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The Loved Ones – Aclam (Barcelona)

 

Los barceloneses que tuvimos la desgracia de perdernos la visita de los californianos a nuestra ciudad en el ya lejano 1994 pudimos, por fin, sacarnos la espina del costado y ver sobre un escenario local a estos ases del Rhythm and Blues.

El domingo 12, The Loved Ones volvían a pisar nuestras calles y lo hacían por todo lo alto, sobre las tablas de Aclam, sala de conciertos, espacio cultural y auténtica orgía visual para amantes de guitarras y motos. Mejor marco, imposible.

Ahí, Bart Davenport, Xan McCurdy, Mike Therieau y John Kent demostraron que mantienen intactos los ingredientes que los hacían tan grandes en su día. Rhythm and Blues de alto octanaje con versiones (Cut you loose de Ricky Allen, Sticks and stones de Ray Charles, Born in Chicago de Paul Butterfield Blues Band…) y temas propios de sus dos legendarios álbumes: Pretty baby, Wishy washy woman, You better do right –“una de las canciones más mod del mundo”, Manolo Nameshakes dixit– o la nueva Vagabond, de su single recientemente editado bajo la producción de Nick Waterhouse.

Citaciones a Orlons, a Georgie Fame y una inspirada versión del Somebody help me del Spencer Davis Group con Therieau a la voz principal emulando a Steve Marriott. Viaje de ida y vuelta, americanos enamorados de británicos enamorados de la música que hacen americanos. Cierre de círculo y final apoteósico –segundo bis– con su habitual versión del Lickin’ stick de George Torrence and the Naturals. Público en éxtasis, aplausos y las voces de quienes sí los vieron en su día: “están igual, suenan igual”.

Pido disculpas, de antemano, por el exabrupto autobiográfico: Hace treinta y un años, servidor dependía todavía de un severo toque de queda familiar, y no hubo gritos y aspavientos que remediaran la prohibición de ir a La Boîte a ver a la banda que, poco después se iba a separar. Es obvio que no es lo mismo verlos ahora que entonces, cuando Loved Ones eran lo mejor del mundo. Cuando eran la demostración fehaciente de por qué los mods de 1994 nos pasábamos a Oasis por el arco de triunfo. Pero hubo algo de reparador en el hecho de tenerlos delante, aun tres décadas después. Bailar a pie de escenario, disfrutar de las canciones, de la pasión, de cuatro amigos que siguen enamorados del Ritmo y Blues, las camisas de rayas y los clubes humeantes.

 

 

 

En su alocución posterior al concierto, definiendo a la banda como “arte” y “cultura general”, Flowers soltó la frase más acertada que se podía proferir: “podéis ir a descansar en paz”. Y es así. Exactamente así. Tras ver por fin a los Loved Ones sobre un escenario, la sensación que parecía que teníamos todos era de satisfacción, de plenitud, de alivio por el hecho de que aún se puedan vivir veladas así.

De decirle a la vida: así, sí, oiga. Así, sí.

Alberto Valle

 

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