Cuando en 2005 se realiza esta entrevista, Sonic Youth están grabando Rather Ripped, puente hacia la excelencia de The Eternal, que podría ser su obra final tras el anunciado divorcio de Thurston Moore y Kim Gordon. Rescatamos esta charla con un músico que no ha perdido lucidez ni mordiente. Lo afirma su última obra en solitario, Demolished Thoughts, que estos días presenta en gira española.
Primavera Sound, Barcelona, finales de mayo de 2005. El camerino de Sonic Youth está llegando a ese punto de ebullición aftershow que ellos llaman, privada y jocosamente, ‘’mini freak scene’’. Lydia Lunch se despide cuando entran Enrique Morente y compañía. También andan por allí Christina Rosenvinge y Ray Loriga. El normalmente expansivo y risueño Mick Collins parece cohibido, pero acabará pidiéndole a Lee Ranaldo que grabe un sencillo para su sello. Morente es presentado a los componentes de la banda: Kim Gordon y Steve Shelley se muestran cordiales, Thurston Moore recuerda la maqueta que el granadino les mandó para insinuarles una colaboración. ‘’Minimalista, minimalista…’’, repite chistoso. Un ausente Jim O’Rourke descansa en un sofá sin prestar atención al sarao. Entonces entra, desde un camerino contiguo, Andy Gill de Gang Of Four y presenta sus respetos. La densa escena social se difuminará en unos minutos, cuando los británicos salten a escena…
Horas antes Thurston ha dejado las alturas de su flequillo, y sus viajes astrales por las dimensiones paralelas de la música pop, para contarnos cómo evoluciona —si eso es todavía posible— la banda matriz de toda una generación, por qué siguen grabando discos y girando cuando su zeitgeist musical expiró hace ya mucho, y hasta qué punto su país vive una secesión civil entre votantes de Bush y progresistas pulverizados por la realidad de las urnas… Cuando dos meses después de la charla le pido unas correcciones ortográficas a la lista de nuevos grupos que como es su costumbre ha soltado en la entrevista, me adelanta información sobre el nuevo álbum que andarán finalizando cuando aparezca esto, Rather Ripped. ‘’Tocamos cuatro canciones por primera vez en vivo la otra noche, con el nombre Thurston Moore y los Heavy Creeps’’, explica vía electrónica. ‘’Fueron «Do You Believe in Rapture», «Or», «Pink Steam» y «Helen Lundeberg»…’’.
Siempre fuisteis un grupo con una inherente actitud política, ¿cómo vivisteis la última noche electoral, la reelección de Bush?
¿La noche electoral? Buf… Fue una completa depresión en toda nuestra comunidad, algo psicológicamente muy fuerte para mucha gente: ¿qué ha ocurrido?, ¿por qué ha ocurrido?, ¿quién somos?… Fue muy, muy fuerte. El día de la toma de posesión organizamos un concierto en Washington D.C. al que asistimos Kim y yo como Mirror Dash, nuestro dúo. Se llamó Ruido Contra Fascismo y congregó a una serie de grupos noise y demás que nos gustan, como Nautical Almanac, Magic Markers… miembros de Wolf Eyes y Hair Police… To Live And Shave In L.A., Metalux, Monotract, bandas que nos gustan. Fue un festival de un solo día, y no hubo ningún manifiesto del tipo ‘’somos anti-Bush’’, porque esa es una cosa que pensamos ya no tiene ni que articularse. Es obvio que existe esa gran división civil en Estados Unidos. Aunque desde fuera pueda parecerlo, no todos los norteamericanos somos esa panda de paletos que se han tragado que vivirán más seguros con los hombres duros en el gobierno. Algo que se ha demostrado es un error. Pero no creo que seamos necesariamente una banda política, nunca tuvimos ambiciones en ese aspecto. De vez en cuando hemos hecho algún comentario, pero nunca ha sido algo central en nuestra perspectiva musical. Pienso que siempre hemos sido un tanto inarticulados en nuestras nociones políticas. Nos gusta pensar que la expresión es evocativa en sus propios términos, no tiene que quedarse en el blanco y negro de los asuntos políticos.
Sin embargo, si tomas un álbum de los 80 como Bad Moon Rising, exponía una terrorífica visión de América, una profecía que se ha cumplido con creces.
Todo es peor ahora, estamos en la Edad Oscura. Recuerdo cuando empezó el punk-rock, nos quejábamos de la horrible música que producía la gran industria discográfica, la música disco y todo aquello. Pero la música disco ha envejecido bastante bien si la comparamos a lo que tenemos ahora, el mainstream, sea lo que sea, Avril Lavigne y toda esa papilla prefabricada, esas canciones escritas por comités de vejestorios.
