‘‘Quizá Dogo y Los Mercenarios pasen a la historia por una canción, «Polígono Sur», canción que ella solita demuestra que todo el último disco de Los Planetas es una obra muy menor, y que todos los pobres raperos sevillanos y sus presuntas letras sociales son lo que son, nada’’ (Verano de Vinilo III, agosto del 2007, del blog de Josenez)
‘‘Dogo y Los Mercenarios eran un grupo sevillano que pendía del precario estado de salud de su líder; decían las malas lenguas que su dependencia de ciertas sustancias…’’ (foro muzikalia.com)
‘‘La mejor mezcla de guitarra flamenca (Raimundo Amador) y guitarra eléctrica (J. Pizarro) que se ha grabado nunca…’’ (anónimo, rodando por internet)
‘‘Una calurosa tarde de verano unos fachas que habían currado al hermano del Doguillo fueron vistos por los alrededores del Flash, bastión punk de aquellos años en el barrio de Los Remedios, zona pija y facha entonces y ahora. Salimos a su encuentro y corriendo despavoridos se escondieron en un cine de barrio… en definitiva, quedamos citados como caballeros para enfrentarnos días después en el Parque de los Príncipes… locuras de juventud… pero sólo nos presentamos cuatro para pegarnos con ellos: Dogo, su hermano Amador, un mod de mi barrio y yo. Ante el cariz que tomaba la situación optamos, lógicamente, por no ir a la cita…’’ (narrado al autor por B. Todo un personaje de la escena sevillana, entonces y ahora, B. —que en su Facebook se declara, en lo que a religión atañe, como ‘‘rocker practicante’‘—, es alguien a quien no me queda más remedio que calificar de filósofo. Al mismo tiempo, a uno no le queda la menor duda de que es capaz de ir repartiendo sabiduría y hostias equitativamente… pero con sentido común. Prefiere no retratarse mucho, por si acaso… ‘‘Quillo, como los del PP ganen las próximas elecciones son capaces de venirme a buscar a casa…!’’)
‘‘Ojalá pudiese cruzar cuatro palabras con el Dogo. Le diría…’’ (Yo mismo, en El Diario de Troy Mc Clure, Ruta 66, enero 2010)
‘‘Ten mucho cuidado con lo que deseas, porque puede hacerse realidad’‘ (Proverbio chino de hace… ¿miles de años?)
‘‘Emocionante, Sr. Llopis… tengo línea directa con el Dogo. ¿Hace una entrevista? Si la quieres, es toda tuya…’’ (Alfred Crespo, condenable al fuego eterno o ascendible a los cielos según el momento)
ENTER: SEVILLA
Una vez en posesión de la dirección de correo electrónico de Dogo la cosa parece empezar a rodar. Le envío una carta explicándole un poco el panorama, mis intenciones y lo que aspiro y espero conseguir. Más adelante el lector podrá leer las partes más interesantes, tanto acerca de los temas que planteo a Dogo como sus siempre ingeniosas respuestas. A veces habrá malentendidos posteriormente aclarados, pero otras veces no sé si el silencio por respuesta es consciente y voluntario o, por el contrario, algo que olvida incluir sin malicia. Me insta a contactar con Luis Clemente, alias ‘‘Gavilán’‘, periodista especializado en el rock sevillano de los buenos tiempos, figura de peso en el mundillo pero que hace tiempo fue desgajándose del meollo para ir directo a la semilla: en otras palabras, hace ya años que se ha internado por completo en el mundo del flamenco puro y duro. Curiosamente, en la sección Hace 20 Años del pasado mayo se menciona una colaboración firmada por él acerca de los Byrds… escrita pues eso, hace veinte años. No guarda un especial buen recuerdo de la época en que redactaba apasionadas crónicas fuera de Byrds, Mountain o Dogo. Cuando éste le pide un ejemplar del fanzine que allí pergeñaban con más pasión que presupuesto, el legendario 27 Puñaladas que incluía un EP de vinilo con una versión ‘‘cruda’‘ del «Rock & Roll Caliente», pienso que se ha pasado de optimista… y sin embargo a los pocos días aterriza en mi casa un sobre acolchado. Lo que contiene no es un fanzine manoseado, al que le faltan hojas o sobran manchas. Es el 27 Puñaladas nº 2, con el tema de Dogo y Mercenarios amorosamente protegido por una funda de plástico que, eso es fácil de ver, aun no se ha abierto nunca. Está por estrenar. Asimismo ha recuperado un artículo que escribió cuando Dogo y compañía estaban dando forma al segundo álbum, que debía llamarse Cuero y Terciopelo, y al tiempo que pone al lector de las novedades que se dan en las sesiones, traza paralelamente un recorrido por los sitios, locales, antros y pubs que significan algo en la ciudad. Me anima la buena, excelentísima buena disposición de este hombre, y tentando la suerte insinúo la posibilidad de cerrar el círculo —al menos ese círculo en concreto— enviándome un par de folios. Tema libre, lo que quiera, evocar un momento, una sesión, un concierto… Desde la barrera o desde el burladero, desde el palco presidencial o desde el desolladero… nunca sabré si le va bien o mal, si tiene tiempo o no, pero es la primera vez de las muchas veces que lo oiré en boca de otra gente, y que dice bien claro y bien alto cual es la actitud de cualquiera relacionado con la banda, de lejos o de cerca: ‘‘Por el Doguillo lo que haga falta’‘. Y no hay más que hablar.
