
Acudir un martes de octubre a un concierto es para muy animados, muy fans o ese reducto de defensores de los conciertos en sala, y las tres posibilidades juntas o por separado, siempre son bienvenidas. Y con este grupo de fieles el show de Gogol Bordello en Santana no alcanzó un lleno total clásico de otros días de la semana pero no hizo falta para disfrutar de una fiesta realmente animada.
Y de salida Split Dogs, teloneros por la caída del cartel de Bob Vylan (lástima, había ganas de verles pues el recuerdo de su bolazo en el Resurrection Fest de 2024 era una gran carta de presentación, amén de su defensa de causas humanitarias).
Y el cuarteto de Brighton mostró una actuación intensa de street punk y Oi! realmente adictiva. Con la histriónica Harry al frente, los ingleses fueron una especie de reflejo de Amyl & The Sniffers pero con ese sonido callejero tan británico y reivindicativo. “Stay tuned”, “Gutterball” y “Animal” para empezar y el público acercándose al escenario convencido de que había algo interesante sobre las tablas. Interesante y con una vocalista que no paraba, era puro fuego y atraía todas las miradas, y si le sumamos una actuación constante de buen punk rock callejero, la cosa pintaba bien. Los mejores temas se quedaron para el final, “Monster truck”, “And what” y “Punch Drunk”. Bien para empezar.

Pero mejor para continuar. Porque Gogol Bordello (todos los que están sobre el escenario, que llegaron a ser hasta nueve) son una fiesta zíngara. Y se va a eso, al jolgorio con toques de Europa del este tamizados por lo que es una actuación de un grupo que tiene raíces multiculturales más modernas, siendo de New York beben de muchas fuentes, no queda otra. Y el activo Eugene Hütz lo mueve todo, capitán pirata de una tripulación variopinta, hiper activa, sonriente y cómplice con su público. “Sacred Darling”, “I would never wanna be young again” y al lío. Ya con dos temas, con la fuerza del violinista veterano y la joven acordeonista, un percusionista que salió a cantar en muchos temas y el resto de la banda desbocada, pues era difícil mantenerse estoicamente quieto.
Tras “Immigrant Punk” el hit “Wonderlust King” empezó suave (el viejo truco de acelerarlo cuando todo el mundo está ya en su punto) e incendió la sala y, a partir de ahí, un no parar. ¿Destacable? La aparición del dúo femenino de Puzzled Panther en varios temas. Vamos, un agujero negro de atención gravitatoria fueron las dos integrantes del combo de punk de New York, apadrinado por la casa Gogol. Se llevaron toda la atención, guitarra y vocalista, con sus bailes, su simpatía y el integrase perfectamente en el batiburrillo fiestero, en temas como “Fire on ice” o “From Boyarka to Boyaca” (de Ucrania a Colombia), antes del tremendo “Start wearing purple”.

La afirmación de que Gogol Bordello representan a todos los inmigrantes del mundo que sólo quieren paz y están en contra de la guerra es totalmente cierta. Incluso sonó un tema tan destacable como es “Solidarity” de los Ángelic Upstarts, bien llevado a su terreno, guiños a Mano Negra (cómo no) y un trocito del “TV Eye” de Stooges, en el tema final, “Undestructable”. Gran concierto con un único pero: empezar como un cohete y perder fuerza, con la interminable sucesión de solos de cada instrumento en la segunda mitad de actuación, te deja una sensación de que podía haber sido mejor. Que fue muy bueno, porque ahí hubiera bailado hasta el oso con la argolla en la nariz, sin duda son una apuesta segura de diversión esta gente.
Texto: Michel Ramone
Fotos: Dena Flows






