
Ante todo, una evidencia: nunca hasta ahora se había sentido de manera tan dramática en Primavera Sound el cisma entre el público de los dos escenarios masivos y el resto de una programación que, ahí sí, en la letra menos coloreada, abundó en tantos conciertos formidables que no es exagerado situar esta edición entre las mejores de la historia del festival. Evento que, conviene recordarlo, sigue sabiendo hacer de la contradicción el combustible de su singularidad. Desde primera hora de la tarde hasta la mañana siguiente, Primavera Sound exige un sacrificio físico casi extremo que apenas deja espacio para cosas tan secundarias como avituallarse, pero entrega a cambio el retrato más fiel del estado actual de la música popular, que (lo sentimos, agoreros) se revela estimulante y prometedor.
Comencemos por el espacio más abarrotado y, ¡cómo no!, destacado en informativos de todo pelaje. Pedimos disculpas por adelantado: no fuimos a ver ni a la pesadísima CHAPPELL ROAN ni a SABRINA CARPENTER, chavala tan simpática como parca en talento. Sí asistimos al espectáculo SWEAT, apaño descaradamente pecuniario que une (una canción tú, otra yo) a la (ella sí) estupenda CHARLI XCX con el temible TROYE SIVAN, sujeto aguanoso e inodoro. El desequilibrio fue tal que incluso el disfrute de la artista buena terminó por resentirse ante la perspectiva de tener que soportar otro rato al pimpollo australiano. Un poco antes, y en esa misma explanada, Joe Talbot rompió el silencio a grito de Free Palestine antes de arrancar con “Colossus”. Y supimos que IDLES iban a brindarnos una noche memorable, abarcando todas las etapas de la banda con sangre, sudor, hardcore, proclamas políticas, pogos (también los hubo bastante bestias en otros conciertos) y excursiones de los guitarristas Mark Bowen y Lee Kiernan al público.

Emociona comprobar cómo ha crecido la dimensión y popularidad de una de nuestras bandas jóvenes fetiche: los irlandeses FONTAINES D.C.. Sin transmitir ya tanta urgencia visceral, rentabilizan un giro hacia un rock más melódico y de síntesis electrónica, con influencias de Bowie, Nine Inch Nails y los Blur más experimentales. Elementos de synth-rock y electro-pop oscuro que, sin perder del todo su raíz post-punk, suponen un acierto. Centrándose en sus dos últimos trabajos, los irlandeses comprimieron la intensidad de una sala en un festival, con Grian Chatten ocupando el escenario con la actitud de Liam Gallagher, Damon Albarn y demás colosos del britpop noventero.
Es sorprendente la pasión que despierta entre las nuevas generaciones el rapero británico CENTRAL CEE, estandarte del UK drill. Su estilo, menos agresivo que otros del género, ofrece bases más limpias y melódicas, menos distorsión y samples inesperados (como el de Eve en “Doja”), además de ritmos más bailables. Todo ello, junto a una imagen cuidada que combina pulcritud comercial con agresividad urbana, lo convierte en un icono juvenil. Eso sí, echamos de menos una escenografía más trabajada y mayor teatralidad para jugar en la liga de Kendrick Lamar o Travis Scott.

Verdaderamente notable la confirmación de una nueva generación de grupos guitarreros estadounidenses, alejados del tono melifluo o épico de sus pares generacionales españoles, feliz y casi por completo ausentes de la programación (y sin nada que ver con DAME AREA, el mejor concierto español del festival). Así, bandas como JULIE (del tronco de Sister o los MBV anteriores a Loveless, más deslavazados y crudos en directo que en disco), MOMMA (vuelta a los 90 de Breeders o Belly pero con frescura y grandes canciones a dos voces femeninas), BEEN STELLAR (rock alternativo y callejero de Nueva York pero con rasgos británicos), o GOUGE AWAY (sensacionales, devastadores, imprescindibles), demostraron frescura y talento. Lástima que se enviara a los geniales FEEBLE LITTLE HORSE a un escenario demasiado grande y una hora demasiado temprana, circunstancias que diluyeron su poder corrosivo y travieso (y lo decimos desde las primeras filas, ojo). Y qué decir de TURNSTILE, odiados por el integrismo hardcore más subnormal por haberse atrevido a dar el paso de convertirse en un grupo (felizmente) masivo y moderadamente inquieto. Su concierto tuvo lugar al día siguiente de la publicación de Never Enough y fue uno de esos momentos de comunión generacional que los viejos nunca deberíamos despreciar.