El problema para un seguidor de la banda, ahora mismo, es la dificultad para acceder a la obra completa. No ha habido reediciones, ni en vinilo y con presentación deluxe, ni un humilde CD pirata. El día que empecé esta travesía yo no tenía ni un single promocional que llevarme a las orejas, pero no debería haberme preocupado. Ahora dispongo de los tres trabajos oficiales más un cuarto CD que contiene una maqueta de cinco temas: «Carta de Amor Número 13», «No Me Verás», «Algo Raro», «Tarde a Casa» y «Esperando el Cielo»… podría pasar por disco oficial… la única diferencia con los otros no es el sonido, o el nivel creativo de los temas… es sólo que no se ha editado (‘‘Por el Doguillo lo que haga falta’‘).
Así, escuchando el legado oficial de los Mercenarios, husmeando aquí y allá y recibiendo datos, comentarios, gente que cuelga todas las fotos que tienen del grupo, ya sea tocando o relajados, bajo los focos o tumbados en la playa, gente que evoca ‘‘su primera vez’‘, me voy empapando, voy entendiendo la dinámica… (‘‘Por el Doguillo lo que haga falta’‘)… no, ahora no sería buen momento para que apareciese alguien queriéndome convencer que lo auténtico de verdad es el rollo ese de Bloodbrothers que se llevan los ‘Tators… noooooo, compare, no tienes ni folla de lo que es ese rollo. Y cuando oigas hablar de la famosa hospitalidad sureña, no pienses que hablan de la que se practica al Sur de Estados Unidos… hay otra hospitalidad sureña, y está en España.
Pienso que quizás ya estoy preparado para hablar de tú a tú con Dogo… Así que me decido y lanzo un primer intento.
PRIMERA SANGRE
(Todo lo que sigue es posterior al ritual de dorar la píldora, echar flores, bombones y algún que otro cacahuete al presunto entrevistado… y ponerle en antecedentes de como la cosa ha llegado al punto en que estoy/esté/estamos…).
Hotmail de Llopis a Dogo. Enviado el 21 de diciembre de 2009 a las 21:02.
Aleccionado por Baby K. —mi hija— hurgo en YouTube. No podía ser de otra manera: un día tecleo ‘‘Dogo y Los Mercenarios’’… ya te puedes imaginar el resultado. De repente se me vino encima música que llevaba guardada en algún cajón de mi cerebro, esperando revivir. De repente podía acceder al escalofriante video de Hook y Ibzradikal ilustrando la no menos escalofriante «Polígono Sur»; podía pillar perfectamente —y leerla impresa si quería— la letra de «Alma y Corazón»; podía entrar en la página de Amigos y Seguidores de La Banda y asistir, codo con codo, a la emocionada evocación de cómo alguien recordaba la primera vez, el primer disco de Dogo & Mercenarios que compró, el primer concierto o el último… Total, escribo sobre esto y el director Alfred Crespo me propone algo más a fondo. ¿Una entrevista? ¿Como? ¿Por teléfono? ‘‘Como tú quieras’‘, me contesta. Es curioso… lo he mareado por teléfono y por correo mil veces, y siempre me contesta. Sin embargo, cuando me agarro con uñas y dientes a ese ‘‘como tú quieras’‘ y propongo un finde relámpago en Sevilla para pillar a Dogo en su salsa, el teléfono parece quedarse sin cobertura, sin saldo, sin volumen: eso que llaman ‘‘no operativo’’… pero no importa, soy muy malo en las distancias cortas. También desconfío de las entrevistas telefónicas, y enviar un cuestionario esperando que lo devuelvas ‘‘debidamente cumplimentado’‘ es simplemente ridículo… Así que vamos por temas, épocas, tú mismo, a partir de algún punto de salida. A cómo empezó todo ya llegaremos, pero ahora mismo me intriga el momento en que, de forma más o menos oficial, anunciáis el final del grupo en 1992… ¿Cómo estaba el panorama para decidiros a cortar por lo sano?
Hotmail de Dogo a Llopis. Enviado el 3 de enero de 2010 a las 18:09.
(Después de devolverme alguna que otra margarita, chocolatina y/o cacahuete): ‘‘… Disculpa el retraso de mi respuesta, el motivo ha sido una retirada terapéutica a la sierra de Huelva, huyendo de las fechas que nos rodean… pero resulta que aquí hasta los cochinos de pata negra se disfrazan de renos… ha sido una sorpresa encontrarme tu propuesta en el correo… como diría el maestro Silvio: ‘Baila cadera, también el corazón bailando está, aunque dentro del tórax’…
Despachando: el asunto de los videos que circulan por internet es bastante extraño, pues el único video que realizamos nosotros es justamente uno que no está colgado en la red, así que los que se pueden ver en YouTube y compañía se los ha currado algún escarramán ajeno a nosotros, por mí de puta madre… Llevo algún tiempo pensando en abrir una página o algo así para colgar ese video e información del grupo, pero todo eso me resulta una faena engorrosa y pajillera…
Ahora mismo la dinámica con la banda es relajada y, desde que volví a Sevilla hace cuatro años, hacemos un par de bolos por temporada y doy rienda suelta a los temas nuevos o releemos alguno de los antiguos. De todas maneras sigo sacando material fresco con ayuda de Juanjo Pizarro y Charlie Cepeda… Es una lástima que no os hayáis puesto de acuerdo para ese viaje a Sevilla, Lord Byron ya decía con respecto a la ciudad que aquí la locura no ve jamás desiertos sus altares, el desenfreno hace sus excursiones nocturnas y la voluptuosidad, acompañada de todos los crímenes secretos de las capitales, reina hasta el último momento tras los vacilantes muros de Sevilla. No le faltaba razón al cojo divino; y por testigo pongo mi precario estado de salud…’’.
