Melbourne tiene alrededor de cuatro millones y medio de habitantes. Valorando esta cifra, y la escena de bandas locales que se calculan en miles según Jim McCullogh de Civic, sería interesante saber de que numero de ciudadanos dispone cada una de ellas para ofrecerles su música. Seguro que son muchos, lo cual les dará un plus de motivación para hacerse visibles, y dejar huella sobre los mismos.
Split System, comparten ciudad e inquietudes con los anteriormente citados Civic (aprovecho, y haciendo un “off topic” en toda regla, recomiendo su reciente “Chrome Dipped (2025”), y porque no, también el modo de cómo afrontar su carrera, partiendo de la inmediatez del aussie punk, modelándola de manera buscada según van editando referencias, y embarcándose en sus poco más de cuatro años de existencia, en una nueva gira europea.
Los barceloneses Patrol, fueron los encargados de empezar a subir la temperatura a un nivel de noche de calor tropical, con un hard punk pasado por el filtro glam con una velocidad de NWOBHM y trazas de Sunset Strip, realmente trabajado. Las guitarras dobladas a lo Thin Lizzy fueron uno de los puntos fuertes e interesantes, encajando entre títulos de puño en alto como “Cold Blood”, “Ceremony” o “Blackout”, ésta última con un estribillo efecto chicle, para que se entienda, se mostraron trazas que fueron desde Judas Priest hasta Poison. Otra evidencia de la interesante escena de la ciudad condal, donde las bandas no tienen problema en mezclar influencias y dejarlas correr en su trabajo.
Como si de un puente de enlace se tratará, mientras los de Melbourne se preparaban, por los altavoces del local sonaban clásicos de Saxon o Motörhead, algo así como si se cediera el testigo de sonidos clásicos, pero aplicados por las nuevas generaciones con su prisma personal.
Si hiciéramos un resumen rápido con unas pocas palabras del show de Split System, estas serían: actitud, chulería, escupitajos, cerveza por los aires, empujones, y sudor, mucho sudor, elevando aún más la temperatura, y haciendo honor al concepto sauna, con el que se conoce al local Meteoro. Todo eso, se vio ampliado y potenciado sin problema durante la hora en la que los de Melbourne permanecieron sobre el escenario, tiempo que, viendo la intensidad ofrecida, se me antojó como justo y en su medida.
Podríamos considerar que presenciamos y sentimos en nuestro cuerpo a modo de completo ejercicio cardiovascular, la inmediatez de una serie de puñetazos envueltos en ese disfraz que es la melodía furiosa. Y esto, fue bien a través de sus más recientes propuestas en forma de single, como son “Chemicals” (Split compartido con Les Lullies). “In the Loose” o con micro hits propios como por ejemplo “End Of The Night”. Si nos atenemos a las reacciones despertadas, es evidente que lo que busca el público es este tipo de shows globales de cercanía, y de puro carácter underground.
Texto y fotos: Oscar Fernández Sánchez