La renovación británica no es menor, aunque más dúctil aún en lo estético, y pasa por la confirmación de unos apabullantes SQUID, la fluida experimentación vocal, eléctrica y rítmica de STILL HOUSE PLANTS (¡portada de The Wire!), el espíritu sibilino y realmente perverso de las todavía frescas WET LEG o los/las encantadores/as BLACK COUNTRY, NEW ROAD, desechando ahora todo elemento post-rock en favor de un folk progresivo impecable. Añadamos el breve set que nos ofrecieron LAMBRINI GIRLS en el pequeño escenario patrocinado por una marca de vaqueros; energía caótica, interacción teatral y punk al límite. Limitando su pase a media hora, el resultado fue adrenalínico y explosivo. Con el mar al fondo y el sol de media tarde iluminando el escenario, parecía que todo conspiraba para embellecer aún más el country-folk de WAXAHATCHEE en la segunda jornada. Katie Crutchfield nos regaló una actuación mágica, centrada en Tigers Blood y algunas joyas de Saint Cloud. A mitad de concierto, MJ LENDERMAN la acompañó en “Right Back to It” y “Burns Out at Midnight”, aportando una química especial. Antes de “Oxbow”, Crutchfield recordó su paso por el festival en 2018 y cómo esa visita la impulsó hacia su proceso de sobriedad. Un momento emotivo que dio aún más fuerza a uno de los conciertos más bellos.

El propio MJ LENDERMAN mostró y demostró que ya es la next big thing que en breve se disputarán Primavera Sound y Azkena. Rastros de Crazy Horse, recuerdos de Dinosaur Jr., country rock sentido y con sangre junto a arrebatos de sentimientos crudos. Como su versión marciana, THIS IS LORELEI (o sea, Nate Amos de los geniales Water From Your Eyes) hace un poco de todo lo que se puede hacer, aunque de manera excesivamente slacker… En todo caso, y siendo los dos muy buenos, es revelador compararlos con un veterano como ALAN SPARHAWK, que recurre a elementos tradicionales para devolverlos convertidos en vanguardia. Su concierto sólo puede calificarse de Obra Maestra en el que, obviamente, pesaba el dolor por la muerte de Mimi Parker. En la primera mitad, vistiendo una camiseta de Prince, el ex-Low desenmarañó su polémico disco electrónico añadiendo un bajista (Cyrus Sparhawk, su hijo) y un batería (Eric Pollard, de Retribution Gospel Choir) demoledores. La segunda fue una exhibición de folk-noise con temas de Trampled By Turtles y Retribution Gospel Choir que culminó en “No More Darkness”, tras la que pudo verse a algunos espectadores llorando. En fin, fue algo T R A S C E N D E N T E.

Lo cierto es que no fue el único veterano que impartió una clase magistral: tanto SPIRITUALIZED (interpretando Pure Phase al completo con tal perfección e intensidad de sonido que podría ir perfectamente al Top 3 de la edición) como STEREOLAB (centrándose ante todo en su magnífico Instant Holograms On Metal Film) ofrecieron ¿por sorpresa? los mejores conciertos que les recordamos. Menos notables en comparación, THE HARD QUARTET, o sea Stephen Malkmus, Matt Sweeney, Emmett Kelly y Jim White, probaron que se ha pasado demasiado por encima de su disco de debut, quizás porque sobre todo supergrupo pesa la etiqueta de mero pasatiempo (y en este caso es un error). Y qué decir de una inconmensurable KIM DEAL, reivindicando su condición de gran y madura compositora con una banda de ¡10! músicos y un sonido a veces crudo y otras terso que pasó revista, primero, a su emocionante presente y, después, a su excitante y muy variado pasado.

Se sabe que THE JESUS LIZARD es una de las mejores bandas de la historia del rock (¿la mejor? ¡pues sí!), y además una de las pocas que transmiten una sensación de peligro físico genuina, impresión anclada no ya en el comportamiento perturbador de un David Yow una vez más descarrilado sino en el rendimiento de una banda de acero, que suena maciza, viril, dañina. Una genialidad, directamente. ¿Herederos? En parte Matt Stephenson de los feroces MACHINE GIRL, esa combinación de electrónica, punk, grindcore y música de videojuegos (todo muy por encima de BRUTALISMUS 3000, por cierto) que a algunos nos vuelve locos, y sobre todo CHAT PILE, esa banda sublime y dominante en la que Raygun Busch, un cantante cinéfilo y casi desnudo, se dedica a hablar de sus películas favoritas (esta vez fueron las de trenes) entre bombardeo y bombardeo al canon del noise rock.