Pausa . A ciertas edades uno ya se considera a salvo de sorpresas y sobresaltos, pero la verdad es que leí y releí el primer mail que Dogo me enviaba con esa curiosa sensación de que las orejas te están ardiendo. No por vergüenza, sino por la sensación de que estás, sino protagonizando, sí interviniendo en una escena importante. Y hay que estar a la altura. Estás en un sofisticado party y rodando por el jardín está un personaje al que llevas admirando desde hace mucho. Haya en juego sexo o no, si el personaje te hace un gesto para que te aproximes… ¡ostras!… ¿estaré a la altura?, ¿me pondré en evidencia?, ¿haré… haré el ridículo? Y de propina hay que recordarle que tú preguntabas por la disolución de la banda en el 92… y a él parece que ese punto se le ha olvidado… a la próxima le entro directo. El resultado viene a continuación.
Hotmail de Dogo a Llopis. Enviado el 11 de enero a las 13:09.
‘‘En el 92 la cosa pintaba mal en Sevilla para mí. Aunque habíamos tenido buenas críticas con los discos, la cosa no acababa de cuajar. Y encima teníamos pocos bolos, eso sí, casi todos fuera de Andalucía. Incluso hicimos una gira por Suiza (¿?) que nos deparó unas muy entrañables relaciones con las nativas (he tenido tres novias helvéticas )… También pude comprobar in situ la muy buena calidad del polvo con que combatían los suizos la vida regalada y aburrida que llevan; en Zurich no era capaz de salir del maldito parque aquel, joder, qué pesadilla… Como te decía, lo llevaba mal en Sevilla, los fastos de la puta Expo habían endurecido la represión policial hasta unos límites brutales, de tal manera que se abrió la veda para la caza del yonki; ya sabes lo bien que se ejecuta por estas tierras la taurina suerte del acoso y derribo. En el seno de la banda puedes imaginar cómo estaba la cosa: todos sin excepción éramos adictos, con una ecuación por resolver: poco trabajo, polvo caro, malo y difícil de conseguir, y además el resto del vecindario está encantado con la extraña movida de la Expo… mejor chapamos, ¿no?… Y así vendí mi parte del Fun Club a uno de los socios, dejé mi casa y cerré mi harén. Decidí pirarme para Ibiza a ver qué tal se respiraba por allí.
‘‘Juanjo Pizarro y yo nos conocimos a causa de las pocas actuaciones que hicimos Los Canijos. Él por entonces tocaba con la banda de Silvio (aquí me pongo en posición de firmes y saludo con respeto al más grande rocker sevillano, heredero de Presley y Antonio Molina a partes iguales… y fallecido entre vapores etílicos pocos años atrás)… El caso es que el Pizarro flipaba con el sonido que sacábamos a los instrumentos, así que cuando vio que aquello no terminaba de funcionar me propuso montar una banda nueva, con el también bajista de Silvio, Miguel Ángel Suárez alias ‘‘Miguelito’‘, otro ex Canijo (Lorenzo Cortes ‘‘Loren’‘, gitano de las tres mil viviendas, a la guitarra) y el ex batería de los míticos e imprescindibles Smash, Antonio ‘‘Smash’‘.
Esto constituyó la primera formación de Dogo Y Los Mercenarios. Hay un registro en vinilo editado por el fanzine 27 Puñaladas con este primer quinteto… Al poco tiempo Antonio ‘‘Smash’‘ se piró por patas de aquel desatino de la naturaleza y tomó el relevo y las baquetas el ‘‘cucharilla’‘, colegón canijo de tropelías y afín al discurso morfínico de la banda. En cuanto a Refugio, fue un grupo sevillano contemporáneo de Los Canijos, el Loren también tocaba con ellos… En cuanto a mí, y aún en el seno de los Mercenarios, yo me seguía considerando un Canijo. Aquella fue la banda más real y apasionada que te puedas imaginar, ¡éramos auténticos macarrillas ilustrados!’‘
Ruego a mi testigo el Sr. Gavilán suba al estrado. Luis Clemente alias Gavilán asistió, desde primera fila y en el mejor asiento, a todo lo que Dogo Y Los Mercenarios protagonizaron en su momento… de hecho, incluso toma nota del auge y caída de Los Canijos… un día aparece en la revista Imagen de Sevilla un reportaje/entrevista al Doguillo. Pasean por la Alameda de Hércules. Es 1987, el primer álbum de Dogo Y Los Mercenarios, Ansia, ya está en las calles, y ahora trabaja las voces en el segundo, que lleva por título provisional Cuero Y Terciopelo. Y… hablan. De música, de descubrimientos, de proyectos…
‘‘Nunca —escribe Clemente ‘‘Gavilán’’— nunca, nunca escuché a nadie, en las entrevistas, con el olfato reivindicativo de Dogo; y a muy pocos con el tacto jovial y un gusto sin pelos en la lengua, esa visión inmediata, además de motivar el oído musical con una cultura que pocos tienen por aquí…’’.
Centrándose ya exclusivamente en la música, en el material Mercenario conocido y en el aún por descubrir, Luis Clemente analiza, compara y saca sus propias conclusiones: ‘‘El primer trabajo de la banda, Ansia, era un ataque frontal, una tarjeta de presentación que dejaba en claro sus beduinas intenciones. Lo que preparan ahora —se refiere al que finalmente llevaría por título Llueve en Sevilla— se desdobla en contrastes, materia de un costal mas perfilado y mejor afinado, para dar una cara de fuerza contenida que esconde a una de las bandas con más potencia estampada en la piel de toro; y no creo pecar de pujanza, es un disco que no simula guiños… sin compromisos, es HardCuore, con el corazón abierto. Pura fibra’’.
Hotmail de Llopis a Dogo.
Enviado el 15 de enero a las 22:21.
