El líder de los recomendables Bullitt, trasero inquieto y creativo por naturaleza, llevaba tiempo cociendo a cámara lenta, con amigos y buen hacer, su debut a título propio.

A diferencia de Unrepentant Geraldines (2014), Native Invader es un trabajo mucho más profundo y heterogéneo que el anterior. «Wing» y esas cajas de ritmos apoyadas por los sintetizadores, que la remiten a Portishead, o la leve psicodelia otorgada por el wah-wah en la guitarra de «Broken Arrow», proporcionan al CD esa distinción ínsita a su música.

Comenta el autor, vía opúsculo promocional, que la gestación de este su tercer disco en solitario tras la desbandada de The Boo Radleys estuvo acunada por la escucha de clásicos soul formato urbano (Motown, Philly) salteado con material de Bowie.

No fallan. Siguen empeñados en que cada uno de sus lanzamientos sea un puñetazo en el estómago del oyente. Ya lo eran en cuanto a sonoridad, pero es que, además, disco tras disco, han conseguido hilvanar un discurso cada vez más rotundo en cuanto a lo político que no suele dejar títere con cabeza.

Al veterano miembro de los Mekons se le presupone una capacidad innata para saber divertirse, incluso en las situaciones más adversas. Asumida su posición como miembro honorífico de los ilustres genios olvidados por la gran masa, nuestro hombre se embarca en mil y una aventuras, además de consagrarse con acierto a la ilustración.

Cuando parece más improbable que nunca que retome su alianza con Graham Nash —y por consiguiente, con Stephen Stills— David Crosby decide reanudar su carrera como solista. Tres álbumes en cuatro años: Coz (2014), Lighthouse (2016) y el que nos ocupa, Sky Trails.

Definitivamente, Josh Ritter se ha especializado en sacar grandes discos. No trabajos notables o ‘’que estén bien’’ sino obras sublimes, cargadas de buenas melodías, producciones exquisitas y textos magníficos.

Sorprendente descubrimiento el de este dúo neoyorquino que, en honor a la tradición rock de la ciudad que les vio nacer, disponen un puñado de buenas canciones que por momentos, en efecto, apuntan a los clásicos de la Gran Manzana.

Podríamos reservarles un espacio fijo en esta sección, dado el apabullante ritmo de publicaciones discográficas que se marca el grupo germano. A base de tozudez, talento y enciclopédico conocimiento del universo expansivo, pronto soplarán tres decenas de velas de aniversario… sin mostrar rastro alguno de agotamiento.

Regreso a las barricadas. Mavis Staples y su productor preferido en lo que llevamos de siglo, Jeff Tweedy, han aparcado la música curativa que consignaron en You’re Not Alone (2010) y One True Vine (2013) y, ante el clima de tensión social que sacude la América de Trump, han reflotado el espíritu combativo del movimiento por los derechos civiles.