Siendo poco mitómano debo reconocer que si alguien me concediera la oportunidad de compartir charla y cervezas con un artista actual probablemente acabaría eligiendo al espigado Hank Williams III, o Hank III, o simplemente III, dependiendo del día. Tiene pinta de ser un verdadero chalado y seguro que es toda una experiencia averiguar cómo soporta la carga de transportar en los genes una gran parte de la leyenda del country y, por otro lado, ser un devoto del punk, el metalcore o el trash metal.
Ahí quedan sus trabajos con Assjack o los brutales Superjoint Ritual de Phil Anselmo (Pantera) para atestiguarlo. Un espíritu rebelde, que no ha dudado en enfrentarse al stablishment de Nashville, a su discográfica, a una cadena de distribución tan potente como Wal-Mart o cantarle las cuarenta a compañeros de generación como Shooter Jennings. Y tener el orgullo de haber grabado el primer disco de country que ha merecido llevar la pegatina de Parental Advisory gracias a sus explícitas letras loando las virtudes del alcohol y la marihuana. Rebel Whitin alterna honky tonk marca de la casa que podía haber cantado su abuelo en los años cuarenta, «Gettin’ Drunk & Fallin’ Down», «Lost in Oklahoma», incisos de country apocalíptico, «Karmaggedon», y desvaríos marcianos como «Tore Up and Loud» donde acopla todas las influencias antes mencionadas en apenas cuatro minutos.
Manel Celeiro