
Es algo más de la una de la tarde en Washington y las diez de la noche pasadas en Madrid cuando Barrett Martin (Screaming Trees, Mad Season) y Alain Johannes (Queens of the Stone Age, Eleven) aparecen en pantalla desde el estudio de Barrett en Olympia, la capital del estado de Washington, a una hora al sur de Seattle.
Alain habla español, Barrett se defiende con algunas palabras. “Peter vendrá en un momento”, avisa el batería. “Peter” es Peter Buck (R.E.M.), tercer miembro del súper grupo Drink The Sea, compuesto además por Duke Garwood (Mark Lanegan Band). Pero Duke se va a ausentar en esta ocasión.
Los músicos solo llevan un par de días de ensayos para preparar la gira que los llevará por Europa y Estados Unidos, haciendo parada en España en las siguientes fechas: 28 de noviembre (Oviedo), 30 de noviembre (Santiago de Compostela), 2 de diciembre (Cádiz), 3 de diciembre (Sevilla), 4 de diciembre (Valencia), 5 de diciembre (San Sebastián), 6 de diciembre (Madrid) y 7 de diciembre (León).
Toma Martin la palabra: “Hemos tocado juntos muchos años en diferentes combinaciones. Alan y yo empezamos esta banda hace unos tres años, cuando grabamos las primeras canciones en mi estudio. Después, Duke Garwood y yo grabamos en Reikiavik (Islandia), porque tocábamos allí, y luego Duke fue a São Paulo (Brasil), donde grabamos con Peter. Luego viajé a Santiago y regrabamos con Alain. Y, más tarde, todos fuimos a Tarragona para la mezcla final. También grabamos en Joshua Tree. Fue una gran sesión”. “Barrett y yo ya nos conocíamos, y seguíamos hablando sobre cuándo íbamos a juntarnos a tocar Cuando estuvimos en Joshua Tree, en varios conciertos, decíamos: ‘¿Cuándo lo haremos?’ Fui a su casa por unos días, y todo fluyó muy fácilmente”, añade Alain.
Empezaron a surgir pequeñas ideas y pensaron que podrían convertir aquel proyecto en algo más grande. Y de repente, todo empezó a cobrar vida sin que hubiera un plan, al menos al principio. “Cuando nos dimos cuenta, teníamos 22 canciones listas para mezclar. Fuimos a La Casa Murada, un lugar precioso, muy inspirador, y ahora estamos aquí ensayando todos juntos por primera vez”. 22 canciones en total se repartieron en dos álbumes de 11 temas cada uno: I y II, ambos publicados en este presente año.
Incidiendo en los viajes, Barrett Martin habla de un amigo suyo astrofísico que se encontraba entonces construyendo un telescopio en el desierto de Atacama. “Es muy fan de la música y nos pidió que condujéramos una de las furgonetas con las piezas del telescopio. Recorrimos toda la costa de Chile hasta el desierto de Atacama…”

¿Quién conducía?
Barrett: Conducía yo. Al final entregamos el telescopio. Nos gusta la ciencia un poco también.
¿Las estrellas o la noche son el tema principal de los dos discos? Pienso en “Saturn Calling” y “Tuareg Asteroid” (I) y en “Midnight Starlight” y “Meteors” (II)…
Barrett: “Es interesante. Joshua Tree tiene una magia desértica, y Duke se inspiró mucho en el desierto del Mojave. Eso influyó en sus letras. Cuando vas al desierto de Atacama es distinto, pero tiene una energía similar. Peter y yo caminamos por allí, a unos 5.000 metros de altura. Era impresionante: los telescopios están tan altos para poder ver el cielo.
Y todo esto, ¿cómo se traslada del estudio al directo?
Barrett: Con mucho cuidado (risas). Hemos sido estratégicos con eso. Tengo instrumentos en Gales, en el Reino Unido.
Alain: Y yo tengo instrumentos en Francia… Básicamente, viajaré con una guitarra tipo cigar box, pero ya tenemos instrumentos distribuidos en varios lugares. En directo habrá contrabajo, vibrafón… Barrett tiene ambos aquí. Con eso ya tienes media banda.
Barrett: Y además, al estar ensayando, estamos descubriendo qué instrumentos funcionan mejor en cada canción. Algunos los transportamos, pero también estamos montando “backlines” en Estados Unidos, Europa y Sudamérica para poder movernos con más facilidad.