Como desgraciadamente bien sabemos, la cabra siempre tira p’al monte. Lo primero que me ha pasado por la cabeza es eso del ‘’megata’’. Eso es una unidad de peso, claro (¿cuánto?). Y ahora podemos empezar ya con una biografía mínimamente presentable. Diego Fuentes Casas, nacido en Madrid en 1963… ¿Cómo fuiste a parar a Sevilla? ¿Cuándo? ¿Por qué? Y cuando llegaste allí… ¿Qué panorama te encontraste? ¿Cómo fue el proceso de empezar a montar un grupo? ¿Con quién hiciste buenas migas? En las hojas promocionales de la época se menciona a unos Refugio, unos Canijos… ¿Eran intentos más o menos serios para poner en pie una banda de rock o sólo era para pasar el rato? Y eso de Dogo, ¿de dónde sale?
Hotmail de Dogo a Llopis. Enviado el 26 de enero a las 13:46.
‘‘Tengo un perrillo carlino que me quita los calcetines mientras escribo esto… y temo por su salud, mundo can ya sabes, siempre dispuestos a remover aquello que más canta, cualquier pocillo de putrefacción se convierte en un pequeño tesoro en el mundo canino… Medio ‘’megata’’ equivale a 500 grs. de polvo (marrón en ese caso). Esto como vos bien sabéis supone una cantidad considerablemente respetable de cielo líquido… también supone, como es sobradamente conocido por usted, querido amigo, una cantidad de ruina personal e intransferible comparable a sólo muy pocos desastres. Anyway, las gallinas que entran por las que salen. Como diría el Canijo Pulmonía: ¿Quien está en sesión? ¿Quien está lamiendo la gallina? Me, myself and I.
Un poco de historia familiar; la mía proviene de Jaén, España profundííííísima aunque la genética sigue su curso natural y es muy normal en la región el pelo bermejo que corona la mía testa, ya que Carlos III repobló la zona de La Carolina con colonos alemanes e irlandeses.
Mis padres se fueron a Madrid en el 58, y por allí aparecí yo en el 63 como quien no quiere la cosa… en Ciudad Pegaso, barrio proletario de profético nombre…. allí estuve hasta los 16 años y comienza la diáspora…
’’.
DELINCUENTE JUVENIL O PRODUCTO JUVENIL
‘’En 1978, convertido ya en todo un delincuente juvenil y envenenado por las consignas punk-rockeras, acompaño a la familia en su traslado a la provincia de Barcelona: Mollet del Vallés, La Llagosta, Premià de Mar… aunque la gente con la que salía por Barna eran de Cornellá… conocía a una chati de la Satélite, Vicenta, cuyos viejos eran también del Jaén profundo… el noviete de Vicenta trapicheaba costo y era colega del Morfi Grey, lo que me permitió asistir a algún que otro ensayo de los Traperos en aquella cloaca de local que tenían. Un año estuvimos en Barna, mi viejo quería Sur y así aterrizamos en Sevilla a mediados del 79… A los pocos meses, y al tiempo que cumplía los 18, me fui a vivir con unos colegas del sevillano barrio del Tiro de Línea (otro nombre profético-evocador)… De aquella comuna macárrico-anarquizante es de donde surgieron Los Canijos… en principio éramos unos veinte elementos y elementas que sobrevivíamos bajando
al moro y petando nuestros elásticos anos con bolas del mejor costo marrocano… ¿Otras drogas? Bueno, antes de salir de Madrid yo había probado nasalmente tanto coca como caballo a través de L, hermano de mi colega Alcapone y camello, en aquella época, de gente como Camilo VI o Miguel R… pero fue en Sevilla y con Los Canijos cuando adquirí hábito por vía parenteral… sería 1980. Del seno del gang surgió la primera banda punk propiamente dicha de Sevilla, siempre con permiso de Veneno —que eso es arena de otro costal—; de hecho existe una maqueta de Los Canijos con cinco temas registrados en el 81; poco después todo comenzó a estallar. Todavía hoy los pocos Canijos que quedamos vivos formamos parte de lo que podríamos llamar Hermandad Canija, y quedamos a menudo para continuar sembrando un poco de pánico entre la población capillita sevillana… En la próxima te cuento como fue el contacto con Juanjo Pizarro.
Hotmail de Llopis a Dogo. Enviado el 31 de enero a las 23:47.
Aparte de Pizarro sería interesante dejar datos de músicos que en un momento u otro estuvieron en Los Mercenarios, la importancia que tuvieron en el sonido, qué expectativas teníais…
Hotmail de Dogo a Llopis
. Enviado el 28 de enero a las 11:08.
‘’Estimado Mr. Llopis, ha dejado de llover en Sevilla y el sol da leña como si le debiera dinero, joder. Esto apunta a que ya va a encalomarse el verano, que por estos lares suele tener once meses y medio de duración. El sol en Sevilla es una pesadilla…
Creo que en el anterior correo no contesté algunas de las cuestiones que planteabas, así que hagamos limpieza. Lo de Dogo es un mote que teníamos mi hermano Amador (otro elemento para darle de comer aparte y adorador de los Burning) y yo en la Ciudad Pegaso, y no responde a ningún motivo claramente definido, normalmente en los pueblos y barrios periféricos de grandes ciudades (petaos de gente de pueblo y desertores del arado) los motes se encaloman por gilipolleces aleatorias del destino o por la divina inspiración del cenutrio graciosillo de turno… y con el tiempo las sagas familiares arrastran el marrón del sobrenombre durante eones. En nuestro caso los únicos que van a heredar el mote son nuestros respectivos perros… y eso no deja de ser una verdadera paradoja… Me tocó cumplir con la patria en el año 83… yo ya vivía en Sevilla pero me mandaron de vuelta a Madrid a perder el año… Un tal A (digamos que un pariente cercano de Dogo) seguía viviendo en Ciudad Pegaso y regentaba un por entonces suculento negocio de venta de H… lo que me permitió montar una sucursal en el Cuartel de la Unidad Regional de Autos, sito en el muy militar barrio de Campamento. Así que, cuando finalizó el marrón militar, reaparecí por Sevilla, aparte de con un enganche de persona mayor, con un buen fajo de talegos en la faltriquera… y así fue como pude invertir en el show-biz.
