Supone toda una declaración de intenciones iniciar un disco de debut con un tema ajeno, que en este caso también vale para nominarlo. Quizás Constante haya elegido esta vieja composición de Paul Weller para recordarnos que en sus inicios se la vislumbraba como una nueva fiera del R&B británico.

A Xavi Malacara no se le escapa una, cuando se trata de sumergirse en la tradición musical norteamericana. Domina y conoce todos los palos, y sabe llevárselos a su terreno, aquí crepuscular, mayormente deslizándose sobre sutiles y cálidos medios tiempos.

La nueva colección de canciones del combo formado por Rich Robinson, Marc Ford y Sven Pipien poco se diferencia de lo planteado en su antecesor. En pocas palabras: más de lo mismo.

Supongo que a veces cuesta un poco de tiempo dar lectura sónica a un disco, pues bien, en este caso, la cosa ha sido distinta y en varias escuchas nos damos cuenta del momento de intensidad grande de un grupo como son estos músicos de Cedeira, que en forma de trío nos despachan un magnetismo lleno de blues, garage-psycho y[Leer más…]

A Mike Patton le sienta muy bien cambiar de traje. De hecho, por eso no se quedó anclado en la actualidad de Faith No More y posteriormente, en la de Mr. Bungle. La inquietud y la obsesión manifiesta por experimentar le llevan a explorar zonas de las que sus compañeros de generación huyen. Le deben ver como a un bicho[Leer más…]

  Existe en esta banda estadounidense, que con más exactitud se definiría como el proyecto personal de Andy Cabic, una doble pulsión que alimenta y orienta su personalidad: por un lado se sitúa la prioritaria presencia del folk clásico, y por otro, la querencia hacia ciertos postulados electrónicos o en general aperturistas.

Cinco décadas han transcurrido desde que la Creedence actuara en el mítico evento hippy. Cinco décadas en que muchos ni siquiera sabían que estuvieron allí dada su inexistente presencia en el documental ni en la banda sonora editada con posterioridad.

Adoro a Bryan Estepa. Desde que conocí la música del pequeño y afable aborigen australiano he tenido la sensación de que me iba a acompañar siempre. Porque Bryan es un absoluto genio de la melodía y, por qué no ampliarlo, del arte de hacer canciones.

Kim Gordon va en un coche echando miradas de gato de escayola a unos transeúntes que al hacer contacto visual con ella sufren diversos jamacucos occipitales… El vídeo de «Sketch Artist» lo deja bien claro: voy a taladrarte el cerebro, nos lo vamos a pasar bien y vas a comer menopausia por un tubo.

Sentimiento de culpabilidad provoca tener en tus manos la reedición del primer álbum de La Secta y confirmar que hace tiempo que no has machacado los maltrechos surcos del vinilo original, que cumple treinta años de nada.