Si alguien podía dudar aún de la capacidad de TV ON THE RADIO para perpetrar un espectáculo de primera magnitud a día de hoy, estaba completamente equivocado. Su set fue una auténtica fiesta, con una puesta en escena intensa y vibrante que trasladó al público al Nueva York de principios de los 2000, manteniendo su mezcla característica de post‑punk, art rock y soul alternativo. Una actuación eufórica y de alto octanaje. Por su parte, ANOHNI tomó el escenario más como una presencia espectral que como un ser de este mundo. Resultaba impresionante comprobar cómo un ser de tal magnetismo y magnitud era capaz de conseguir lo impensable en un festival de estas características: que todos y cada uno de los presentes guardaran un respetuoso y necesario silencio para que la totalidad del espectáculo pudiera lucir a la altura que merece. Una experiencia íntima y apocalíptica perpetrada bajo el fondo del océano, mientras se proyectaban imágenes de la Gran Barrera de Coral, recreando un paisaje submarino que simbolizaba la fragilidad planetaria y la enfermedad de nuestros fondos marinos. El concierto fue de una belleza extrema, pero si tuviéramos que destacar un solo momento, ese sería sin duda la intensa e hiriente versión del clásico “Sometimes I Feel Like a Motherless Child”, interpretada por nuestra diva con la fiereza de Nina Simone y la desesperación de Billie Holiday.

