Desafortunadamente poca gente congregó ésta visita del peculiar trío japonés. ¿Demasiados conciertos?, ¿cercanía de un puente?, ¿Primavera Sound?…quien sabe. El caso es, que los nipones tuvieron que salir ante poca gente, lo cual –todo sea dicho- no les amedrentó y tampoco restó algarabía a su pase.
Así que al ritmo del «Iron Man» de Black Sabbath y jaleando al público los tres protagonistas empezaron a tomar sus posiciones. Especialmente resaltable su batería que tras quitarse una camiseta de Iron Maiden se sentó tras los tambores tal como su madre le trajo al mundo, con la excepción de un calcetín que servía para tapar su músculo del amor.
De esta guisa empezó el particular festival de los nipones, que vino muy centrado en su vertiente más metálica, dejando un poco de lado su vertiente más punk y rock’n’roll. Venían a presentar su último trabajo, ese en el que presumen de ser cinturón negro en heavy metal (Heavy Metal Black Belt). Se puede dar fe de que lo son, esa Gibson Flying V y canciones tan deliciosamente retro metálicas como «Nice Gouy Of The Year» o «So Much 80’s» lo corroboran. La interacción con el público fue perfecta animando al desmadre y contando anécdotas cachondas entre canción y canción.
A nivel instrumental tampoco se pudo poner ninguna pega, ejecución sin mácula destacando la curiosa manera de tocar del batería con dos baquetas en cada mano. Con «Quit Your Day Job» (toda una declaración de intenciones) se acercaron al final tras menos de una hora de recital. Lo solucionaron con creces al volver a salir, primero haciendo un medley con riffs de AC/DC, Guns n Roses o Scorpions entre otros. El último cartucho fue la enérgica «Scream For Me» que al genuino estilo Bruce Dickinson nos hizo levantar la voz al grito de Scream for me Barcelona. Sin pegas, Electric Eel Shock, llegaron, rockearon, se divirtieron y se fueron, que ya es mucho viendo la sala medio vacía.
Texto: Xavi Martínez
Fotos: Desi Estévez
