Compromiso social y sonoro en llamas
El sábado pedía fuego para reanimar la llama de un verano que, a día de hoy, aún sigue haciendo las maletas por este rincón soñado que flota en el Atlántico. Dicho y hecho, On Fire llegaba a Lanzarote y Arrecife en Vivo estaba preparado para vivir y emocionarse con una de las jornadas más especiales y destacadas de su 13ª edición.
Llegamos al escenario situado en el muelle de cruceros y se palpa la expectación y emoción en cada rostro, público lanzaroteño, de las islas vecinas y Península, nadie se quiere perder la celebración de los 40 años de carrera y lucha de Fermin Muguruza, ni la esperadísima vuelta de la banda gran canaria hermana, Enac Ska, que se juntan sobre las tablas ¡tras casi 27 años! Compromiso social y sonoro en llamas a ritmo de ska, reggae, dub, punk rock y folclore vasco-canario, entre otros géneros. Un cóctel molotov rebosante de eclecticismo y reivindicación en un cartel explosivo, en el que también destacan, desde tierras alavesas, los incombustibles Soziedad Alkohólika, que harán temblar la isla al completo a base de himnos de su cancionero empapados de thrash y hardcore punk tan afilado como el primer día.
Además del marcado carácter comprometido de las bandas que conforman el cartel, la solidaridad se extiende y va más allá: parte de la recaudación va destinada a UNRWA España, entidad humanitaria clave en Gaza; se apoya a colectivos de la isla como Adislan, El Cribo y Cáritas, y se facilita el acceso al evento a personas migrantes a través del Cabildo de Lanzarote.
La mecha On Fire la enciende el joven talento conejero a ritmo de skate punk-hardcore, la banda local Distortion, sobrados de frescura y mordida, envolviéndonos rápidamente en una feroz balacera (no exenta de melodía) de riffs cortantes y una huracanada base rítmica, bajo y batería, que zarandea el atardecer y hace que hasta el sol agite su melena de rayos al viento. Nos adelantan un nuevo tema que es combustión instantánea y nos hacen saltar por los aires en pistas como “Running in circles”. Como canta la banda, “todo el mundo está al revés”, pero todavía hay esperanza, las nuevas generaciones vienen con energías renovadas y sin olvidar a nadie por el camino.
Con permiso de Fermin y Soziedad Alkohólika, llega el momento de Enac Ska y salen a por todas, con Alexis Neketan a la cabeza, Santi Rodríguez a la guitarra y Tete Ferrera (técnico de la banda) como únicos miembros fundadores, acompañados de una formación renovada que quema las naves y se funde en cada interpretación, todos a una, de principio a fin. Espíritu intacto, energía desbordante, festiva y reivindicativa por igual, con un repertorio que, tema a tema, demuestra, tristemente, una vigencia pasmosa: De la voracidad capitalista y los mares contaminantes de cemento, a la masificación turística y la defensa del territorio en himnos como “Canarias”, “Sálvese quien pueda” o “Verano-saturado”, con Alejandro Butler de bañista volando sobre el público, impagable a los jaleos y performances divertidas y marcianas en cada canción.
Nos vamos “pa la montaña” y ondean las banderas y pañuelos palestinos, siempre presentes, en “Insumisión” y “Hay que ver”, canciones que, con casi treinta años de historia, denuncian las guerras de ayer y hoy, los políticos interesados y sin escrúpulos, el exterminio y la inacción de Occidente, sumándonos a viva voz todos los presentes en un estribillo que duele más que nunca: “Ya se oye gritar: ¡libertad en Palestina!”. Ojos vidriosos, esperanza y rabiosa felicidad flotando en el aire. Traca final de adrenalina y diversión centrifugada en la festiva y afilada división del mundo, “Piratas o camarones”, y en la anterior “Todo me pasa a mí”. Enac Ska están en perfecto estado de revista, con un cancionero, por desgracia, más vigente y necesario que nunca. Un concierto sobresaliente y ya histórico.
