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Early James -The Grace (Londres)

Siempre es complicado trazar o ver ciertas líneas que delimitan diferentes niveles dentro de las expresiones artísticas. ¿Quién lo tiene y quién no? ¿Qué es ese “lo”? Muchos de los que somos consumidores compulsivos de música, tanto en directo como grabada, escribimos sobre ello, hablamos sobre ello de continuo y analizamos todo lo que concierne a la creación y la interpretación de lo que consideramos piedra angular de nuestra existencia, a veces cometemos el error de pensar que podemos saber dónde están esas líneas e incluso que nosotros mismos podemos acotar estos terrenos tan subjetivos. Para mí se reduce todo a un sentimiento y una opinión. Educada, sí, pero una opinión, al fin y al cabo.

Yo, ahora mismo, no puedo hablar de Early James de una forma clínica y objetiva. Sus discos ya me habían parecido una jodida maravilla, sobre todo el segundo, Strange Time To Be Alive, pero verle en directo ha sido una experiencia religiosa. Para mí, LO tiene. ¡TODO! Actitud, una pericia técnica con la guitarra que llega a un nivel sobresaliente, una voz personal, potente, increíblemente cálida y salvaje a partes iguales, unas letras que maman de la poesía sureña americana de hace setenta años…si te gustan Tom Waits, el folk, el Blue Grass y los sonidos tradicionales de la música del otro lado del charco, este tipo es un rayo de luz.

Un treintañero que parce salido de los años cincuenta, y que recicla la música de esa época (y anterior) sin caer en los tan manidos ejercicios de estilo. Un tipo que está absolutamente poseído por su música y lo que quiere transmitir con ella; el resto parce darle absolutamente igual. Olvidaros de alguien que sale a promocionar su último disco de una forma contractual (él lo tiene, el brillante Medium Raw, que salió en enero). A este tío le gusta tocar y compartir sus canciones. Si alguien lo pilla, ¡bien! Si no, también. Este tipo no parece que vaya a decidir sus siguientes pasos basándolos en la aceptación del público. Su música es tan personal, pasional y única que da la sensación de que exorcizarla es su única manera de poder seguir respirando. Y tiene algo que siempre hipnotiza y acojona a partes iguales: lo que los americanos llaman la mirada de las mil millas. Es esa mirada que tienen los soldados que han sufrido un tremendo shock, como fijada en el horizonte y completamente desconectada de lo que hay a su alrededor. Poison Ivy la tenía y también Nik Lee de The Texas Gentlemen, como ya comenté por aquí.

En su bolo londinense estuvo respaldado por el bajista francés Max Genouel, de los Lowland Brothers y el batería de The Sierra Band; estos últimos son dos hermanos (uno de ellos, el guitarra, no estaba) que se encargan de cubrirle las espaldas a unos cuantos artistas americanos que vienen sin banda. Yo la última vez que los vi fue con Robert Finley, e hicieron un trabajo impecable. Esta vez no iba a ser menos y el colchón rítmico que le proporcionaron a Early fue una absoluta maravilla. Uno no podía creerse que estos tipos jamás hubieran tocado juntos. Es lo que tienen los músicos de este nivel, que pueden comunicarse casi por telepatía.

El repertorio se basó principalmente en sus últimos dos discos y la intensidad no bajó ni un ápice desde la primera vez que Early grito: “One, two, three…” antes de abrir con, “I Got This Problem”, el tema que cierra su último disco, hasta que tocó su última nota. Lo que sí que bajó en los bises fue el volumen, ya que debido al toque de queda de la sala, la banda tenía que terminar a las diez en punto de la noche. Pero Early quería seguir tocando y dijo: “Me voy a bajar ahí con vosotros”. Enganchó una guitarra acústica y tocó otros tres temas mezclado con el público, como si estuviera delante de una hoguera en un campamento de verano. Ni que decir tiene que fue igual de intenso y precioso que el resto del concierto. Conciertos como este hacen que uno recupere una certeza que en ocasiones se muestra esquiva: la de que la música puede ser inspiradora, transformadora y purificadora. Por favor dadme un amén y un Hallelujah para Early James.

 

Texto: Javier H. Ayensa

Foto: Galli Martini

Un comentario

  1. ¡Magnífico comentario!. Gracias

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