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BBK Bilbao Music Legends – Bilbao Arena

Blue Öyster Cult

 

Consolidado, acogedor y esperado. Si es que no hacen falta muchos adjetivos para definir un festival que comenzó casi de manera familiar y que ahora es cita ineludible en un Bilbao que sabe mucho de citas ineludibles.

El BBK Bilbao Music Legends Fest en su octava edición (la de 2020, cancelada por la pandemia, no la contamos) pudo traer, tras aquella cancelación en 2022 por enfermedad, a Alan Parsons, el nombre que encabezó el cartel de la segunda jornada. Porque dos días son los justos, y parece incluso que son más vista la familiaridad del público, encantado con el entorno del Bilbao Arena de Miribilla, a unos minutos del Casco Viejo, y eso es porque quién viene aquí es a disfrutar y eso se contagia.

Pero yendo a lo musical, lo que os ocupa y preocupa, el cartel atrajo menos público que el del año pasado. Pero la amalgama de sonidos y estilos quizás hizo que en este año tuviéramos un abanico más amplio e integrador. Y como es habitual, además de los grupos que actuaron dentro del pabellón, hubo sitio para los grupos locales que cada año ejercen su función de teloneros entre leyenda y leyenda. El viernes fue el turno de Colajets, Sonic Trash y Head Holes. Y el sábado Ziraun, The Cherry Bopper (feat. Patricia Reckless) y Los Retros. Y hay que citarlos porque ojalá alguno de ellos se convierta en una leyenda en el futuro.

Lita Ford

 

Pero vamos con los que  tocaron bajo cubierto. Abrió el festival Samantha Fish, una de las guitarristas bluseras más intensas del momento. Y abrir un festival siempre es complicado, salvo para gente sobrada de carácter. Avisó de que no iba a hacer prisioneros con el inicial “Kick out the Jams” de MC5, para descargar temas sobresalientes como la susurrante “Paper Doll”, la lenta versión del “I put a spell on you” de Screamin´ Jay Hawkins, o el slide guitarrero en “Bulletproof”, acabando con la intensidad de “Black wind howlin´”. Muy bien, la verdad.

Y de mujer a mujer, porque llegaba Lita Ford. Ojo. Lita Ford. La ex Runaway es desde hace tiempo una de las diosas metálicas que hay que ver en directo para darse cuenta que es una apisonadora. A alguna incondicional en primera fila se le saltaban las lágrimas con la descarga de la londinense en su primera visita a Bilbao. Y dejó a todos apabullados. El inicio con “Gotta let go” y “Larger tan life” fue un bofetón deseable. El metal tiene una reina que manda, porque “The bitch is back” (yeah), porque “Can´t catch me” (dos temas que avisan que ella rockea pateando culos) y que si hay que tocar “Cherry bomb” lo hace con la guitarra que utilizaba cuando formaba parte de las míticas Runaways. Acto seguido, el “Black leather” que el Sex Pistol Steve Jones les escribió hace tiempo ya, la semi acústica versión del “Only women bleed” de Alice Cooper dio paso a las dos últimas, las esperadas “Close my eyes forever” y “”Kiss me deadly”. Vamos, que nos dejó temblando.

Y es que el reparto de bandas entre ambas jornadas fue algo descompensado. El viernes fue más cañero, y encabezándolo Blue Öyster Cult. Es absurdo presentar a un grupo como este, que también estuvo presente en Bilbao en la primera edición del BBK Live allá por 2006, cuando el festival aún no tenía esa denominación, además de alguna visita al pabellón de La Casilla en noviembre del 75. Y un servidor que les vio en 2006 puede decir que entonces no fueron tan enérgicos como ahora.

Con un concierto que fue de menos a más, para acabar con una liturgia guitarrera que hizo que las fanáticas (de nivel, ojo) y fanáticos del grupo entrara casi en trance en las primeras filas (joder, que hubo hasta algún japonés que se vino exclusivamente desde el lejano Oriente para presenciar este show). Abriendo con “The red & the black” cayeron canciones como “Golden age of leather”, “Harvest moon”, o “E.T.I.” para acabar con los hits “Godzilla” (tan apabullante como nuestro dinosaurio radioactivo favorito), el mega himno “(Don´t fear) the reaper” y el bis de “Cities on flame with Rock´n´Roll”, título premonitorio, la verdad.

