A día de hoy, vayas donde vayas y mires a tu alrededor, te verás rodeado del clásico modelo Samba de zapatillas Adidas. Si estás leyendo esto en el metro, solo bastará que levantes la vista y verás a alguna persona con ellas, si lo estás haciendo en la oficina, seguro que tu compañero de al lado lleva unas.
Sin duda un efecto de la globalización, o la necesidad de seguir la corriente de toda la humanidad. Lo cierto, es que éste modelo, fue adoptado hace unas cuantas décadas por los hooligans futboleros, ya que, gracias a su suela de goma, comodidad y durabilidad, les permitía estar más descansados después de los largos desplazamientos andando a los estadios y soportar mejor el cemento húmedo de las gradas de pie.
Por defecto y evolutivo, este pasó a sustituir a las botas militares, y formar parte de la escena punk, skin head, etc. Y si, por lo tanto, hay alguien con un derecho adquirido para usarlo, esa era una buena parte del publico que se acercó a la sala upload. De militancia de género en muchos casos, pero con una nueva visión de apertura de miras para adaptarse a la mutación que está sufriendo (para bien) el mismo, ya no solo en lo musical, si no en un concepto visual y por qué no, de seguir marcando tendencia.
La banda de Nantes, Bromure, se subió al escenario todavía con un público tímido, ofreciendo actitud y una elegancia marcada por el sonido de un saxofón que realzó su sonido, y les dio un toque distintivo a temas como “Ma Lettre”, encajando perfectamente como acto de apertura. En otros parámetros,
Puffer se presentaban buscando el contacto y mirando hacia el sol californiano, ese que le marcan las bandas surgidas de allí, que tan bien queda reflejado en un trabajo como “Street Hassle” y que complementan con el toque necesario de NWOBHM. Con un frontman hiperactivo, que solo es apto para capturar sus movimientos por fotógrafos profesionales (no lo intentes con tu teléfono), y temas como “Never Enough” (título que parece estar de moda en el gremio – a Turnstile me refiero-), nos ofrecieron un torbellino de show tan sudoroso como si acabaras de hacer una sesión de bañeras con tu skate.
Béton Armé congregaron un sector de seguidores fieles. Comprensible, una vez finalizado su tiempo, quedó demostrado con creces, ya que se vaciaron todos los vasos de cerveza volando por el aire entre himnos de puño en alto, pisotón y textos en francés. Home Front representaron a la perfección ese evolutivo hacia campos como el synth wave oscuro, trufando el mensaje de la Bay Area con teclados que miraron directamente a Manchester. “Games Of Power” contiene todos esos elementos, y en su traslado al directo los eleva aún más. Llevados a la perfección por Graeme McKinnon, presentaron un tema nuevo que miró de reojo a Trent Reznor, y para muestra de camaradería o comunidad, su himno “Nation” no se lo quiso perder nadie, con miembros de todas las bandas en las primeras filas o bien directamente sobre el escenario, todo rubricado con un abrazo conjunto final.
Por último, y sin venir al caso, al presenciar los shows, en varios momentos me vino a la cabeza la película “Thrashin'(1986)”, ya sea por estética de algunos miembros de las bandas, o directamente por su música. Sin duda un buen momento para recuperarla. ¡Patina o muere!
Texto: Oscar Fernández Sánchez
Fotos: Sonia Eireos Gallarín