Y hubo también una apabullante, inabarcable oferta de electrónica y bailes diversos. Pudimos catar los generosos conciertos de KELLY LEE OWENS (fina en lo experimental, divertida en la zapatilla y, lo mejor, con buenas canciones), el notable rap underground de DENZEL CURRY, la categoría techno de unos extraordinarios FLOATING POINTS y SIDEPROJECT (menos bueno fue el populismo de AMELIE LENS) y el despendole dance-pedorro de CONFIDENCE MAN, que aunque sean una vergüenza, por algún motivo inconfesable cautivan desde hace años a uno de los firmantes. Pero no diremos a cuál.
Texto: Rubén García Torras y José Luis Torrelavega
Fotos: Sergi Fornols
PRIMAVERA A LA CIUTAT (CLUBS)
Uno de los valores añadidos del Primavera Sound, sin duda es la programación en los diferentes clubs de la ciudad, abierta tanto a poseedores del abono del festival como para el público general, pudiéndote organizar un festival personalizado, y al margen de grandes “aglomeraciones”. Como en los infinitos escenarios del Forum, es imposible abarcarlo todo, y también hay que asumir solapes entre artistas que ofrecen sus shows en diferentes salas.
Martes 03/06/2025.Apolo 2.
Phoebe y Lilly, aka Lambrini Girls, se dejaban ver por la sala con lata de cerveza y cigarrillo en mano, buscaban la zona de fumadores, con un punto de chulería de barrio de Brighton, y mostrándose seguras de sí mismas. Es evidente, que estábamos delante de una de las bandas que más han ido despuntado y sobre las que se ha prestado atención para ver como aplican su evolución en todos los aspectos, es decir, musicales y extra musicales.
Esas dos caras se reflejaron claramente en su show, siendo éste de carácter combativo, y donde ambas han ganado cuota de protagonismo. El apartado musical se mostró muy robusto, rodado y sonando contundentes, evidenciándolo en el trato que se les dio a temas como “No Homo” o “Gods Country”, aunque ese potencial, se vio algo lastrado y diluido en el exceso de proclamas anti todo, circle pits, etc… Está claro que es el camino por el que optan, se sienten cómodas y realmente hacen que el espectador mantenga la vista puesta sobre todo en Phoebe, pero si es cierto, que la delgada línea entre las riot girls de la época de los noventa se difuminó en exceso hacia el concepto del dúo Shampoo, aunque curiosamente “Cuntology 101” quedo fuera de su set, siendo éste uno de los temas que más se aproximaría a dicho dúo.
Miércoles 04/06/2025. Razzmatazz
La primera sensación con Beach House, fue algo confusa y generó incertidumbre, de inicio su show estaba anunciado a las 19h y con la sala llena, éste arrancó sin aparente motivo, pasados treinta minutos de la hora marcada. Posiblemente se tratará de una gestión de la organización, pero si le añadimos hasta dos arranques fallidos por un supuesto problema con la guitarra de Alex Scaly, esto hizo que se creara una atmosfera extraña, y de cierto desajuste entre todas las partes.
A pesar de los impedimentos, todo fue fluyendo de forma dinámica hacia el dream pop sedoso de carácter synth, las voces amortiguadas de Victoria Legrand se ajustaron a los arreglos soft de la slide guitar, y a la pegada de batería de ritmo contenido, que, junto a las proyecciones inspiradas en los fondos de pantalla de Windows, aportaron el grado justo de confort hacia el espectador. En relación al setlist, éste se movió entre su discografía, prestando especial atención a “7 (2018)”, y acudiendo a hits como “Myth” o “Space Song”, para decantar el equilibrio hacia la zona de la efectividad.
Entre el primer álbum de Beach House y el debut delos franceses AIR, solo trascurren ocho años, pero está claro que el dúo de Baltimore, le dio mucho juego para desarrollar su sonido, quedando evidencia en muchos pasajes de su show.
Domingo 08/06/2025. Sala Paral-lel 62 y Apolo 2.
Podríamos considerar la jornada del domingo en los clubs como la de la resaca, o la de los que no han tenido suficiente, pero lo cierto es que se me antoja como la más atractiva y completa, así como de las más cómodas en cuanto a porcentaje de capacidad en las diferentes salas. Los donostiarras Comic Sans arrancaron en Paral-lel 62 en modo punk pop de propuesta directa, con letras rebuscadas y cotidianas, su show sirvió para generar el ambiente necesario.
Vía Illinois pudimos disfrutar de Cap´n Jazz, una de esas joyas seminales e influyentes dentro de un género como es el emo más embrionario, o el post rock de pirueta trabajada, con un vocalista como Tim Kinsella, donde el arte de la performance es llevado a un área muy personal. Basaron su set en su clásico álbum de título infinito de 1995 o en modo abreviado ¨Shmap’n Shmazz”, que viene a ser como una denominación de origen de estilo, y que acumula elogios en diferentes escenas. El mismo, se vio completado por la ya clásica cover del “Take On Me” de A-ha, que sirvió para darle el toque especial a un show ídem.
Kim Deal se arropó por diez músicos, con outfit de profesora de universidad (zapatillas Hoka de running incluidas), manteniendo esa aura de leyenda alternativa y la sonrisa eterna. La primera parte del show, se basó en su propuesta en solitario, de toque artie, y que sirvió para ir introduciendo al público en el mismo hasta que giró hacia el repaso a su carrera, acudiendo a The Breeders, a los fab four en una lograda versión de “Happines is a Warm Gun”, y que se remató con “Gigantic” de Pixies, auxiliada por los vientos, y en modo orquesta de futbol americano universitario.
A David Yow le queda un año para la edad oficial de jubilación, pero viendo su actividad en escena, la actitud desafiante, el contacto físico continuo y la ingesta de unas cuantas Stella Artois, cuesta imaginárselo retirándose a un lugar tranquilo. The Jesus Lizard, no entienden de normas, van a contracorriente, y ese es su factor diferencial, se saltaron limitaciones horarias, arremetieron con un sonido punzante, de slide guitar con reminiscencia infernal, dinamismo cuando acudieron a temas como “Puss” o “Nub” o desquiciantes en “Seasick, completando un show que dejo exhaustos a todos.
Cruzando la calle, en Apolo 2, ya entrada la madrugada Chat Pile venían a demostrar en formato más cercano, las buenas críticas de su show del día anterior en la explanada del fórum. Parece ser que, en Oklahoma City, todo se nueve en direcciones circulares, y se asimilan influencias sin necesidad de mantener esquemas, no importa mezclar logos indescifrables de tipografía de ramas de árbol con camisas hawaianas y shorts.
Estos conceptos, son solo una parte de la banda, que aplica de forma abrasiva influencias del nu metal chandalero y de la oscuridad de Manchester, pasando por un mal día de Henry Rollins. “Cool World (2024)” contiene todo eso, y sobre el escenario ganó mucho más, ya que se compenetró a la perfección con el resto de sus trabajos y con una angustiosa (si ese tema lo puede ser aún más) versión de “Scentless Aprentice” de Nirvana. Su vocalista Raygun Busch, entre su continua movilidad, se encargó entre tema y tema con un punto de stand up comedy de hacernos referencias cinematográficas que tienen que ver con Barcelona, solo el, parecía acordarse de una película del mismo nombre de la ciudad de 1994, protagonizada por la olvidada Mira Sorvino.
Texto: Oscar Fernández Sánchez