‘’Con la pasta pude poner la parte que me correspondía para reabrir un antiguo local de jazz. Estaba situado en la Alameda de Hércules, y los socios —no podía ser de otra manera— pertenecían al Clan Canijo: Antonio El Lute, Pepe Benavides, Miguelito Suarez (bajista de Mercenarios) y yo. La cuestión musical era responsabilidad mía, el Lute a la puerta, Miguel encargado de suministros y Benavides la gestión económica.
Puedes suponer, y no te equivocarás, que la noche nos confundió a casi todos.
También puedes suponer que, hoy por hoy, Benavides continúa con el negocio abierto…
Los seis años que duró todo aquello viví con bastante acomodo económico, ya que entre la sala y el grupo me lo levantaba bien, aunque ya me encargaba yo de dilapidarlo canónicamente como Dios manda, para no medrar demasiado en la vida… que eso no puede ser bueno para nadie.
Un tema pendiente. En algún momento del intercambio de correo pregunto a Dogo como describiría su relación con Pizarro. Salvando las distancias —de presupuestos económicos más que nada— intuyo algo realmente fuerte, tan intenso, profundo y/o problemático como lo de los Twins, sean Glimmer o Toxic. La verdad es que, a día de hoy, sigo dudando. Quizás Dogo esquiva la cuestión, por pereza o diplomacia, o quizás simplemente lo ve tal como me lo cuenta: ‘’No te equivocas cuando supones una estrecha relación entre Juanjo Pizarro y yo, que trascendía lo meramente musical. Aunque tampoco nos hacíamos pajas el uno con la polla del otro, seamos sinceros. Había y teníamos complicidad y mutua admiración, por lo que llegamos a ser grandes amigos sin necesidad de hablar demasiado, estado que yo considero perfecto en todo tipo de relación, ya sea con humanos o con animales. Hoy por hoy mantenemos la misma tónica y con hablar un par de veces al año es suficiente’’.
Hotmail de Llopis a Dogo
. Enviado 30 de enero a las 22:15.
Échale guindas al pavo…
¿Cuándo y cómo empezó a arrancar en serio la historia de Dogo & Mercenarios ? Porque no creo que fuera como aquello de las películas, que de entre el público salta ‘’el mánager’’ y dice aquello de ‘‘¡Voy a hacer de vosotros unas estrellas!’’. ¿O sí? Siempre me llamó la atención que, de entre todos los sellos discográficos, grandes o pequeños, independientes o no, os fuerais con Nuevos Medios, una escudería de Madrid muy puesta en lo de la famosa movida, pero que ni musical, ni estéticamente, ni en actitud, pegaba mucho con vosotros…
Hotmail de Dogo a Llopis
. Enviado el 8 de febrero a las 16:16.
‘’Que yo le echaré a la pava asuquita, canela y clavo…
Acabo de regresar a la vida después de una semana de pelear contra algún puto virus oportunista, me he tenido que batir el cobre a fondo… mi garganta se niega a tragar, parece como si hubiese ingerido un gato y el muy cabrón no para de arañarme la tráquea. También es muy posible que se haya cagado en mi boca, pues le he echado el aliento al carlino y se le ha estirado toda la cara a lo Marujita Díaz. Todo esto me pasa por dejar de consumir. Desde que estoy limpio se me ha venido encima una variopinta selección de pequeños desastres en lo que a salud se refiere, aparte de los sempiternos y cariñosos virus de las hepatitis B y C, que ya son como de la familia, y alguna pequeña cardiopatía… Pero, bueno, vamos a echarle guindas al pavo que es de lo que se trata.
Después de que la banda se consolidara (se fueron el canijo Loren y Antonio Smash, y entró el cucharilla) vino un periodo superproductivo en todos los sentidos, ya que aparte de ensayar y componer como leones entramos en conversaciones galantes con Nuevos Medios, o lo que es lo mismo con Mario Pacheco. Es verdad que fue una compañía determinante en el sarao de La Movida, pero tengo que decir que con nosotros se mojaron cantidad de bien. Lo que pasa es que los maltratamos bastante con nuestro macarrismo y desahogo sevillano.
A Pacheco lo conocimos a través de Ricardo Pachón (productor de Smash, Camarón, Veneno, Pata Negra, Lole Y Manuel, etc.), que se había fijado en nosotros y decidió apadrinarnos. De hecho, Ricardo ‘produjo’ nuestros dos primeros discos, y pongo el entrecomillado porque ese hombre, al que me une una verdadera amistad, no es un productor al uso, ni pretende intervenir en el sonido de la banda. Él aporta ideas, y se preocupa de que el ambiente en la grabación sea el óptimo… creo de verdad que sin su tutela discos como Veneno o La Leyenda del Tiempo no serían lo mismo, y para mí son discos clave de la música española.
‘’Resumiendo: Nuevos Medios se tiró el rollo bien con nosotros en un principio, y las condiciones para la grabación de Ansia fueron buenas por su parte… a lo que nosotros respondimos con un buen disco y muy poca vergüenza…’’.