Sex Museum

Y el final del día llegaba con Sex Museum. Los madrileños, en su gira de 40 Aniversario hicieron lo que mejor saben hacer, crear una fiesta garagera, rockera y lisérgica. “Breakin´ the robot”, “Two sisters”, “Lucky man” son canciones ponzoñosa e irresistiblemente bailables, y qué decir del “Smoke on the party”, ese mix entre el “Smoke on the water” de Deep Purple (que sonó en este pabellón el año pasado) y el “Fight for your right” de los eternos Beastie Boys.

El sábado apuntaba a más tranquilito. Y lo fue, pero tranquilito no equivale a aburrido. Porque Eric Bibb de salida regaló una actuación intimista, con un blues con aroma a clásico, con momentos más de tugurio de carretera, con historias intensas, con recuerdo a décadas que todos hemos vivido escuchando canciones como las suyas. “Alabama bound”, la aplaudida “Saucer and cup”, una tradicional como “Goin´ down the roads feeling bad”, la gran “With my maker I am one” (pocos títulos tan bluseros podemos encontrar) o “Don´t ever let nobody drag your spirit down”. Con traje blanco, sombrero de ala ancha del mismo color y una actitud orgullosa a la vez que humilde, el bluesman fue posiblemente la sorpresa más agradable del festival.

Eric Bibb

Con Errobi, un grupo de folk y rock progresivo de los años setenta tuvimos nuestra cuota de nostalgia. En su momento fueron algo rompedor y estuvieron dos décadas en activo. Una vuelta a tiempos pasados (joder, uno de los integrantes llevaba los míticos vaqueros rosas de tanto predicamento en la juventud vasca de aquellos tiempos) con una actuación nostálgica, en la que destacó un tema como “Telebista”.

Y llegaba el momento de Alan Parsons. Había dudas entre cierto sector de la parroquia sobre cómo resultaría su propuesta, muy alejada de todo lo visto y escuchado hasta el momento. Ocho hombres sobre el escenario (el mítico productor ayudado a tomar asiento, salud frágil, pero con un aspecto y aura de villano de James Bond que era hipnotizante) y un sonido perfecto, cristalino, orgánico, con una amalgama de temas que bien podían formar parte del soundtrack de cualquier episodio de “Miami Vice”. Concierto para escuchar más que para bailar, para sentir y para paladear.  ¿Qué gustó? La inicial “Standing on higher ground”, la espectacular “Psychobabble”, “La Sagrada Familia” (dedicatoria para el templo de Gaudí que no hace falta explicar) o “One note symphony”.

Y atención: Al igual que Deep Purple el  año pasado, también hubo momento de revisionar el “Txoria Txori” de Mikel Laboa (eso aquí son palabras mayores), detalles como esos acercan al grupo al público de una manera muy íntima. Pero lo mejor, sin duda, fueron los dos temas que llegaron seguidos: “Sirius” (Pufff… en la casa del Bilbao Basket sonando esto uno se imaginaba saliendo por el túnel de vestuarios a los Chicago Bulls de Jordan, Pippen o el gusano Rodman) y “Eye in the sky”. Ya sólo por eso mereció la pena toda la actuación.

Alan Parsons Project

Y el final de fiesta fue otro puñetazo metálico. The Dead Daisies, con el vocalista John Corabi al frente (ex de Mötley Crüe cuando sustituyó a Vince Neil… pero ya sabemos que Corabi tiene más voz que ganas de excesos, posiblemente eso jugó en su contra y la vuelta de Vince fue un hecho) fueron una apisonadora, con un sonido alto (pero nunca excesivo), temas contundentes, actitud y volumen como para donar a muchos grupos indie alternativos y un set list excelso en su única actuación por aquí este año.

“Long way to go” de salida, en toda la cara, para seguir con “Rise up”, “Dead and gone”, “last time I saw the sun” u otro trallazo como “Light ´em up”. Los tapados del festival, estos cinco cafres con pintas poco recomendables (salvo que seas como ellos) ofrecieron un recital metalizado, rockero y con toques blues eléctricos de aúpa. Su himno motero “I´m gonna ride”, la versión de la Creedence “Fortunate son”, “México”, otro pastillazo como “Resurrected” y el final con la revisión del “Helter Skelter” de los Fab Four. Joder, es que ya queremos volver a verles de nuevo. Y queremos otra edición con más leyendas. Que esto es adictivo.

Texto: Michel Ramone

Fotos: Dena Flows

 

 

 

 

 

 

 

 

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