La lucha antifascista continúa con once músicos de altos quilates brillando hasta cegar sobre el escenario (trikitixa, guitarras, laúd y bajo, percusiones, batería que golpea el centro de la Tierra, las voces de Matah y Lide Hernando que acompañan la de Fermin Muguruza, y una sesión de vientos formada por cuatro músicos que es puro fuego). Nos ganan nada más pisar las tablas, desplegando sus ritmos jamaicanos con ADN propio y compromiso por los cuatro costaos, de “Maputxe” a “Urrun”, con Muguruza, frontman, maestro de ceremonias y director de orquesta y baile rezumando magnetismo y personalidad única por cada poro de su piel. “40 Urteko Memoria Bizia” (40 Años de Memoria Viva), una comprometida carrera, inigualable e imprescindible para entender la música y la cultura de Euskal Herria y España en sus últimas cuatro décadas. Fermin le dedica el concierto a la activista estadounidense Assata Shakur, miembro de las Panteras Negras, recientemente fallecida, y al pueblo palestino, omnipresente a cada paso, hasta cuando alzamos nuestras copas (bandera y “Free Palestine” en los vasos oficiales del festival, acierto total de la organización).
“Hay algo aquí que va mal”, primer hit de Kortatu que nos golpea el pecho, seguida muy de cerca de “La línea del frente”, en esa en la que siempre nos encontraremos junto al irundarra, “cuchilla afilada, cuchilla andante”, y los suyos, que son los nuestros. En la barricada seguimos hasta el final, adoquín y corazón en mano, bajo un festín de himnos que canta y baila un público completamente entregado, ya sean temas de Negu Gorriak, Kortatu o Fermin Muguruza. Puños arriba en “In-Komunikazioa”, Nelson Mandela y África entera latiendo muy fuerte en “Desmond Tutu”, Joe Strummer sobrevolando Lanzarote en “Euskal Herria Jamaika Clash”, con ikurriñas y banderas canarias ondeando en el aire, “¡Canarias no se vende, se ama y se defiende!”, y “A la calle”, despiertos, gritando y hermanados en todo momento.
No hay tregua y vibramos con “La familia Iskariote” a tumba abierta, “Nicaragua sandinista”, a la que se suma Yeray Rocko, vocalista de Guerrilla Urbana, y una “Zu Atrapatu Arte” con el timple que echa fuego de Johnny Medina. Apoteosis colectivo en la recta final con “Kolore Bizia”, “Dub Manifest”, “Yalah, Yalah, Ramallah!” (“¡Palestina vencerá!”), con bandera en mano y, como broche inolvidable: “Seguimos bailando, seguimos luchando, por eso queremos invitar a una banda hermana, que son los Enac Ska, para cantar con nosotros esta canción que se ha convertido en un himno antifacista” y nos regalan un “Sarri, Sarri” (una veintena de músicos cantando y saltando sobre el escenario) que aún celebramos y retumba en nuestras cabezas y en lado izquierdo del pecho.
La noche tocó y rompió techo con Fermin y los suyos, pero DJ CKK mantiene la brasa encendida en todo momento (pincha y jalea como nadie entre actuación y actuación) y sale a escena otra banda hermana y combativa como pocas (Muguruza llevaba una camiseta de ellos en su show anterior), Soziedad Alkohólika. Los de Vitoria-Gasteiz desgranan parte de su último disco, el aún humeante “Confrontación” (24), con un sonido que no despierta a más de un volcán de milagro.
Así nos bombardean con temas “nuevos” e incisivos como “Falsos dioses” y “Control de masas”, y otros ya clásicos que, sin perder actualidad, nos remueven por dentro como la primera vez que los escuchamos hace décadas: de un potentísimo “Palomas y buitres”, a “Ratas”, “Piedra contra tijeras”, “Peces mutantes” o la muy pegadiza y coreada “Cuando nada vale nada”. Y claro, si Enac-Ska ya denunciaron antes esa falsa cultura nacional (“Incultura”) que solo sirve para que ganen dinero unos pocos a cuenta de torturar animales, Soziedad Alkohólika se suma y ataca con la emblemática “Motxalo”, para terminar por rematar la faena con la feroz y esperada “Nos vimos en Berlín”, que hoy sigue hiriendo como ayer y mañana.
Con quemaduras volvemos a casa, puño al aire y corazón contento, sabiendo que hemos vivido el On Fire más reivindicativo, esperanzador y necesario de las trece ediciones de Arrecife en Vivo.
Texto y fotos: David Pérez Marín
