Lo sabemos, nos estabas esperando, ya estamos aquí. Modernismo innegociable con Manolo Ojea. El depósito lleno de historias y groove del bueno. De nuevo en el asfalto. El viento de cara, la vespa rugiendo bajo el sol. Y un mapa siempre arrugado. Señalando nuestro próximo destino. Un punto exacto entre el soul, el rhythm and blues de los años sesenta.