Hablemos de Sonic Nurse, que me parece el mejor de vuestros últimos álbumes.
Sí, estamos mejorando… Seguimos trabajando en ello… Creo que Sonic Nurse es un disco más rico que los dos últimos, sin duda. Es el mejor de esa nueva etapa de Sonic Youth con Jim O’Rourke como nuevo componente, una nueva década en nuestras vidas y todo eso, creo que es el mejor disco que hemos hecho en esta situación. Para nosotros ha representado un paso adelante y siento curiosidad por lo que haremos este verano con las nuevas canciones que hemos compuesto.
¿Tenéis alguna idea de quién es vuestro público? Una cosa parece clara: cada vez es más joven…
Sí, cada vez son más jóvenes… Sonic Youth nunca hemos vendidos grandes cantidades, no vendemos millones de discos ni nada parecido, nunca hemos tenido un disco de oro, no tocamos en grandes locales. Esa nunca fue nuestra ambición. Para mí, la banda siempre se ha fundamentado en la música que nos gusta escuchar, y la música que nos gusta escuchar nunca ha tenido nada que ver con el mainstream, en consecuencia hay una razón para que existamos como la banda que nos gustaría escuchar. Pero cualquier flirteo con el mainstream me parece muy interesante, me gustaría introducirme en el mainstream como lo hacían las bandas, digamos en los 60, que surgían del underground. Una banda como Pink Floyd, por ejemplo, o la Jimi Hendrix Experience. ¿Cómo serían esos grupos hoy? ¿Pink Floyd serían hoy los Flaming Lips? ¿Quién serían? ¿Tendrían éxito en el mainstream? No sé si lo tendrían… Si hoy apareciese un grupo, creara «See Emily Play» y tratara de lanzarlo como single, ¿entraría en las listas de ventas? No lo sé, pero creo que no. Lograría lo que esas grandes canciones de un grupo como Flaming Lips, que no entran en listas pero son conocidas por el público, logrando un reconocimiento a otro nivel.
Toda esa actividad externa a Sonic Youth en la que seguís inmersos los cinco miembros, ¿cuan positiva ha sido para la banda? ¿Os hubierais separado ya sin esas escapadas?
No nos hubiéramos separado, pero de no tener esas salidas hubiésemos tenido que trabajar únicamente en el contexto de Sonic Youth, lo que nos hubiera limitado personalmente. Es algo que hacemos desde el principio y, a medida que crecía nuestra reputación, se sabía que además hacíamos esas otras cosas. Ocurrió en los años 90, cuando la escena de Nueva York se transformaba de una escena de bandas a más una escena de músicos que tocan unos con otros. Al principio predominaban las bandas como Blondie, Television, los Voidoids… y, en los 80, Swans, Live Skull, Sonic Youth, esa clase de bandas… y entonces, en algún punto de los 90, los grupos empezaron a importar menos que diferentes individuos de la comunidad interaccionando de distintas formas. Entramos en esa escena como miembros de Sonic Youth y empezamos a trabajar en otras situaciones, situaciones de música más improvisada, algo por otra parte muy típico en la historia musical de Nueva York, esa clase de interacción. Nos metimos a fondo en esa escena durante los 90, creando esas distintas unidades, algo que actualmente seguimos haciendo. En cierto modo, a mi me sigue interesando una idea musical que es muy específica, pero no quiero forzar a Sonic Youth a centrarse en esa única idea, puedo realizarla fuera, desarrollarla con otra gente, en vivo, en grabaciones, etc. Y a menudo sale algo de esa experiencia que puedo utilizar en una canción de Sonic Youth, que es algo que siempre hemos hecho.
¿Qué constituye hoy [2005], ahora que ‘’la new wave de la new wave’’ es agua pasada, la escena rock de Nueva York?
Hay muy buenos grupos, grupos surrealistas y subterráneos que hacen folk y drone experimental, música muy alucinada. Por ejemplo, un grupo llamado Double Leopards. Son cuatro miembros, dos tíos, dos tías, se arrodillan en el suelo y tocan. Están muy bien. O una banda como Mouthus, sólo guitarra y batería. Tocan a un volumen realmente intenso, un brutal muro de sonido, voces trucadas. Son extremadamente heavy. Hay mucha música así, toda una escena en activo. No es música pop, pero sí una verdadera escena, autosuficiente, que incorpora a gente del folk de vanguardia y también a otros que hacen psicodelia rara o noise genuino, alguien como ese joven llamado Prurient.