PAUSA
En este punto del mensaje Dogo evoca los primeros conciertos, las primeras giras con un mínimo de continuidad. Habla de puntos álgidos y de desastres. Rememora una misteriosa gira por Suiza —que cita brevemente al inicio de estos papeles— y se disculpa cuando la memoria le falla (‘‘Quillo, las drogas me han producido amnesia y otras cosas que ahora no recuerdo’’), pero sabe a ciencia cierta que hicieron una más que buena presentación en Madrid, dando la talla sobradamente en Valencia, Bilbao, Zaragoza, Málaga, Granada, Cádiz, Huelva… y la que para él sigue siendo uno de los mejores bolos que han hecho nunca, en el Zeleste de la barcelonesa calle Platería… ‘’Petamos el local —concluye Dogo— y estuvimos más de dos días de fiesta con Teresa y Pei de Desechables, lo que propició una amistad que todavía dura, especialmente con el golfo del Pei…’’.
Hotmail de Llopis a Dogo
. Enviado el 18 de febrero a las 23:45.
‘’Farma, fármaco, farmacopea, fármaco-adicto
…’’. Por lo poco que he podido ver ‘’en persona’’, en el interior de una banda el tema de la adicción a la droga dura es algo que se asume tácitamente, se evita o se alude de un modo banal, displicente. En este mundo —y especialmente en aquel tiempo— la idea de que una banda se sentara alrededor de una mesa y expusieran a las claras, con todas las palabras y todas las letras la premisa ‘‘Señores, tenemos un problema’’ habría sonado a chiste. O a comentario de pésimo gusto. Que cada palo aguante su vela… no es este el mensaje que le envío a Dogo, pero como si lo fuera. La posibilidad de que uno, dos, tres músicos sean adictos a la heroína puede generar cantidad de problemas, problemas que, cual traca fallera, harán detonar a los más cercanos, y estos a su vez, etc., etc. Ahí va Dogo…
Hotmail de Dogo a Llopis
. Enviado el 22 febrero a las 21:17.
‘’Estos dos primeros años fueron bastante buenos, a pesar de que el Cuchara y yo estábamos fatal. Juanjo y Miguelito por lo menos se comportaban, aunque tomaban de todo… me olvidaba comentarte que el primer disco se grabó y mezcló en Madrid de la mano de un tal Félix Arribas, ex Pekenike para más señas, y que tenía un estudio la mar de bien puesto para la época. Tardamos una semana en hacerlo y dos meses en bajar las dosis diarias a unas cantidades mas ‘‘normales’‘. En cuanto a componer… generalmente yo me curraba una letra y una posible línea melódica en casa, y luego en el local aquello podía convertirse en canción con la colaboración de Juanjo y Miguel, aunque otras veces surgían en el ensayo por vaya usted a saber qué me he puesto hoy, y luego me curraba la letra de vuelta a casa. Algunas veces (las menos) nos íbamos a Umbrete, donde Ricardo Pachón tenía un pequeño estudio y una casita de campo, y allí intentábamos componer y grabar, pero… pero se perdía mucho tiempo teniendo que bajar a Sevilla a pillar y no nos cundía todo lo que debía… y si encima se pasaba por el estudio M (el M de ‘‘L y M’’), que vivía en la casa de al lado, pues entonces ya no te quiero ni contar… El primer disco fue muy bien recibido, y la banda también, pero nosotros éramos nuestro mayor problema. Recuerdo aquella cruzada nacional anti-heroína (aquella portada del Europa Viva con su bodrio reportaje en el interior, con todos los popes del pop y el rock nacional —Burning incluidos, que yo me quedé de piedra— apostatando de la religión equina), ¡y nosotros mientras tanto dando el cante mangante por doquiera que asomábamos el careto! Así que pienso que demasiado bien nos fue pa’como estaba el cotarro entonces…’’.
Intermedio. Dogo no menciona cifras de ventas, ni de Ansia, ni de Llueve en Sevilla, ni de Mala Reputación. Y yo no me acuerdo de preguntárselo… pero muy mal no deberían estar las cuentas, pues Nuevos Medios propone y ofrece la posibilidad de grabar el segundo en Sevilla para, a renglón seguido, ir a mezclarlo en Londres, ‘’que por aquel entonces eso vestía mucho en los créditos de los discos’‘, apostilla el Dogo. Y a él cedo la palabra para que remate la carrera discográfica de Dogo y Los Mercenarios. Lo que sigue es el final del mensaje con fecha del 22 de febrero.
