Es fácil ser rebelde en tiempos tan pormenorizadamente estudiados. Si a esto le añades la emulsión de pielfinismo y corrección política tienes a gente que, por nada, son tachados –o denostados- de forajidos de la cultura que siguen sus propias normas –jajaja- sin importarles mucho el qué dirán, aunque esto esté en su rutina diaria.
Lo que es incuestionable es que vivimos en tiempos no de contentar a todo el mundo, sino de contentar a los que más ruido hacen, y es por ello por lo que hasta saltarse las reglas, establecidas o no escritas, parece siempre estar patrocinado. Sin embargo, luego existen raras avis que viven en su particular mundo y tienen una visión distinta de este otro. Bandas o artistas, que es de lo que hemos venido a hablar a esta tierra santa, con largas trayectorias y la vida más o menos resuelta que salen de gira a presentar nuevo disco y no a contentar a sus fans.
Stereolab vino a presentar su primer álbum en quince años y lo vino a presentar de verdad. No nos pilla por sorpresa que la banda británico-francesa se salga por la tangente y haga de cada bolo una experiencia distinta, pero aún así había algún despistado que, a la salida, se quejaba, quizá con razón, de no haber escuchado “Lo Boob Oscillator”, “Orgiastic” o “French Disko”. Nunca llueve a gusto de todos.
Aún con ello, nadie puede decir que el concierto de Stereolab fue malo, primero porque estamos ante un grupo más que contrastado, sabedor de sus grandes virtudes, como son la variedad del sonido, su afición por usar loops , por tirar hacia el kraut y por temas como “Peng! 33” o “Electrified Tennybop!”. Y, segundo, porque Lætitia Sadier y Tim Gane son muy conscientes de que no pueden abordar todos los efectos y trucos que utilizan en sus álbumes, por lo que procuran rellenar esos vacíos con grandes dosis de música instrumental y buen rollo. Canciones como “Cybele´s Reviere” o “Miss Modular” son un claro ejemplo de ello.
En resumen, un setlist donde predominó el nuevo material. Un nuevo álbum que hizo bailar a una sala abarrotada de fans de toda la vida y de gente joven. Algo bien estará haciendo Stereolab para atraer a un público que, a priori, nada tiene que ver con ellos. Quizá sea eso de dejar a un lado el lado nostálgico…
Texto: Borja Morais
Fotos: Salomé Sagüillo