La conversación deriva en sonidos y modelos más concretos de instrumentos, tomando como referencia la canción “Mouth Of The Whale”, del segundo disco, y su guitarra eléctrica de doce cuerdas. Barrett Martin explica que las canciones donde se escucha la guitarra acústica —unas seis— son de Peter: “Las grabamos en São Paulo y en mi estudio. Peter suele componer con guitarra acústica, y luego construimos la canción alrededor de eso. De hecho, si quieres, puedo llamarlo para que te cuente cómo escribe. Voy a buscarlo”. Entonces Barrett se levanta de la silla y sale del plano. Mientras, Alain departe a propósito de “Outside Again”, el primer tema que compusieron: “Surgió como una improvisación que grabamos, y creo que fue la primera que terminamos, porque Duke apareció con la letra”. Entonces, Peter Buck entra en el plano.

Peter, hablábamos de “Mouth Of The Whale” y de “Outside Again”…
Peter: Acabamos de empezar a ensayar y todavía no me sé los nombres de todas las canciones, voy tomando notas cada día. Pero en cuanto a cómo escribo, simplemente trato de apagar la mente y tocar hasta que algo aparece. Para mí, es como un rompecabezas: hay piezas que encajan, solo hay que encontrarlas. Es totalmente intuitivo. Rara vez me siento pensando “voy a escribir esta canción”. Simplemente ocurre. En este disco, Barrett y yo estábamos en Brasil y él me dijo: “Vamos a grabar algo para el nuevo álbum. ¿Tienes canciones?” Y yo: “Bueno, sí, supongo”. No estaba muy preparado, pero tenía ideas. Nos sentamos un par de horas y surgieron cosas. Creo que no toqué nada dos veces; fue todo improvisado. Ahora las escucho y pienso: “No lo habría hecho así si lo hubiera planeado”.
Barrett: Es cierto. Yo estaba en el estudio en São Paulo cuando Peter tocó esas partes, y fueron todas en una sola toma.
¿Una sola toma?
Barrett: Sí, una por canción.
Alain: Gran parte del disco se grabó así: de una toma, improvisado o jam sessions. En Joshua Tree, por ejemplo, no hicimos más de dos tomas de nada.
Barrett: Fue rápido.
Alain: Muy rápido. Hay una sensación de intuición y confianza. No hay mucho sudor, es más diversión. Lo gracioso es que ahora, ensayando, estamos redescubriendo nuestras propias canciones: “¿Qué toqué ahí? ¿Qué era eso?”. Pero va genial.
Vuelvo a “Outside Again”. ¿Cuál es su historia?
Barrett: Duke Garwood escribió la letra. La grabamos en Joshua Tree. Duke estaba emocionado de volver al estudio donde había trabajado con Mark Lanegan en uno de sus discos. Él vive en Londres, así que estar en el desierto era algo mágico para él. Escribió las letras en Pink Duck Studios (Burbank). Y creo que la grabamos en una o dos tomas.
Alain: Sí, fue la primera canción realmente completa, con voz y letra.
Sobre las voces, ¿cómo deciden quién canta qué parte?
Barrett: Alan y yo cantamos muy bien juntos, tenemos buena armonía natural. Hicimos todas las voces de fondo del disco. A veces Alan tenía una idea inmediata para la letra y esa canción se convertía en suya. Otras veces Duke —que es poeta y siempre lleva un cuaderno lleno de textos— tenía un poema que encajaba perfectamente. Grabábamos la música y, con el tiempo, se hacía evidente quién debía cantarla.

Alain: Recuerdo que antes de que Barrett viniera a Chile, teníamos una lista de temas. Algunos tenían título provisional, otros no. Y yo decía: “A ver si se te ocurre algo para esta”. Era todo muy espontáneo. Se quedaban en mi casa, y por la mañana les decía: “Ya grabé una voz para esa, escúchala”. Y así íbamos creando juntos. Las armonías y texturas surgían naturalmente. Nunca fue algo planeado, simplemente se dio. Y creo que funciona muy bien tener esas diferentes texturas vocales en una sola banda.
Y sobre la voz femenina que se escucha en algunos temas, ¿quién es?
