
Toda expresión artística tiene como una de sus máximas aspiraciones lograr recoger y eternizar un instante -más o menos largo- de emoción. Una ambición que encuentra uno de sus caminos más explícitos en los discos en directo, herramientas que pretenden capturar ese momento de exaltación compartida que se celebra sobre los escenarios.
Un formato en el que recientemente Fernando Rubio, integrante de la Bantastic Fand, junto a The Inner Demons se ha estrenado gracias a la publicación de “Luzzy” (Perdición, 2025), reflejo de su actuación ofrecida el 7 de noviembre de 2024, dentro de la 43 edición de Cartagena Jazz Festival, y receptor del aura favorable que atravesaba la formación en plena presentación de su último trabajo de estudio editado, “Stay Cool”.
Recorrer las pistas de este nuevo trabajo no solo supone disfrutar de la condición de elegante esteta de sonidos sureños del compositor cartagenero, sino que consigue articular su habitual elegancia y sensibilidad rítmica al mismo tiempo que activa una sinergia que convierte al oyente en espectador. Quizás por eso convendría también traducir nuestra reciente charla con el autor en un encuentro entre bastidores, todavía con las pulsaciones en excitación y el verbo jadeante.
¿Qué sucedió en aquella actuación del 7 de noviembre del 2024 en el Cartagena Jazz Festival para decidir recogerla en un disco?
Fue una gran noche en la que todo salió a pedir de boca. Tocábamos en una sala mediana, 300 personas de aforo, jugando en casa, con buen sonido y buen equipo técnico. Veníamos de hacer una gira nacional, en el circuito de Girando por Salas, por lo que la banda estaba en muy buena forma, y era la primera vez que tocábamos las canciones de “Stay Cool” en mi ciudad. Además un rato antes habían presentado en la misma sala un libro, «Arlequín, Around Midnight», en el que Antonio Baeza cuenta la historia del «Arlequín», un local mítico donde surgió el Festival de Jazz de Cartagena y donde dimos nuestros primeros conciertos Ferroblues, así que había mucha gente allí que nos sigue desde siempre. Todo jugó a nuestro favor. Fue un concierto muy especial.
El disco suena realmente bien, ¿ha habido mucho trabajo de posproducción para obtener ese resultado o es bastante fidedigno a lo vivido en el momento?
El mínimo posible. Lo que hay en el disco es lo que tocamos allí, con alguna corrección técnica y poco más. Sí que di muchas vueltas a la mezcla para que quedara lo mejor posible, pero lo cierto es que las pistas que nos grabó Juan Carlos Artés ya sonaban muy bien. En cuanto las escuché me di cuenta de que merecía la pena publicar un concierto del que habíamos salido muy contentos, grabado con tanta calidad.
¿Habías barajado en los últimos tiempos grabar un disco en directo o la idea nació al escuchar esta actuación?
Más que grabar un disco en directo había pensado publicar grabaciones que ya tenía. Ahora mismo la tecnología y la generosidad de algunos técnicos de sonido permite registrar los directos muy bien. Pero siempre me surgían canciones nuevas que me apetecía publicar, y lo del directo iba quedando pospuesto una y otra vez.
El hecho de que el concierto se celebrara en un contexto especial como el Festival de Jazz de Cartagena, ¿también ha ayudado a su elección con el fin de homenajear ese evento?
En parte sí. Es un festival al que llevo asistiendo desde la primera edición, siendo un adolescente, y he disfrutado de grandes conciertos, de jazz y de otros estilos. Se celebra en otoño, y hasta hace poco la sede era el Teatro Circo de Cartagena, recientemente cerrado por reformas, un local con muchísimo encanto y un sonido excelente. He podido tocar en él en distintas ocasiones con Ferroblues, con Bantastic Fand y últimamente con mi proyecto. Le tengo mucho cariño.

Muchos músicos se decantan como manera de expresión favorita el directo, pero teniendo en cuenta que tus discos son muy elegantes y cuidados, ¿cuál es tu elección en ese sentido, te sientes más pleno en el estudio o en vivo?
Yo siempre me he considerado un músico de directo. Supongo que se puede comparar con hacer cine o teatro. En el teatro y en directo todo pasa en un rato. Lo que no hagas ahí se queda en el tintero. En el estudio tienes tiempo de retocar, de pulir hasta que consigues lo que quieres. Son cosas muy distintas y disfruto de ambas. Pero tocar para el público es lo más divertido y emocionante, y cada concierto es único y diferente.
Aunque el disco recoge un directo con banda completa, también ofreces muchas actuaciones en formatos reducidos e incluso en solitario, ¿te sientes cómodo en esos diversos formatos también?
Hombre, tocar con los Inner Demons al completo es una gozada, pero es complicado a veces, por cuestiones de logística y presupuesto. Al principio me sentía más inseguro tocando solo o en acústico, pero ya disfruto de todos los formatos, y cada uno tiene sus ventajas. El trío acústico con Paco Del Cerro y Joaquín Talismán nos funciona muy bien, y da una versión más folk de las canciones. Y tocar en solitario ofrece una intimidad con la que el público conecta mucho. Como decía Dylan, ahí no le puedes echar la culpa a nadie, eres tú y ya está.
Teniendo en cuenta que ha pasado ya un año de aquel concierto, y dado que los músicos sois muy dados a rápidamente sentiros alejados o extraños respecto a aquello que habéis hecho, ¿qué sensaciones te transmite al escuchar hoy en día aquella actuación?
