En Diciembre de 1969 los Box Tops, o lo que queda de ellos, se embarcan en una gira por UK para promocionar Dimensions, el último de sus discos. Al llegar allí se encuentran con que las condiciones en las que tienen que trabajar son penosas: ensayan en los bajos de un colegio, con niños alrededor y el equipo de sus teloneros, una banda de reggae con material de segunda. De los Box Tops originales, los que habían vendido millones de discos desde que «The Letter» los propulsaran en 1967, ya sólo quedan Gary Talley y Alex Chilton, hartos de no ver el dinero que producían, de verse exprimidos en giras continuas, de no tocar en sus discos, de sentirse piezas de una máquina que no dominaban, decididos, en fin, a no caer más bajo. La leyenda cuenta que Alex se bajó del escenario en la primera actuación y se largó. Otros dicen que la gira simplemente se canceló. Sea como fuera, no habría más Box Tops. Chilton ya había probado meses antes, y medio en secreto, lo que era grabar por su cuenta y no había vuelta atrás.
En la segunda mitad de 1969, cuando realmente se grabaron estas sesiones, Chilton todavía estaba bajo contrato con The Box Tops, contrato que cumplió escrupulosamente hasta que ese año cumplió los 18 años. Entonces podría dejarlo sin temor a que lo mandaran de vuelta al colegio. Ni Dan Penn ni Chips Moman, sabios arquitectos del éxito de los Tops, no prestaban demasiada atención a las canciones que el chaval había empezado a componer, así que en un descanso de la grabación de Dimensions, Alex pide ayuda a Terry Manning, uno de los técnicos habituales, en caso de que pueda grabar algo en solitario. No tardaron demasiado en encontrar un hueco para meterse en Ardent. Apoyados por Richard Rosebrough, batería que seguiría trabajando con Chilton durante muchos años, y la steel guitar de Jeff Newman, un sesionero de Nashville encantado de probar en el mundo del rock’n’roll, grabaron un puñado de canciones que estuvieron a punto de inaugurar la carrera en solitario de su autor.
Si algo llama la atención de 1970, aparte del estupendo sonido que logra Manning, espontáneo y natural pero con la prestancia clásica del Memphis de la época, es que predice prácticamente toda la carrera posterior de Alex Chilton. Aquí tenemos la voz rasposa del adolescente que engañó a todo el mundo sobre su raza y edad en los éxitos de los Box Tops, eufóricamente ritmanbluesero en «Just To See You», «Come On Honey» o «I Can Dig It»; al amigo de los Beach Boys y fan de los Beatles que se descuelga con joyas pop del calibre de «Everyday As We Grow Closer» y la inconclusa «The EMI Song (Smile For Me)»; al insolente que canta a ritmo de exultante country rock su libertad ganada en «Free Again» o pide socarronamente el dinero que le deben en «All I Really Want Is Money»; e incluso al Chilton que deconstruiría su leyenda en discos tan retorcidos como Like Flies on Sherbet, destrozando con ganas el «Sugar, Sugar» de los Archies.
Todo esto ya lo sabíamos desde la primera edición del disco, la de Rev Ola en 1996, pero el gran descubrimiento de esta nueva visita a los archivos de Ardent (anotada por el gran Alec Palao), son tres demos acústicas que prefiguran la exquisita sensibilidad de sus obras mayores con Big Star. En «All We Ever Got From Them Was Pain» y «It Isn’t Always That Easy» ya aparece esa emocionante capacidad melódica cargada de melancolía y tristeza, tan característica del grupo en sus momentos más recogidos. Por otro lado, «If You Would Marry Me» nos enseña su cara menos conocida, una efusiva declaración de amor que pedía a gritos ser vestida de fiesta en Ardent.
Como es sabido, el disco no llegaría a publicarse. Los Beach Boys mostraron interés en hacerlo a través de la compañía propia que intentaban poner en marcha en esa época, pero Brother quedó en poco más que una etiqueta para sus discos, y en Atlantic le ofrecían probar suerte con «Free Again» de single y ver qué pasaba. Chilton estaba harto de ser chico de singles, rechazó la oferta de plano y ante la falta de otras nuevas emprendió viaje a Nueva York. Cuando vuelva a Memphis se encontrará con Chris Bell y su grupo. Nacía Big Star y la carrera en solitario de Alex Chilton se retrasaría casi una década. En medio tocaría el cielo artístico con Big Star y descendería a los infiernos del fracaso y los excesos, pero siempre sin atender consejos ni aceptar cadenas. Libre para hacer lo que quisiera.
Carlos Rego