Encuentros

Moundrag, bajo la lluvia bretona de febrero

Lluvia bretona sobre motores encendidos: Moundrag regresan con Deux, un disco que consolida su locura analógica y su instinto de demolición sónica. Entre la psicodelia y el progresivo, los hermanos Goallen siguen haciendo rock sin guitarras –y demostrando que no les hacen falta– con un segundo ejercicio más sólido, emocional y libre que su predecesor.

A punto de pasar por el Monkey Weekend, y con una gira por salas españolas prevista para inicios de 2026, hablamos con ellos sobre madurez, raíces y el dulce vértigo de seguir empujando los límites. Y, por supuesto, sobre Ozzy Osbourne.

 Han pasado tres años desde Hic Sunt Moundrages. ¿En qué sentís que habéis cambiado más desde aquel primer disco, tanto como músicos como en vuestra relación de hermanos?

 Nuestra música ha evolucionado al mismo tiempo que nosotros. En los últimos tres años hemos girado mucho, tanto con Moundrag como con nuestro proyecto paralelo, Komodrag and The Mounodor. Tocar tanto y conocer a tantos músicos y artistas ha alimentado mucho nuestro camino e influido en la composición de nuestro segundo álbum.

Deux suena a la vez más controlado y más atrevido que su predecesor. ¿Buscasteis conscientemente ese equilibrio desde el principio o surgió de forma natural a medida que evolucionabais?

 Hemos crecido y progresado, por eso Deux suena diferente a nuestro primer disco. Hic Sunt Moundrages fue nuestro debut, y en aquel momento queríamos grabar todas las canciones y notas posibles. Con el tiempo, y gracias a algunos consejos de amigos, intentamos que nuestra música y nuestra producción evolucionaran hacia algo más depurado y enfocado.

Grabasteis vuestro debut bajo la nieve. ¿Cómo fue el proceso esta vez? ¿Dónde habéis grabado Deux y quién más ha participado en su sonido y producción?

 Esta vez no grabamos bajo la nieve, sino bajo la lluvia bretona de febrero. Grabamos en directo en el estudio de Goudzou, bajista y cantante de Komodor y de Komodrag and The Mounodor, el Studio Panoramix. Las percusiones y el piano se registraron en el Studio ZF Prod (como en nuestro primer disco) y las voces las grabamos después en nuestro desván, ¡donde hacía un frío tremendo! Goudzou nos ayudó muchísimo con la producción de sonido y también con los arreglos de algunas secciones de los temas.

Temas como «Morning Epitaph» o «Limbo» cargan con un peso emocional más profundo. ¿Qué tipo de estados de ánimo o experiencias personales se reflejan en la composición esta vez?

 Componer canciones siempre es algo muy personal. A veces nos inspiran nuestras propias vivencias e historias; otras veces, un suceso, un libro o una pintura son los que encienden la chispa. En Bretaña, donde vivimos, hay muchos cuentos y leyendas sobre la muerte y el diablo. Todo ese ambiente nos inspiró mucho al escribir esas dos canciones.

Los críticos suelen destacar vuestra habilidad para traer al presente un sonido inspirado en los setenta. ¿Cómo conseguís mantener ese espíritu analógico y vintage sin dejar de sonar actuales?

 Siempre nos hemos preguntado cómo sonarían Deep Purple o Uriah Heep si fueran bandas de hoy en día. Nuestro amor por el rock vintage se nota en nuestras decisiones sonoras y en la composición, pero siempre intentamos añadir un toque de 2025. Como solemos decir en Moundrag: todo es vintage… excepto nosotros.

 

El mundo del rock perdió recientemente a Ozzy Osbourne. Como músicos profundamente enraizados en el hard rock clásico, ¿cómo os afectó su muerte? ¿Qué representa Ozzy para vosotros, personal y artísticamente?

 

Nos enteramos de su muerte estando de gira, ¡y recuerdo que salté a una piscina vestido para celebrar su vida! Ozzy, como tantos otros músicos, ha sido una enorme influencia para nosotros. Siempre lo hemos considerado como nuestro tío lejano del rock, aunque nunca lo conocimos. De haberlo hecho, ¡estoy seguro de que nos habríamos llevado de maravilla!

Siempre habéis defendido que no hacen falta guitarras para tocar rock & roll. ¿Sentís que el público por fin lo ha entendido, o todavía tenéis que demostrarlo cada noche sobre el escenario?

 Seguimos defendiendo esa idea cada noche, aunque la gente empieza a entenderlo. Haber teloneado varias veces a Deep Purple nos ha ayudado mucho a ganar credibilidad… pero siempre aparece algún “tío” del rock que se nos acerca después del concierto ofreciéndose a tocar la guitarra con nosotros.

En Deux hay una especie de mitología propia, con imaginería celta, fantasía y criaturas misteriosas. ¿Diríais que ese mundo refleja vuestra identidad bretona? 

Siempre hemos estado inmersos en la cultura bretona. Incluso aprendimos el idioma bretón cuando éramos niños. Esa cultura es muy fuerte y ha inspirado a muchos artistas de la región. La mitología celta y las leyendas del rey Arturo son temas muy poderosos, y para nosotros, una fuente inagotable de inspiración.

En cuanto a los conciertos, ¿qué pueden esperar los fans del nuevo directo, tanto visualmente como en el repertorio?

 Estamos mezclando los temas nuevos con material de los discos anteriores. Ahora mismo creemos que el setlist nunca ha sido tan potente ni tan psicodélico. Respecto al directo, digamos que tenemos algunas sorpresas preparadas… ¡Tendréis que venir a verlo para descubrirlas!

Hace unos años vuestro lema era “empujar los límites”. Si tuvierais que elegir uno nuevo para definir esta etapa de Moundrag, ¿cuál sería?

Quizá “cabalgar la tormenta”. Hemos aprendido a aceptar lo que venga, a mantenernos abiertos, impredecibles y llenos de vida. De ahí nace nuestra mejor música.

Texto: Borja Figuerola

Fotos: Jean Andre Morendau

 

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