Richmond Fontaine, la banda encabezada por la maestría de Willy Vlautin, acaban de hacer su apuesta más arriesgada. Su título es The High Country, y nos muestra a una banda más oscura, más densa, preocupada por la construcción de paisajes sonoros más complejos en el que ya es su duodécimo disco.
Hablamos con el genio de Reno sobre todo ello mientras prepara sus maletas para regresar a España (19 de octubre, Cádiz, Edificio Constitución 1812. 20 de octubre, Murcia, 12 y ½. 21 de octubre, Santander, Black Bird. 22 de octubre, Vigo, La Iguana. 23 de octubre, Madrid, Siroco).
En primer lugar, en estos tiempos que corren ¿dónde está ese país imaginario que nos propones en el título del disco?
The High Country es una idea de escape de un lugar en el que no hay callejones sin salida, ni claustrofobia, ni violencia. Es una historia de amor gótica. Está ambientado en un pueblo de clase obrera y es un disco de luz y oscuridad, de romance y violencia.
Tu tercera novela se acaba de publicar, Willy ¿hay relación entre ella y el disco?
Esta vez no, aunque es cierto que mis otros dos libros sí que tenían relación con alguno de nuestros discos. Es difícil que no estén relacionados, pero escribir un libro de ficción lleva mucho tiempo. Yo, mientras escribo una novela, escribo muchas canciones.
Siguiendo con la literatura, he leído en una reseña que éste no es un disco más de country-rock, es más bien una especie de banda sonora de una novela ¿qué opinas de eso?
Es verdad que no es un disco de country rock. Quizá diría que es un disco de folk, un trabajo de baladas y garaje-rock, con instrumentales y piezas de banda sonora. A un amigo mío se le ocurrió el término canción-novela, y me parece acertado. Es un disco conceptual.
Precisamente tu compañero Sean Oldham dijo que este “es un historia de amor gótica que pasa en una comunidad de Oregón. Más que un disco conceptual es una gran novela con música”…
Lo que sucede con el disco es que si quieres bucear en él puedes encontrar múltiples historias y puede abrirse a varios niveles. Es el típico disco que puedes aceptar tal como es y escucharlo sin más, o que puedes analizar y profundizar mucho.
Deborah Kelly se encarga de cantar muchas de sus canciones….
¡Ella es mi cantante favorita! Siempre había querido trabajar con ella. Sólo esperaba que tuviera sentido y en este disco lo tiene. Algunas canciones pedían que fueran grabadas por una mujer.
El primer tema, «Inventory» parece una simple introducción, muy cinematográfica, a lo que vendrá después ¿es así?
Efectivamente, tienes razón. La chica está haciendo inventario de su vida, le está explicando a su amiga Arlene lo que ha pasado y lo que cree que va a suceder después. Luego el disco sigue una trayectoria lineal, en cuanto a lo vital.
En este disco, igual que en otros hay muchos instrumentales. Me sorprende que sea así con un gran escritor de letras como tú en la banda…
Gracias. Siempre he sido un fan de la música instrumental, por eso intento meter siempre temas instrumentales en cada disco. Para mí son importantes porque ayudan a crear la atmósfera de los discos. Ellos son la banda sonora de la historia.
A ratos, el álbum me recuerda a Ennio Morricone….
Ha! Me encanta Ennio Morricone, escucho sus discos casi cada día…
Es un disco oscuro, comparado con otras producciones de Richmond Fontaine ¿por qué?
He estado luchando, luz contra oscuridad. Escribí primero las baladas románticas, en un intento de recordarme a mí mismo el amor, la esperanza. Después vinieron las canciones oscuras. Yo vivo en un bosque. Es un lugar en el que llueve seis meses al año, hay niebla…Algo muy gótico. Supongo que el paisaje se filtró en mis canciones.
Por eso se me antoja un disco para fans, difícil para los que no aman vuestra música…
Probablemente tienes razón. Es un disco difícil pero del que espero una recompensa. Para ello tienes que comprometerte con sus canciones. Desde luego ¡no es un disco para poner en una fiesta! (risas)
EDUARDO IZQUIERDO