Parece que ya desde el nombre quieren dejar clara su atracción por los devaneos de Grateful Dead. Y si bien es cierto que las dos guitarras interactúan en un juego en el que constantemente se buscan y se apartan entre arpegios y punteos, hay una garra en las interpretaciones, una fiereza en los solos que los emparentan más bien con[Leer más…]

Comenzaron hace un lustro con disco homónimo cantado en inglés con influencias palpables de Superchunk, Pavement o The Jesus And Mary Chain. Hace dos años se pasaron al castellano y crearon un Disco Nuevo realmente.

Espléndido primer trabajo de esta banda sevillana que no podrá evitar que su nombre sea asociado al de grupos como Burning, Los Ronaldos, Tequila, Gabinete Caligari o Mermelada.

Parece mentira pero son ya casi veinte años desde que Richard Hawley empezase discretamente, en 2001, con aquel mini-álbum de título homónimo que buscaba encontrar su hueco casi sin promoción, a base de dejarse escuchar y hacerlo suyo por quien lo descubriese, después de que miembros de Pulp le conminaran a grabar unas maquetas que tenía en las que ni[Leer más…]

50 años después de su formación, The Rubinoos siguen siendo capaces de clavar una canción de pop perfecta como «Phaedra»: un medio tiempo de 2.59 minutos exactos al que no le falta ni sobra nada y se queda adherido a la cabeza (y el corazón) del oyente desde la primera escucha.

El leonés Fabián lleva ya más de una década siendo uno de los más admirables hacedores de pop en nuestro país. Ha editado seis discos a cual mejor, y para este último se ha rodeado de una banda al completo.

Artesano de los sonidos y las sensaciones, Juanjo Onofre ha cocinado este trabajo a fuego lento. Cerca de una década, para ser más exactos, ha empleado en recolectar las piezas necesarias para que encajen a la perfección, dominando los matices que le permiten demostrar que conoce al detalle los resortes ideales para ofrecer un magnífico tratado de psicodelia —de la[Leer más…]

Basándose en unas primeras escuchas se podría aventurar que este nuevo disco del cantautor británico no llega al sobresaliente nivel de Mother Town Hall, su anterior referencia publicada en 2016, la cual, en lo que a mí atañe, lo ubicó definitivamente en el olimpo de los compositores continentales.

A pesar de que este segundo disco en solitario, superado su periplo en The Pilgrim Rose, mantiene intacto algo básico como es el contexto referencial, en este caso el de los sonidos clásicos estadounidenses, contiene varios cambios que lo dirigen hacia un camino diferenciado al de su predecesor.

A priori Cherie Currie era quien más números tenía para convertirse en la primera estrella surgida de la escuela Runaways.