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Andoaingo Rock Jaialdia – Plaza Nafarroa (Andoain, Gipuzkoa)

 

 

APTBS (Foto: Jokin Fernández)

 

En Andoain siempre han abundado los vaqueros y las camisetas de bandas de rock and roll, pero ahora, gracias a la apertura de miras de los organizadores, y a la irrupción de bandas fresquísimas que coquetean con el pop, el público también empieza a diversificarse y se ven otros looks. Esta es una novedad aparentemente superficial, pero que denota un cambio de tendencia: el festival de rock gratuito más importante de Euskadi se amolda a los nuevos tiempos sin un ápice de nostalgia.

Andoaingo rock jaialdia hace bandera del eclecticismo bien entendido, en una XVII edición que ha vuelto a apostar por los nuevos valores de los grupos de guitarras, con la salvedad del aquelarre ruidista teñido de negro azabache de unos viejos conocidos como A Place To Bury Strangers.

El suyo fue un show bestial. El puente entre el pasado (Suicide, Bauhaus, My Bloody Valentine) y el presente musical. Una salvajada que puso el broche a una jornada para el recuerdo. Al primer tema ya estaban lanzando las guitarras literalmente por los aires. En medio, el trío se plantó en el centro de la plaza para interpretar varios temas mientras el público veneraba a sus brujas satánicas. Y al final, con los decibelios disparados al cielo de Andoain, cortaron el sonido de golpe a las 1:30 horas. ¿Ya?  ¿Así? ¿De verdad? Unos minutos después, APTBS recuperaron el sonido, engancharon sus instrumentos, remataron la faena y se despidieron con una cerrada ovación.

Puede que entre el sector más conservador se hayan echado de menos propuestas más clásicas de garaje y rock and roll. Andoain se ha ido reinventando en estos últimos años gracias al ojo clínico de la promotora Bloody Mary, que rastrea en el panorama del pop independiente internacional y, normalmente, suele dar en la diana. La localidad guipuzcoana se ha convertido, para entendernos, en una versión de bolsillo con lábel vasco del festival Canela Party de Fuengirola. En ambos casos, corre sangre fresca que contradice tajantemente a aquellos sectores que proclaman machaconamente que en el rock no hay relevo. Pues en el underground sí que lo hay. Siempre lo ha habido. Agudiza los oídos, abre los ojos y da la bienvenida. Así de simple.

Marte Lasarte (Foto: Jokin Fernández)

Fueron más de 12 horas de buena música repartidas el sábado 7 de junio en un total de nueve conciertos. Hubo una larga pausa para comer y también bailar, durante la divertida sesión de DJ de las componentes de Melenas, y se cerró pasada la una y media de la mañana. Fuimos saltando de sorpresa en sorpresa. La primera buena noticia llegó a primera hora: había más gente que nunca para el habitual aperitivo vasco que protagonizaron Lukiek, Gori Gori y Marte Lasarte. En términos cuantitativos, el festival nunca podrá competir con el año en que actuó el Drogas, que desbordó la localidad guipuzcoana. Pero no se trata de cantidad, claro, sino de calidad. La liga minoritaria pero excitante del rock alternativo juega con unas reglas distintas que suelen apelar a las emociones. Dos años después, por ejemplo, todavía colea el fastuoso show de los Black Lips. Tal vez el concierto más redondo y alucinante en la historia del certamen vasco. De manera oficiosa, se convirtió en el pistoletazo de salida de una nueva era en Andoain.

Dummy – Foto: J.A. Areta Goñi (Juxe)

Se esperaba mucho del cuarteto de los Ángeles Dummy, una de las figuras más prominentes del exquisito sello de Chicago Trouble In Mind Records, casa también de bandas como The Tubs, Mikal Cronin o las propias Melenas. A los rockeros de la vieja escuela les supo a simple indie pop, pero si te dejabas llevar, más bien arrastrar, te subías a bordo de un viaje onírico por parajes insospechados. Entre Stereloab, el shoegaze de Ride y armados de unas bonitas melodías, el grupo angelino tiene el don de llevarte por un viaje mágico en el que a la vuelta de cada esquina te depara un regalo. Las imágenes psicodélicas de las pantallas ayudaban a beberte a sorbos un cóctel de guitarras ensoñadoras y teclados etéreos. Y no hace falta que conozcas las canciones de memoria. No es de extrañar que uno de sus últimos singles se titule «Ethereal Security Guard». Fue el plan perfecto entre el modélico pero previsible rock de raigambre setentera de los portugueses The Black Wizards, y la descomunal traca final de APTBS.

EZEZEZ (Foto: Juan G. Andrés)

La tarde había empezado con mucho más fuelle de lo habitual. EZEZEZ es uno de los nuevos grupos de guitarras que están revolucionando el subsuelo vasco. Y se nota.  Normalmente, en Andoain suele costar abrir la lata del escenario principal: a las seis de la tarde, el público está todavía digiriendo el primer gin-tonic y calentando motores para lo que está por venir. No fue el caso esta vez. A esa hora ya se habían congregado cientos de personas para asistir a la actuación dirigida por un peculiar frontman de cara pintada, Unai Madariaga, tan carismático como único. Sobre las espaldas de la banda, una imagen gigantesca de la bandera de Palestina mostraba la solidaridad con la barbarie. Estrenaron guitarrista, que con mullet y falda escocesa parecía uno más de la troupe. Los temas del grupo bilbaíno son escurridizos y difícilmente etiquetables. Pero enganchan. El final fue especialmente eléctrico gracias a hits tan certeros como «Ezezez» y «Puntofinal». Geniales.

Es difícil que las integrantes de la banda emergente Amor Líquido caigan mal, y menos en Andoain. Mostraron una sinceridad que da gusto (“vamos a improvisar el setlist”), solventaron algunos problemas con naturalidad, dijeron que Madrid, su ciudad, se había convertido en un “asco” de sitio y criticaron los macrofestivales (aunque venían de tocar en uno, reconocieron). Su afilada lengua casa estupendamente con una ensalada pop-punk a medio camino entre Bikini Kill o sus paisanos Carolina Durante.

Holiday Ghosts – Foto: J.A. Areta Goñi (Juxe)

 

Por último, Holiday Ghost, otra cuadrilla de prometedores jóvenes músicos, fueron los que pusieron de acuerdo a todo el mundo. A cualquier aficionado al rock alternativo le deberían hacer tilín las inmediatas canciones con sabor a new wave del combo inglés. Una banda de guitarras pop tipo The Feelies, con una poderosa batería al mando del grupo mientras su líder, escorado en el escenario, se parece a tu tímido vecino del cuarto piso cantando, eso sí, joyas instantáneas como «Paranoia». Gran descubrimiento.

Texto: Jon Pagola

 

 

 

 

 

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