Existe un grupo de artistas que marcaron el camino hacia la explosión del rock’n’roll a principios de los años cincuenta, pero que han quedado relegados a un segundo plano en la historia de la música popular.

Tras el conciso y anglosajón nombre de Frank se esconde un cuarteto donostiarra que se ha significado por un rock americano de acento folk —en lo que contribuye la espectacular voz de su cantante Sara, agraciada tanto con el don de la insinuación como con el del ímpetu— que juega a favor de una sugerente expresión incisiva y oscura.

Que cada nuevo disco de Paul Zinnard me parezca el mejor de su carrera debe querer decir algo, ¿no? Pero es que ya la inicial «Tracy, Stacey and Me» me parece una de las mejores canciones que nunca haya grabado, a medio camino entre el rock americano, Chuck Berry y los Stones más country.

La caja de ritmos y el simple riff de sintetizador en los primeros segundos de El Tapado te hacen preguntarte si no te habrás confundido al meter el CD en el reproductor.

El amigo Joan Queralt y los suyos viven la música y viven su música. Están al margen de las discográficas y de los rigores de la profesionalidad. Van a su ritmo y graban cuando tienen canciones y tocan cuando les dejan sus trabajos habituales y cuando les llaman para hacerlo. Es por eso que Joan ha grabado 4 discos en[Leer más…]

Más Stratocaster que Stradivarius. Con esa llamativa imagen su sello resume el momento en el que el neozelandés Marlon Williams decidió dejar el mundo de la música clásica por el pop.

En los últimos meses, John Prine ha sido objeto de una creciente y desde luego merecida veneración. Dan Auerbach, Jason Isbell, Amanda Shires, Brandi Carlile y otras estrellas del americana no han parado de alabarle públicamente y el septuagenario cantautor ha correspondido a las muestras de afecto invitándoles a tocar en el escenario y en el estudio.

Reedición en vinilo y lujosa caja de esta maravilla de concierto que supuso la celebración de la vida y música de George Harrison al año de su fallecimiento en noviembre de 2001. Entre llorar su pérdida o agradecer su presencia en este mundo y su legado humano y artístico, se escogió la segunda. Más que un tributo, es un acto[Leer más…]

Primitivos fueron la contrapartida al punk radical imperante de los ochenta en Bilbao y al pop bien pensante de la vecina San Sebastián. Sus letras eran salvajemente incorrectas, estirando la cuestión cavernícola que sugería el nombre de la banda hasta límites que hoy difícilmente pasarían cualquier censura, con cacerías humanas incluidas.

La hermandad a la que hace referencia el nombre de esta banda irlandesa remite directamente al  dúo formado por Oisin Leech y Mark McCausland. Como tales dueños del proyecto, recae lógicamente sobre ellos su definición musical, lo que no excluye que en el resultado final de este nuevo disco haya que adjudicar a la figura del productor, Howe Gelb, una[Leer más…]