‘‘Fue una grabación tormentosa y agónica, para mí sobretodo, y nos comimos el presupuesto londinense en horas de estudio. El encargado de dirigir las sesiones y las mezclas era un tal David ‘Dave’ Young, y se lo había recomendado Joe Boyd a Mario Pacheco. Al final mezcló el segundo y el tercero… el método, para desesperación del Pacheco, era enviarnos al Pizarro y a mí a Londres; Juanjo se encargaba de llevar adelante las grabaciones y yo de dilapidar los dineros de Nuevos Medios en el sitio correcto. De tal manera fue así que no recuerdo nada de todo aquello y creo que solo pisé el estudio para despedirme del Young ese. Pienso que era buen chaval, aunque siempre he sospechado que yo no le caía bien del todo. Lo que el Pizarro sacó en claro de todo aquello pienso que se lo deberías preguntar a él… a toro pasado me da coraje mi pasotismo en aquellas circunstancias, ya que luego me he arrepentido sobremanera, pues no me gusta como suenan aquellos discos… y podía haber hecho algo. En fin, ahora no me queda otra cosa que arañarme la cara con un truño seco….’‘
DEMASIADO, DEMASIADO CERCA
Hotmail de Llopis al lector
. Escrito el sábado 29 de mayo a las 13:19
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En la relación que se establece entre el paciente y su terapeuta (estoy hablando en términos de psicoanálisis), se dan casos abundantes de tener que cortar la terapia. No hablo ya del típico fenómeno del transfer, cuando el/la paciente se ‘‘enamora’‘ de su psicólogo, sino de otro problema —menos habitual— que es cuando el terapeuta se implica excesiva y emocionalmente en todo el asunto. Puede suceder que, viendo como van las cosas, pida ayuda a colegas de la profesión, e incluso a veces se da el caso de que se le ‘‘retira’‘ del asunto: estar demasiado inmerso en el problema del paciente puede llevar a una pérdida de objetividad, de perspectiva, y eso sería malo por ambas partes…
Si yo, en el caso que nos ocupa, tuviese que pasar un examen o una revisión de esas, ya me habrían retirado el dossier de las manos hace tiempo; no es una actitud de rock-critic profesional decir que un tema como «Hoy Vamos a Ponernos Bien» consiguió, con holgura, hacerme superar la peor mañana de un lunes lluvioso, un lunes lluvioso donde los problemas y las malas noticias preguntaban quién da la vez para no colarse… Tampoco sería correcto explicar cómo, al tiempo que Dogo despide la canción «Sueños Rotos», me arrancaba los auriculares jadeando y sentía como un largo quejido me subía garganta p’arriba… y debería buscar excusas —me pilló en un mal momento, estaba con la guardia baja, tenía el día tonto—, debería buscar muchas excusas… porque lo cierto es que mis lagrimales estuvieron a punto de jugarme una mala pasada. No, eso no sería serio. Eso no sería profesional. Claro que yo tampoco lo soy, lo que me libra prácticamente de todo… en lo que a esto respecta, claro.
Los discos que Dogo Y Los Mercenarios grabaron son verdaderos frescos que ilustran una época. Habrá técnicos que digan que el sonido ha envejecido mal; para mí suenan exactamente como debe ser. Las guitarras suenan a guitarras, el bajo no hay que ir a buscarlo por debajo de las alfombras, cada tambor, cada plato, todo está bien definido. Es el sonido de aquella época en que los hombres eran hombres… y las mujeres eran mujeres. La otra típica y obvia recriminación sería el tema de los textos, las letras. Otra vez lo de que han envejecido mal… Al Dogo ni se le pasa por la cabeza discutirlo: antes de que le puedas soltar cualquier crítica al respecto, él ya se ha sacudido una imaginaria mota de polvo de su hombro y lo deja claro de entrada: ‘’En las letras casi siempre reflejaba pasajes de mi vida, aunque suene pedorro decirlo. Y cosas como «La Jungla» es de primero de primaria de letras, y lo mismo podría decir de otras, pero como bien dicen en Yanquilandia, shit happens’‘.
Hotmail de Llopis a Dogo
. Enviado el 16 de febrero a las 20:29
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Ya que hablamos del material que grabasteis no estaría de más que comentaras un poco tus predilecciones… lo mejor y lo peor de cada disco, los porqués, etc. Y a propósito, algo que siempre me ha llamado la atención son los cambios, la tremenda diferencia que encuentro en tu voz de un tema a otro, incluso dentro de un mismo disco. Un ejemplo concreto sería ese Dogo de voz profunda, que pisa decidido en «Hoy Vamos a Ponernos Bien», en colisión total con el que encuentro unos temas más allá: «Mala Reputación» parece entonado por un niñato al que todavía no le ha pasado la edad del pavo y en plena pataleta de tío malcriado… ¿Son imaginaciones mías? ¿Estoy meando fuera de tiesto?
Hotmail de Dogo a Llopis
. Enviado el 22 Febrero a las 17:41.
‘’Me cuesta decidir qué canciones mercenarias incluiría en un hit parade personal, pero si me paro a pensarlo me doy cuenta de que la mayoría son baladas. Del primer disco creo que «Rock’n’Roll Caliente» y «Sueños Rotos» son las que mejor definen los dos extremos de la banda en cuanto a texturas concierne, ya sabes: cuero y terciopelo… También debo confesar que ese fue el único disco trabajado en ensayo, como debe ser.
De Llueve en Sevilla me quedo con «El Hombre Burbuja», «Alma y Corazón», «Polígono Sur» y «La Cueva»…
En cuanto a Mala Reputación pienso que tiene dos muy buenos temas: «Hoy Vamos a Ponernos Bien» y sobretodo «Ángel». «El Caballo» es una versión de un tema de Booker T. & The MGs, que aunque correcta fue un simple relleno para paliar la falta de trabajo, de material original. Pero «Ángel» es especialmente querida por la persona de la que hablo: el Ángel, mi hermano de la vida, músico y poeta madrileño fallecido en el 95 a causa del bicho. Ya te mandaré un doble disco que dejó grabado antes de fallecer… La banda somos Los Mercenarios junto con Ana Curra a las teclas y su pareja. Pura vida, querido Oriol, puro rock’n’roll estimado Sr. Llopis. Por otra parte tengo que decirte que hilas muy fino, es decir, que tienes razón cuando comentas la diferencia entre la actitud, el tono de «Vamos a Ponernos Bien» y «Mala Reputación», es más, yo iría más lejos e incluiría más temas en el apartado chungo. Lo único que puedo decir es que reflejan los abismales estados de ánimo que me acompañaron durante la grabación, y que variaban en cuestión de pocas horas debido a la nada desdeñable ingesta de sustancias golosas… o, por el contrario, a la carencia de las mismas…
SEÑORES, VAYAN PIDIENDO LA ULTIMA
Dogo medita, en algún momento del intercambio de mensajes, acerca de todas las piedras que llegaron a tirarse en su propio tejado. No lo dice, pero me lo imagino sorprendiéndose de cómo es posible llegar a coleccionar tantos errores, tantas decisiones erróneas teniendo un material humano y artístico tan potente: ‘‘Montábamos las canciones en el estudio, sin ensayos previos, y lo que podían haberse convertido en temas bien hechos se quedaban en apuntes bienintencionados. Cuando era el momento de consolidar la banda yo era poco más que una miseria andante. En la vida hay momentos en que hay que echar todo lo que uno tenga en la candela: cuando llegaba ese momento yo ni me tenía en pie, ni mierda en las tripas tenía. Ajo y agua… Salía el disco. Hacíamos la gira de rigor a nivel nacional: Madrid, Barcelona, País Vasco, Asturias. En León tenía una sobredosis, suerte que fue el día anterior al concierto, ya que Quique Cardíaco —que era el mediador— nos había preparado un día para hacer radios… así que pude subir a cantar el día siguiente… bueno, lo de cantar es un eufemismo, más que nada subí a dar el cante. Siempre que me acuerdo de aquello me da coraje por Quique, que había apostado por nosotros y salió escaldado’’.
