surgían y nos gustaban, los grabábamos, y luego se conservaron para el disco. También le comenté a Abraham Boba si quería tocar el acordeón en «La guerra fría». Recuerdo que le envié la canción, que tiene muy poca letra, con una coda final muy larga. Le dije que le había grabado la rueda de acordes una y otra vez, y que ya haríamos un fadeout, pero luego ni Joaquín ni yo sabíamos dónde cortar. Nos gustaba mucho todo lo que había grabado Abraham de principio a fin. Al final es la canción más larga del disco.

Formaste parte del proyecto Maderita ¿cómo fue la cosa?

Cayo, Xema y yo, tocamos en Ciudadano durante mucho tiempo, y siempre habíamos sentido mucha admiración por Julio Bustamante. Para nuestra sorpresa empezamos a ver a Julio en los conciertos de Ciudadano y nos dijo que a él le encantaba lo que hacíamos. Desde hacía tiempo teníamos la intención de hacer algo juntos, pero el momento idóneo no llegó hasta hace unos tres o cuatro años, cuando por casualidad, nos pudimos juntar unos días en los que ninguno teníamos nada que hacer. Enseguida todo tomó forma. Julio tenía algunas viejas ideas aparcadas y ese fue el punto de arranque, de ahí fueron llegando poco a poco el resto de canciones.

Del disco destacaron una de tus canciones…

«Trabajo de verano» es una canción que hicimos Xema y yo. y que se quedó fuera del último disco que grabamos Ciudadano. La canción nos gustaba pero había algo que no llegaba a convencernos. Al tocarla con Maderita enseguida nos entusiasmó, sonaba perfecta. Sin duda lo que no nos llegaba a funcionar hasta ese momento no era la historia sino la forma de contarla.

¿Cómo ha influido estar con alguien como Julio Bustamante en tu música? ¿Se refleja en este disco?

Entre el tiempo que pasamos componiendo, grabando y luego girando con Maderita, fueron un par de años muy intensos y bonitos. Creo que tienes que estar muerto para pasar tanto tiempo con alguien como Julio y que de alguna manera todo no cambie un poco. Su vitalidad es contagiosa, su forma de hacer canciones tan sencilla y portentosa, es imposible de imitar, pero desde luego algo me debe de haber influido. Sin ir más lejos el propio título del disco, Entusiasmo, es una clara referencia a su maravilloso disco Entusiastas.

¿Qué te parece el trabajo reciente de gente como Josh Rouse que parece intentar unir la música mediterránea con el folk? Me recuerda algo a tu proyecto aunque con evidentes diferencias.

Bueno, la visión de Josh es la del turista que ve desde fuera todo este modo de vida mediterráneo, su disco me encanta. Vive aquí, pero sigue mirando las cosas con una perspectiva que también le concede cierto privilegio. Josh es un maestro sin duda. Yo he nacido y crecido aquí, y podríamos decir que esa visión sobre el mediterráneo es más desde dentro y por tanto puede que incluso algo más plana. No tengo otra.

Si tengo que poner una estantería tu disco ¿qué libros o discos pongo al lado?

Me gustaría mucho que hubiera discos de Paul Simon, Bright Eyes, Litoral, de los Beatles, de Julio Bustamante, claro, de El Hijo, de Bob Dylan, Beach Boys, Nirvana, y también cosas como Beach House o Panda Bear. En cuanto a libros, alguno de David Foster Wallace, por supuesto de William Faulkner, Salinger, Bolaño, Baroja o Emilia Pardo Bazán. No sé, me ha venido ese batiburrillo extraño a la cabeza…

Eduardo Izquierdo

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