El cuarteto de Arizona regresa con un disco lleno de sonidos ya marca de la casa: fuzz y Farfisa. Doce temas de rock’n’roll del desierto que suenan con gran fuerza.

Que las trazas del líder de la banda The Hold Steady no encajen en los ortodoxos, y tantas veces simplistas, cánones del músico de rock no impide que estemos ante uno de los letristas más interesantes que ha dado el género en estos últimos años.

La música de Shawn, en solitario o acompañado por los Shapeshifters, es tan hermosa como tenebrosa. La banda sonora ideal para pasear al atardecer por un bosque sombrío y húmedo mientras la niebla te envuelve.

Como ya se ha reportado oportunamente en esta revista, Elemento Deserto llevan un tiempo, quizás demasiado, siendo uno de los secretos mejor guardados de la efervescente escena granadina.

Séptimo disco de Tim Showalter, probablemente su mejor trabajo hasta la fecha. Tim se ha rodeado prácticamente de todos los músicos de My Morning Jacket así como de otro colaborador de lujo como es Jason Isbell.

Lástima que Annie Keating haya decidido dejar solo en seis canciones su nuevo lanzamiento porque, de lo contrario, podríamos estar hablando de algo muy serio. La de Brooklyn demuestra con estas seis canciones que es una de las mejores escritoras de canciones de su generación.

Ni habrá más discos, ni más giras, ni nadie que sustituta a Dolores O’Riordan. In the End es un homenaje a ella, pero sobre todo a su voz, a su música.

¡Vaya colocón, paisa! Desde que escuché The Sciences vivo incrustado en el sofá, aferrado a una cachimba mecánica, con los altavoces pegados a las orejas con Loctite y hablando con pterodáctilos verdes que tienen la voz de Fernando Fernán Gómez.

En su caso, la mejor noticia es la falta de noticias. Estos dos entrañables brutos siguen exactamente igual, sin moverse un ápice de los postulados que les empujaron a practicar, hace ya once álbumes, el blues-rock más ceporro, corrosivo, visceral y carente de sutileza del planeta.

Comparado desde su anuncio con Nebraska de Bruce Springsteen, de hecho está grabado incluso con el mismo modelo de guitarra que aquel, hay un elemento básico que diferencia este nuevo y acústico disco del siempre interesante Rod Picott de una de las obras cumbre del de New Jersey.