Todavía no he podido separarme mucho de este proyecto. Después de una primera mezcla, lo he tenido meses aparcado, para recuperar un poco la perspectiva. Pero estas últimas semanas he estado con la mezcla definitiva y ocupándome del mastering, así que lo tengo todo muy reciente. La autoproducción puede ser terriblemente obsesiva. No sé cuántas veces puedes llegar a escuchar las canciones en el proceso.
¿Y qué sensación te gustaría que sintiese el oyente al escuchar el disco?
Creo que transmite la inmediatez del directo: cinco tipos haciendo música, disfrutando y vibrando entre ellos, y con la audiencia. Las canciones toman otra vida en vivo. Y espero que anime a la gente a asistir a nuestros conciertos.

¿Para tal concierto buscasteis un repertorio específico o se trataba del habitual que manejabais por aquel entonces?
Predominan las canciones de “Stay Cool”, porque era la presentación en Cartagena. Y estrenábamos «12 String Poems» y «You Know, I Know», que aún no habíamos tocado con la banda en directo. Me gusta darle una vuelta siempre a cada setlist y adaptarlo un poco al local y a las circunstancias. Tocar en un teatro, con la gente sentada, nos permitió tocar canciones tranquilas como «Last night I dreamed of you». Era el repertorio que veníamos tocando a lo largo del año, con pequeñas variaciones.
¿Cuáles son los factores o condicionantes que sueles manejar a la hora de decidir qué canciones escoger?
Siempre hay canciones que quedan fuera de los repertorios con el grupo, por ser más acústicas o intimistas. Procuro que el setlist quede compensado, en cuanto a estilos e intensidad, con canciones de todos los discos. Hay soul y rhythm’n’blues, pero también reggae, folk-rock o canciones pop, en las que Joaquín Talismán coge el slide. Pasamos por ambientes muy distintos. Y, como sabes, disfruto cantando algunas versiones que nos gustan y nos quedan bien.
Una de ellas es el «Beast of Burden», de los Stones, un medio tiempo de soul sureño, ¿es esa faceta la que más te gusta de la banda o también buscabas que el tema tuviera un buen encaje en el estilo de tu repertorio?
Los Inner Demons somos un grupo muy versátil, y la parte soul negroide es una de las vertientes, que me encanta. Ya tocábamos «Beast Of Burden» con Ferroblues, hace muchos años. Es una canción favorita de Carlos Campoy, aunque el original de los Stones no iba mucho con nuestro estilo ni con la voz de Amador, nuestro cantante. Pero descubrimos la versión de los Holmes Brothers, en un disco muy curioso, «Paint It Blue», de 1997, en el que artistas negros versionan las canciones del Jagger y Richards. Y nuestra versión combina elementos de ambas, cantada a tres voces, con Román García y Paco Del Cerro.
Más actual es la adaptación que hacéis del “Cry”, de Jon Batiste. Teniendo en cuenta que muchas veces los músicos que os dedicáis a los sonidos de raíces miráis siempre a las referencias clásicas, ¿sigues encontrando hoy en día cosas que te llaman la atención?
Claro que sí, siempre hay cosas que descubrir. Y no solo de actualidad. Hay infinidad de música de décadas pasadas por conocer. Para mí, “Cry” es una canción de soul clásico, aunque sea de un artista contemporáneo como Jon Batiste. La descubrí en un programa de Tiny Desk Concert, en Youtube, que recomiendo a todo el mundo, y me enamoró inmediatamente. Incluso me gusta más como la toca ahí que la versión del disco. Claro que tuve que bajarle bastante el tono para poder cantarla, a falta del falsete imposible de Batiste.
Cierra el disco la versión de la animada y conocida «Town Called Malice”, ¿era la forma de buscar un final en lo alto y con la complicidad del publico?
Pues sí. La llevamos tocando un tiempo, y a la gente le encanta. La estrenamos en el Caravaca Power Pop hace un par de años y a menudo nos la piden. Es una canción poderosísima, que nos volaba la cabeza cuando sonaba en los bares en los años ochenta, con esa base Tamla Motown.
El disco está dedicado a la memoria de Nacho Para. Al margen de la devastadora noticia que supuso su desaparición, más allá de lo anímico, cómo ha influido ese acontecimiento en tu carrera, primero por el supongo futuro incierto de la Bantastic Fand, y luego no sé hasta qué punto ha dejado huella ese hecho a la hora de componer durante este tiempo…
Ha sido un mazazo tremendo, del que todavía nos estamos recuperando. Precisamente la noche del concierto del Luzzy, en noviembre del año pasado, fue la última vez que le vi, y estaba muy ilusionado con el disco en directo de Bantastic Fand, que acababa de salir. Y, la vez anterior, habíamos comido juntos, con Paco y Paloma Del Cerro, y lo habíamos pasado muy bien. Así que me queda un recuerdo muy dulce de él, lleno de proyectos y con el buen humor que le caracterizaba.
Ahora estamos preparando un homenaje en el que tocaremos canciones suyas, y está siendo muy bonito cantarlas y volver a sumergirse en ellas. De alguna forma está siendo curativo para todos. Y confío en que sigamos haciendo música con Bantastic Fand. Pero está todo en proceso todavía. Hace falta más tiempo para que todo se aposente. Nacho sigue estando muy presente. A menudo pienso qué opinaría él de ciertas cosas, o qué haría en algunas situaciones, y casi puedo oírle.
Texto: Kepa Arbizu
Fotos: Pablo Sánchez del Valle