La formación se incrementaba con Jesús Arispont a la guitarra rítmica, para que Pizarro pudiese ir más suelto. Jesús cumplía musicalmente de sobras, ‘‘aunque —remacha Dogo— aportaba otro granito más de cuelgue en la ya sobrecargada percha Mercenaria’’.
Tocan de nuevo en Zeleste con Enemigos y Proscritos; la cosa sale muy bien y Antonio de La Virgen les propone una gira a nivel estatal con Burning: ‘‘Aquello sonaba a gloria bendita. Hicimos ocho bolos con los de La Elipa de cabezas de cartel… no era la mejor formación ni estaban en su mejor momento, pero eran mis héroes y lo demás me la sudaba, con el Risi conecté de inmediato y pasamos la gira en un torbellino diabólico… Johnny por su parte era y es todo un señor, y aparte de nuestra admiración supo recabar nuestro respeto… La traca final de la gira fue en Sevilla, donde ejercimos de anfitriones, y ya sabes que eso por aquí se nos da muy bien’’. Fiesta, mucha fiesta, grandes fiestas. ‘‘Pero a Antonio le costó una hipoteca (sic), ya que los despilfarros fueron cuantiosos, y eso también se nos daba muy bien’’.
…Y un poco más.
Esto es una despedida. Pregunto a Dogo un par de curiosidades personales: ¿Es verdad que, en plan Marlon Brando, te compraste no una isla, pero si una montaña?
Dogo: ‘‘Literalmente. Regresé de Avilés en el 2000 con un buen montón de pasta y compré aquel monte por seis kilos. Incluía 220 olivos, una casa en ruinas y varios tramos de muralla de lo que había sido un castillo árabe —no te estoy vacilando en absoluto—, y se lo vendí al Ayuntamiento de V… (provincia de J…) cuatro años más tarde por el doble de dinero, que a su vez me ventilé limpiamente en la mitad de tiempo, sin dejar huellas: las cosas bien hechas le llenan a uno de satisfacción’’. La segunda: Un verso de «Polígono Sur» dice: ‘‘El color aceituna se está volviendo amarillo…’’. ¿Qué significa? Dogo: ‘‘Eso fue una frase que le solté a la gitana que me vendía en las tres mil (el barrio de las tres mil viviendas: el video que corre por YouTube ilustra sobradamente lo que era el panorama en aquel momento), un día llegué a su casa y tenía a tres de sus hijos en cama con hepatitis… me salió del alma decirle aquello’’.
Y ya casi estamos. El futuro de Dogo Y Los Mercenarios: ‘‘Estamos hablando con Nuevos Medios… Hay interés en retomar la historia, quizás habrá un cuarto disco de la banda con la misma discográfica que publico los anteriores…’’. Comenta Dogo que sería un detalle que mencionase la formación actual de la banda —‘’ya que sin ellos ahora mismo no estaríamos aquí…’’— y a eso voy. Son Dogo y Juanjo Pizarro, compadre a lo largo de todo el camino y guitarra; Charlie Cepeda, otro fenómeno a la guitarra; Jose Luis ‘’Suerito’’ también guitarra, Luis Malaespina Almagro al bajo y Ramón ‘’Rama’’ a la batería.
Me gustaría hablar un poquillo con Pizarro. Se ha convertido para mí en todo un referente, tal vez uno de los guitarristas mas gráficos (no sé describirlo de otro modo) que he escuchado en mi vida… Dogo: ‘‘Se lo he comentado, y le gusta la idea. Lo que pasa es que, y aquí viene lo malo, si piensas que yo soy un poco disfuncional y poco aplicado, el Pizarro tiene varios masters en ineficacia comunicativa y pereza. Él me ha dicho que va a colaborar, pero mejor que le entres tú porque además es tímido y miope. Su e-mail es…’’. Escribo a Pizarro. Me he tomado la molestia de volver a buscar el original: Le digo que su guitarra pega latigazos como hacía mucho que no recordaba. Le digo esto, le digo lo otro. Cuento las líneas que escribo: veinte. Su respuesta está a la altura de las circunstancias.
J. Pizarro: ‘‘Quiyo, perdona pero no tengo ni puta idea de estos líos, sigo pegando latigazos y algo me ha dicho el Dogo. Un poquito de paciencia y ya te contaré. Salud camarada, ya nos pondremos bien’’. Lo imprimiré, que dicen. Me lo guardaré en la cartera. Y algún día… algún día conseguiré que me lo dedique. Con su autógrafo, claro.
FIN.
Texto: Oriol Llopis. Publicado en Ruta273, julio 2010, versión sin abreviar.