Barrett: Cuando Duke y yo fuimos a Reikiavik, dimos dos conciertos allí y entramos al estudio con unas chicas increíbles (Laurita Kästel y Carlotta Truman). Su grupo se llama S!sters, fueron finalistas de Eurovision hace unos años, en 2019. Grabamos algunas canciones con ellas: Duke en la guitarra, yo tocando un piano de pulgar, y ellas cantando. Fue mágico. Por eso esas canciones están al final de cada álbum. Queríamos que el final tuviera ese aire nocturno y etéreo. Ellas son maravillosas cantantes, y las voces islandesas tienen algo muy especial.
En temas como “Saturn Calling” hay voces muy agudas. No son falsete, pero casi. ¿Cómo se adapta la melodía de la guitarra a esas voces altas?
Alain: Creo que la canción pedía esos matices. Nos gusta experimentar con las voces de fondo, como en los discos de Motown, donde los coros tienen una textura diferente al protagonista.
Barrett: En Screaming Trees yo hacía muchas segundas voces. Mi voz es aguda, tipo tenor alto, y sonaba muy bien junto a Lanegan, que tenía un registro más grave. Duke tiene una voz parecida a la de Lanegan, así que se da una combinación similar. Peter compuso varias canciones con guitarra acústica, y Duke escribió letras para algunas, Alan para otras. Cada uno aporta algo personal, pero al tocar juntos, el tema cambia naturalmente. Alan tiene una voz más baja, entre barítono y tenor, y yo canto más arriba, así que entre los tres cubrimos casi tres octavas.
Alain: Sí, y las voces combinan muy bien. Cuando Barrett y yo cantamos al unísono, se crea un tercer timbre que no es ni él ni yo, sino una nueva voz. Fue muy divertido explorar eso, hay más capas vocales en este disco que en cualquier otro en el que haya participado.
Barrett: Las voces de fondo son una parte enorme de la música popular americana. Leí una vez que los mayores éxitos en la historia del pop estadounidense tienen coros. R.E.M., por ejemplo, usaba muchos. Crecimos escuchando Motown, rhythm & blues… todo eso tiene voces de acompañamiento. Por eso ha sido tan enriquecedor explorarlas. La canción “Where We Belong”, del primer disco, es un buen ejemplo: Peter compuso la música, Alan escribió la letra y la cantamos juntos. Es una de las más bellas del álbum.
En conversación con la revista estadounidense American Songwriter, Peter Buck reflexionaba con cierta resignación sobre el estado de la industria musical contemporánea: “Ya no creo que nadie venda discos”. Para él, la música ya no se consuma como objeto físico, sino como experiencia, y la función del álbum tal y como se conoce se ha transformado radicalmente. Aun así, Buck y Drink The Sea no rechazan por completo el formato tangible: optan por lanzar álbums físicos porque creen en la preferencia del público por tener copias palpables. En sus palabras: “Siempre sacamos vinilo y CD doble, porque a la gente le gusta lo diferente”.
Peter, dijiste que no esperas vender discos. ¿Por qué?
Peter: Porque ya nadie vende discos. Solo cinco personas en el mundo lo hacen. Yo hago esto simplemente por hacerlo. Lo importante es el trabajo, haberlo hecho y seguir con lo siguiente. Ahora la gente solo “streamea”. No sé bien qué significa, pero el disco está terminado, eso es lo que cuenta.
Barrett: Aun así, siempre sacamos vinilo y CD, porque a la gente le gusta tenerlo físicamente. Sacaremos un doble vinilo y doble CD. Queremos que cualquiera pueda conseguirlo, en cualquier parte del mundo.
¿Para qué escribir y grabar música?
Alain: Porque es inevitable. Es como respirar. No podemos no hacerlo. La única vez que me siento realmente feliz de estar vivo es cuando soy creativo; todo encaja. El resto del tiempo, el mundo es un caos, lleno de cosas horribles, pero cuando agarro un instrumento y toco con mis amigos, todo se desvanece y me siento bien. Creo que esa necesidad de crear viene de lo que la música nos da: comprensión, conexión, sentido. Aprendemos de la vida escuchando música. Y cuando la haces, puedes devolver algo, comunicar la experiencia de estar vivo. Todos hemos tenido a alguien que se nos acerca y dice con sinceridad: “Tu música mejoró mi vida, gracias”. Eso es un regalo inmenso. ¿Quién no querría vivir eso? Somos afortunados. Aunque hoy nadie compre discos, seguimos haciéndolo porque no tenemos elección. La creatividad nos mantiene cuerdos. Y mientras podamos compartirla, lo seguiremos haciendo.
Texto: Carlos H. Vázquez






