Ruta 66 sondeó a algunos de los músicos que más nos gustan para que dieran su opinión sobre los tiempos convulsos en los que vivimos, para que expresaran su punto de vista sobre el resurgimiento de la protesta popular como espejo de una indignación que traspasa fronteras geográficas y clases sociales. Empezamos por el maestro Lapido. Porque sí, y porque se lo merece. Cada semana, un nuevo invitado.
¿Por qué hay reticencias a tocar esta clase de temas? ¿Por qué tocar temas sociales o políticos (y no hablo de significarse a favor de un partido, un movimiento o una ideología, sino de contar las cosas que pasan) está cada vez peor visto en el rock?
Me imagino que estás hablando de la escena rock española, ya de por sí bastante escuálida en todos los aspectos. En cualquier caso no creo que eso sea del todo cierto, hay un montón de grupos que tocan esos temas y hacen bandera de esa supuesta actitud “concienciada”. Pásate por el Viña Rock y lo comprobarás. La raíz de esa reticencia a la que te refieres puede deberse a que muchos de estos grupos han caído normalmente en el planfletarismo, en los llamamientos primarios del tipo “movilízate”, “lucha”, “legalización”, en fin, ya sabes… eso, cuando uno estaba en 1º de BUP vale, pero si uno se tiene aprecio a sí mismo como escritor de canciones no es lo más sugerente. En mi caso particular, me da igual que esté bien visto o mal visto escribir sobre temas políticos. Escribo sobre lo que me da la gana y creo que hay bastante tema “social” en mis canciones. Eso sí, desde un punto de vista menos obvio. Po si eso fuera poco, también escribo desde hace ocho años en un periódico de Granada una columna semanal de opinión, la mayoría de las veces sobre política.
Llama la atención que haya existido un abandono generalizado de estos temas, mientras que las letras han tratado con bastante frecuencia lo íntimo, la relación con uno mismo o las complicaciones en el amor. Sin embargo, cuando se trata de hablar de los sentimientos que provoca esa inestabilidad vital socialmente causada, todo el mundo parece mostrarse un tanto saturado. ¿Por qué crees que es así? Y en tu caso, ¿por qué está clase de temas te interesan/ no te interesan para tus letras?
Ya te lo he dicho antes. Desde siempre he tocado temas “sociales”, si es que pueden llamarse así. Creo que mis canciones reflejan lo que pasa dentro y fuera de mi cabeza, desde el principio de mi carrera como compositor. En 1985 escribí para 091 una canción llamada “Escenas de Guerra”, que puede tildarse de antimilitarista. Entonces había que hacer la mili, y era un tema que te tocaba directamente. En 1987 ya mencionaba las colas del paro en “La Torre de la Vela”. No sé… no te voy a hacer la lista entera de mis canciones que tocan esos temas, que son bastantes. Ahora mismo tengo en mi repertorio una del año 2.000, “El Dios de la Luz Eléctrica”, en donde se habla del capitalismo y hay una frase que podría venir muy bien a la situación actual: “Acaba de morir de viejo el Nuevo Orden Mundial”. En mi último disco hay una que se titula “Algo Falla” que habla de revueltas callejeras y estructuras de poder. Está grabada meses antes de que la gente se cayera del guindo y se pusiera a desplegar tiendas de campaña en la plaza del pueblo.
Es curioso, además, que cuando las presiones exteriores desaparecen, por ejemplo las de la gran discográfica, a la hora de hacer un determinado tipo de música o de tratar determinados temas para conseguir el éxito, justo cuando no hay censura, estos temas se tocan menos. La gran mayoría de vosotros no está en una multinacional y la presión del público ya no se deja notar en hacer músicas más o menos accesibles. ¿Se te ocurre alguna explicación? ¿Hasta qué punto esos retratos musicales de la realidad exterior tienen hoy validez? ¿La gente se los cree o no? ¿Es algo que necesitamos o mejor dejarlo estar?
Me remito mis respuestas anteriores, pero vamos a ver, tocar o no tocar ese tipo de temas no significa riesgo comercial, a veces es todo lo contrario. Mira el ejemplo de Manu Chao, se forró diciendo lo mal que lo pasaban los inmigrantes y ese tipo de cosas. Creo que un escritor honesto de canciones no debe pensar en la gente cuando escribe, sólo en sí mismo y en su obra. Eso no quiere decir que la gente, posteriormente, no se vaya a identificar con esas canciones. Es más fácil “creerse” una canción bien hecha que una resuelta de mala manera.
¿Hasta qué punto percibes como algo político lo que haces? ¿Hasta qué punto se refleja en tus canciones tu visión política del mundo?
Comparto con Aristóteles la idea de que el hombre es un animal político. Desde esa óptica todo lo que uno hace en la vida es política. Por acción y por omisión uno está siempre tomando partido. Sin ir más lejos, cuando uno va al fútbol debe saber que está ayudando a que un empresario de la construcción, probablemente corrupto, tenga más poder, más capacidad de influencia ante los políticos. Ir al fútbol en España no es un acto inocente, es un apoyo inconsciente a la especulación inmobiliaria, ya que el 90% de los dueños de los clubs de fútbol son empresarios del sector. Cuando uno pone los 40 Principales debe saber que está ayudando a perpetuar un sistema en el que uno debe pagar por sonar en la radio. Y así podemos seguir: todo es política
La gran mayoría de la gente que hace rock and roll lleva las riendas de su carrera, en muchos casos porque no queda más remedio, en otros porque así lo han elegido. ¿La búsqueda de la libertad artística es la única decisión política que debe tomar un músico o deben implicarse también en asuntos más sociales? ¿Ves la independencia y la autogestión como algo político o es algo que se hace porque no se tiene otra opción?
Lo que ocurre en España es una gran paradoja: los grandes grupos autodenominados indies tienen contrato con multinacionales. A mí, como comprenderás, me da igual, pero los periodistas sois los primeros que no cuestionáis esta contradicción, os parece perfectamente normal. Yo llevo auto gestionando mi carrera desde el año 2005. Tres discos editados en mi propio sello. Eso no influye en la calidad de la música, pero si en mi tranquilidad de conciencia: no le voy a robar a nadie ni me van a robar a mí.
Esteban Hernández